16. El viaje

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Mientras corría de un lado a otro en mi habitación, buscando desesperadamente mi pasaporte, grité:

—¡Elle! ¿Has visto mi pasaporte?

Desde el otro lado del departamento, escuché su respuesta clara y precisa:

—¡En el segundo cajón!

Sin perder un segundo, corrí hacia mi cómoda, abrí el segundo cajón y, efectivamente, ahí estaba. Solté un suspiro de alivio, lo agarré rápidamente y lo metí en mi bolso de mano junto con otros documentos importantes. Luego, me giré hacia mi maleta, verificando que no me faltara nada. Había estado empacando durante horas, asegurándome de llevar todo lo necesario para mi viaje a París.

—¡Listo, creo que ya tengo todo! —dije en voz alta, saliendo de mi habitación arrastrando mi maleta tras de mí.

Elle, que estaba en la sala, levantó la mirada de su teléfono y sonrió. Pero antes de que pudiera responderme, se levantó rápidamente y corrió hacia su habitación. Unos segundos después, regresó con un pequeño paquete envuelto en un papel brillante.

—Espera un segundo —dijo con una sonrisa en los labios—. Como no te veré en tu cumpleaños... ¡Feliz cumpleaños adelantado, Kate!

La sorpresa y la emoción se apoderaron de mí. Extendí los brazos para recibir el obsequio y abracé a Elle con fuerza.

—Gracias, Elle. ¡No tenías que hacerlo! —dije mientras sentía una mezcla de gratitud y alegría.

Antes de que pudiera decir algo más, escuchamos un golpe en la puerta. Me separé de Elle y fui a abrir. Al abrir la puerta, vi a Kendall, mi hermana, esperándome con una sonrisa radiante.

—¿Estás lista? —preguntó, sus ojos brillaban con entusiasmo.

—¡Hola, Kenny! Sí, estoy lista —respondí, emocionada por el viaje

—¡Hola, Elle! —saludó Kendall amablemente.

—Hola, Kendall —respondió Elle, sonriendo.

Kendall miró hacia el pasillo y luego de regreso a mí, indicando que era hora de irnos.

—La camioneta ya está esperando abajo —dijo—. Nos están esperando.

Con un último abrazo para Elle y una promesa de mantenernos en contacto durante mi viaje, tomé mi maleta y seguí a Kendall fuera del dormitorio. Al salir al campus, sentí una mezcla de nostalgia y emoción. París era uno de mis lugares favoritos en el mundo, y el hecho de que mis amigos estuvieran esperando allí lo hacía aún mejor.

Al llegar a la camioneta, Kendall abrió la puerta y anunció con una gran sonrisa:

—¡Llegó Katie!

Antes de que pudiera reaccionar, escuché las voces familiares de Gigi y Bella Hadid, que me saludaban desde el interior del vehículo.

—¡Kate! —gritaron al unísono, y de inmediato sentí una oleada de felicidad al verlas.

Subí a la camioneta con una sonrisa enorme, y fui recibida por abrazos de Gigi y Bella, quienes no podían ocultar su entusiasmo por el viaje que teníamos por delante.

—¡No puedo creer que finalmente estemos yendo a París juntas! —dijo Gigi, su entusiasmo era contagioso.

—Va a ser increíble —agregó Bella, su energía siempre intensa y positiva.

—Va a ser increíble —agregó Bella, su energía siempre intensa y positiva

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La última JennerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora