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Aviso: en este capítulo se menciona la muerte de un niño. Se recomienda discreción.


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Hannibal dio una breve lamida al muslo interno de Will, aún cubierto por los pantalones, lo que provocó un estremecimiento en Will al comprender sus intenciones. La imagen de Hannibal arrodillado en el suelo, con las pupilas dilatadas y una creciente erección, lo excitaba de una manera que Will nunca antes hubiera pensado. 

—Tu... No sabía que estabas dispuesto a esto —musitó Will—. No pensé que fueras ese tipo de amante. 

—Solo me arrodillo por ti, Will. Nadie más es digno de ello —respondió Hannibal con un tono de voz lleno de deseo y posesión.

Aunque estaba nervioso, Will se reprendió a sí mismo. No era tímido ni tampoco estaba avergonzado. Pero estar ahí, con Hannibal, un hombre, a sus pies y a punto de hacerle una felación era completamente nuevo. Will nunca se había sentido atraído por los hombres antes, y las escasas ocasiones en las que había intentado explorar esta faceta de su sexualidad habían resultado incómodas y poco placenteras.

Estas nuevas experiencias con Hannibal eran agradables, pero Will no sabía hasta qué punto le gustaría estar con otro hombre.

—No sé si podré corresponder a lo que hagas —advirtio Will, dejando las explicaciones a un lado. 

—Will, no busco que correspondas todo lo que hago si no quieres. En este momento, estoy aquí solo para satisfacerte, no para imponer mis deseos —dijo mientras acariciaba las piernas de Will, sus dedos expertos transmitiendo calma y deseo al mismo tiempo

Hannibal besó a Will con una pasión desenfrenada, colocándose sobre él y haciéndolo descender lentamente hacia la cama. Sus labios dejaron un ardiente rastro de besos a lo largo del cuello de Will, mientras sus manos recorrían el torso de su amante con las palmas abiertas, buscando tocar cada centímetro de piel disponible.

Will no se quedó atrás y, con destreza, despojó a Hannibal de su suéter azul claro, deslizándolo por encima de su cabeza. Aunque había tenido la oportunidad de ver a Hannibal salir de la ducha con solo una toalla alrededor de la cintura en ocasiones anteriores, nunca antes había tenido la oportunidad de estudiar su cuerpo detenidamente. El pelo plateado en el pecho de Hannibal fue una sorpresa agradable que Will no pudo evitar admirar. 

Las manos de Will recorrieron el pecho de Hannibal, enredando sus dedos en los vellos que allí se encontraban. Un suspiro escapó de los labios de Hannibal mientras su boca se aferraba a la piel sensible del cuello de Will, succionándola con avidez. Will sabía que dejaría una marca, pero estaba demasiado absorto disfrutando del ardor del contacto con Hannibal como para preocuparse por ello.

Continuó explorando, encontrando uno de los pezones de Hannibal, que acarició con suavidad usando la yema de sus dedos. Hannibal respondió con un leve gemido, alentando a Will a seguir. Así lo hizo, y apretó su pezón suavemente mientras lo giraba con destreza. La respuesta de Hannibal no se hizo esperar. 

—Will  —jadeó Hannibal en su oído, atrapando el lóbulo de su oreja entre sus dientes.

Hannibal metió sus manos hábilmente debajo de la camisa de Will, alzándola para revelar su pecho. Sus besos y lamidas exploraron el territorio, recorriendo toda la extensión de piel posible con una devoción apasionada. 

Los labios de Hannibal trazaron círculos y líneas con su lengua en el pecho de Will, explorando y saboreando con avidez. Cuando llegó a uno de los pezones de Will, comenzó a jugar con él, rodeándolo con su lengua, antes de darle una generosa lamida y tomarlo entre sus labios, succionándolo antes de soltarlo y volver a tomarlo en su boca.

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