El evento social al que habían sido invitados unas semanas atrás resultó ser una elegante cena de gala, donde los invitados, al terminar, se trasladaron a un amplio salón para socializar y bailar.
Will prácticamente fue arrastrado a ese evento por Hannibal, quien aseguró que no podía presentarse sin su "esposo". Así que Will se vio obligado a bañarse, arreglarse y vestirse con uno de los muchos trajes que Hannibal le había dado. El traje le picaba y los zapatos le apretaban, añadiendo más molestias a una velada ya complicada. Deseaba estar en casa junto a Winston y Buster, en un ambiente más relajado y familiar.
Ahora, el antiguo agente especial se encontraba atrapado por la compañía de dos mujeres que coqueteaban descaradamente con él, prefiriendo ignorar la sortija de matrimonio falsa que lucía en su dedo.
Will podía leer sus intenciones como un libro abierto: una de ellas se sentía atraída por él, considerándolo guapo y atractivo; la otra, una mujer ya madura, buscaba aferrarse a cualquier hombre que pudiera atrapar para no quedarse sola, tenía la necesidad de usar sus encantos en un último esfuerzo por formar una familia. Por desgracia, Will había sido su objetivo esa noche.
Todo eso era culpa de Hannibal, quien había ido a hablar con unos colegas, dejando a Will a merced de aquellas mujeres molestas. A pesar de que intentó ignorarlas e irse, ellas eran reacias a dejarlo partir.
Lo único bueno del evento era la barra libre de alcohol. Will ansiaba poder liberarse de aquellas mujeres y correr a emborracharse para olvidar ese mal rato.
—Disculpen, señoritas —dijo Hannibal llegando a su rescate, con una sonrisa que parecía capaz de hipnotizar a cualquiera—. Lamento interrumpir su conversación, pero quiero pasar un rato con mi esposo.
Hannibal posó su mano en la espalda baja de Will, pero lo hizo más abajo de lo que era apropiado, rozando el inicio de la curva de su trasero. Will se sobresaltó, pero se obligó a no apartarse.
Era como si Hannibal disfrutara de provocar a las personas y se deleitara en demostrar que Will le pertenecía.
—Oh, no sabía que estabas casado —dijo una de las mujeres, sorprendida al darse cuenta de que su pareja era un hombre.
—No te preocupes, solo lo dije como cinco veces —replicó Will, tomando un sorbo de su vino.
Aunque a Will no le agradaba usar el término "esposo" para referirse a Hannibal, lo había dicho con la necesidad de librarse de esas mujeres.
Ambas mujeres bajaron la cabeza, sintiéndose avergonzadas. Hannibal les regaló una sonrisa de suficiencia antes de que ambas se retiraran.
—No me vuelvas a dejar solo, eso fue horrible —gruñó Will.
—Me complace escuchar que disfrutas mi compañía, querido Will —ronroneó Hannibal.
Will puso los ojos en blanco y se liberó del agarre de Hannibal, empujándolo antes de dar media vuelta para alejarse. Pero Hannibal logró tomarlo del brazo antes de que pudiera irse, atrayéndolo hacia sí y quedando pecho a pecho. Will se sintió atrapado, con una de sus manos sujeta por la de Hannibal, mientras que la otra mano del doctor se posó de nuevo en el inicio de la curva de su trasero.
—Si no lo conociera mejor, Dr. Lecter, pensaría que me esta manoseando —susurró Will en un tono bajo, lo suficiente para que solo Hannibal pudiera escucharlo.
Hannibal lo liberó de inmediato.
—Qué grosero de mi parte, no me di cuenta que mi mano estaba demasiado abajo —dijo Hannibal con fingida vergüenza.
Por un lado, Will deseaba que respetara su espacio personal, pero por otro, la cercanía física entre ambos despertaba sensaciones que prefería ignorar.
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Un nuevo comienzo
Fiksi PenggemarEn vez de apuñalar a Will, Hannibal decide llevárselo con él a Italia incluso si Will no está de acuerdo. Will está indeciso acerca de esa desición.