Siempre fuimos nosotros.

Capítulo 33.

Feliz noche buena y navidad a todos.🎄- Capítulo 1/3.🎁

Espero que puedan pasarla con sus seres queridos o refugiados entre libros, si lo prefieren.✨

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Maya.

Lo último que hubiera querido un día como hoy era estar en medio de un concierto al que asistirían fans que me odiaban. Los comentarios en los artículos digitales me lo habían confirmado. Pero, como madre al fin, antepuse las necesidades de mi hija a las mías. Por eso ella ahora estaba sonriendo mientras entrábamos al camerino.

―¡Estamos aquí, mami!, ¡estamos aquí! ―Le sonreí con fuerzas que solo lograba sacar para ella.

―Las esperaré aquí afuera, Maya.

―Gracias, Milo. ―Asintió al abrir la puerta.

Maddie me arrastró dentro y los tres chicos voltearon en nuestra dirección con una sonrisa enorme. Jaxon no estaba por aquí aún.

―Hola, chicos.

―Hola, Maya.

―¿Qué hay?

―¡Hola, mami Maya! ―Reí al escuchar a Ryle que me dio un abrazo fuerte.

―¡Holi! ―Saludó mi hija con entusiasmo al verlo tan cerca.

―Hola, renacuaja. ―Ryle despeinó su cabello y ella sonrió.

―¡Me gusta tu cabello desde siempre!, ¡es muy rojo y brillante! ―Señaló ella―. ¿Cómo estás?

―Primero, gracias. ―Sonrió―. Segundo, de maravilla, pero estaré mejor cuando alguien traiga mis galletas.

Maddie carcajeó al verlo cruzarse de brazos y hacer un puchero antes de que una chica del equipo trajera un paquete de galletas de vainilla.

―¿Quieres una?

―Sí, por favor. ―Sonrió.

―Hola, Maddie. ―Ese fue Nathaniel con tono tierno desde su silla.

―¡Hola, Nathaniel! ―Mi hija tartamudeo y me miró antes de señalar al hombre sentado a su lado―. ¡Marco!, ¡oh, mami es Marco!

El susodicho la miró con una sonrisa pequeña y se agachó a su altura para darle un breve abrazo que casi la hizo desmayarse. Gesticulé un agradecimiento para él antes de devolverle la atención a mi hija.

―Linda camiseta, cielo. ―Halagó Nick saliendo de lo que parecía ser el baño.

―¿La ves?, ¡dice «soy la mayor fan de Mask Off»!

―Que genial ―dijo la voz de Jaxon.

Volteé para encontrarlo observando a Madeline con una sonrisa radiante. La pequeña pelinegra salió corriendo en su dirección antes de saltar para que la atrapara en el aire. Mi corazón se derritió por la imagen y el resto de chicos sonrió antes de volver a lo suyo.

―Te extrañé mucho, angelito. ―Line lo miró frunciendo el ceño con diversión.

―Nos vimos ayer, papi.

―¡Hace demasiado tiempo! ―Jaxon la hizo reír y ella besó su mejilla―. Hola, Maya.

―Hola, Jaxon.

El aire se sentía tenso entre nosotros y lo detestaba. Parecía que nada de lo que habíamos compartido estas semanas había servido de algo, volvíamos a estar en el punto de partida y no tenía idea de cómo solucionarlo. Porque por mucho que lo deseara, no podía sentirme completamente cómoda a su lado al recordar que la última vez que habíamos estado juntos al día siguiente habían publicado un artículo calumniándome.