El palacio mental de Hannibal guardaba muchas cosas importantes para él. En una habitación grande y decorada con todo tipo de riquezas, resguardaba sus recuerdos de Mischa. Entre estos recuerdos, se encontraban detalles únicos que atesoraba con cariño. Desde su primera sonrisa, que había derretido el corazón de Hannibal, hasta su risa infantil, llena de inocencia y alegría. Incluso recordaba con claridad la primera palabra de Mischa, un pequeño logro que llenó de orgullo a la familia Lecter.
También recordaba el momento en que su madre la trajo del hospital y se la presentó. Su primer pensamiento al verla fue que era una criatura horrorosa. Los bebés recién nacidos a menudo no son conocidos por su belleza, y Mischa parecía encajar perfectamente en esa categoría. Su piel era demasiado rosada, apenas tenía unos pocos cabellos en su pequeña cabeza de rata y su rostro estaba arrugado la mayor parte del tiempo. En aquel tiempo, Hannibal no sentía un vínculo especial con su hermana y la rechazaba.
Sin embargo, con el paso de los meses, Mischa empezó a transformarse, y Hannibal comenzó a apreciarla. Ella lo seguía gateando a todas partes, balbuceando su nombre, y se convirtió en una niña linda, nada comparable a la criatura rosada y calva que había sido al nacer. Hannibal aprendió a amarla, a protegerla y a cuidarla con un amor fraternal que con el tiempo se volvió inquebrantable.
La habitación de Mischa en su palacio mental era un rincón preciado, aunque Hannibal rara vez la visitaba, pues los recuerdos de su hermana seguían siendo dolorosos y difíciles de enfrentar.
Dentro de su palacio mental, también había un espacio dedicado a sus conocimientos de medicina. Una biblioteca inmensa y espaciosa albergaba todo lo que había leído y aprendido a lo largo de su vida.
Ese lugar que solo existe en su mente había sido remodelado en los últimos años. Hannibal había construido un ala especial en su palacio, dedicada por completo a Will Graham. Este espacio era un reflejo detallado y completo de Will en todos los aspectos. Contenía recuerdos de Will, desde su aroma hasta sus expresiones. Había capturado cada matiz de su rostro, incluso la expresión que Will tenía cuando alcanzaba el orgasmo. Tenía guardado en su memoria el sabor de cada centímetro de la piel de Will, su rostro bañado en sangre, su olor a perro, y su aroma natural, que le resultaba tan delicioso y exquisito que le hacía agua la boca.
A veces, en su palacio mental, Hannibal se encontraba con una versión imaginaria de Will. Este Will imaginario era más abierto y expresivo que el real, y cada vez que lo veía, lo abrazaba y le decía que lo amaba. No amaba a ese Will más del que amaba al verdadero, pero anhelaba escuchar de los labios de Will una declaración de amor y esa era una forma triste de cumplir sus fantasías, de poder escuchar un “te amo” de Will.
Esa vez, al entrar en su palacio mental, Hannibal notó la ausencia de Will imaginario en su lugar habitual. Recorrió rápidamente todo el edificio de su mente, pero no había rastro de la presencia reconfortante de Will. La habitación que había construido especialmente para él estaba fría y oscura, desprovista del calor que solía emanar de sus recuerdos.
Hannibal salió de su palacio mental de inmediato, abriendo los ojos con lágrimas que no derramó. Estaba de rodillas en el suelo afuera de su casa. No supo cuánto tiempo había pasado, pero antes de sumergirse en su mundo interior, había visto a Will alejarse en su vehículo, llevándose a los perros con él, huyendo lejos y dejándolo atrás, solo. Will se había ido.
Hannibal se levantó del suelo, su pantalón sucio y sus rodillas doloridas por haber estado tanto tiempo en la misma posición. Regresó a la casa, sintiendo un arrebato de ira, una necesidad de destruirlo todo a su alrededor. Apretó los puños y la mandíbula, luchando contra la rabia que lo consumía. Finalmente, logró relajarse. No podía permitir que la ira lo dominara.
ESTÁS LEYENDO
Un nuevo comienzo
FanfictionEn vez de apuñalar a Will, Hannibal decide llevárselo con él a Italia incluso si Will no está de acuerdo. Will está indeciso acerca de esa desición.