76. Multitareas

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Habían pasado varios meses desde que comenzó esta etapa agitada de mi vida, pero todo parecía estar encajando en su lugar. La competencia de gimnasia estaba cada vez más cerca, y la emoción mezclada con la presión comenzaba a sentirse en el aire. 

El blog, que había comenzado casi como un experimento, se había convertido en un éxito rotundo. La audiencia creció rápidamente, más allá de mis expectativas, y cada nuevo post recibía una avalancha de comentarios y reacciones. Sentía que realmente estaba conectando con la gente de una manera profunda y significativa.

La película en la que había estado trabajando durante meses también estaba llegando a su fin. Estábamos en la recta final del rodaje, y aunque estaba agotada, también estaba satisfecha con el trabajo realizado. No podía esperar a ver el producto final y compartirlo con el mundo. Y para poner la guinda en el pastel de este increíble capítulo de mi vida, había conseguido un lugar en la icónica pasarela de Victoria's Secret.

Por si fuera poco, mis hermanas estaban cada día más embarazadas, y la casa se había llenado de conversaciones sobre bebés, cunas y nombres. A pesar de la locura que era mi vida, me sentía increíblemente afortunada. Todo lo que había soñado y trabajado estaba comenzando a hacerse realidad, y no podía evitar sentir una profunda gratitud por todo lo que estaba sucediendo.

Mi relación con Timothée continuaba siendo un refugio perfecto. Cada encuentro era una burbuja de felicidad, donde el mundo exterior se desvanecía. Habíamos logrado mantener todo en secreto durante meses, lo que nos permitía disfrutar de cada momento sin la presión de los medios. Pero sabíamos que no sería así para siempre. Esa mañana, mientras estábamos acurrucados viendo la televisión, surgió inevitablemente la pregunta que ambos habíamos estado evitando.

—¿Cuándo haremos pública nuestra relación? —preguntó suavemente, su mirada fija en la pantalla pero su mente claramente en otro lugar.

Suspiré, acariciando su cabello mientras buscaba las palabras correctas.

—No lo sé, Timmy. La verdad, creo que las personas necesitan tiempo para adaptarse a los cambios en la vida de los demás, especialmente cuando se trata de alguien público como tú.

Él asintió, reflexionando en silencio.

—No quiero que se convierta en un circo mediático antes de que estemos preparados —dijo finalmente—, pero a veces me encantaría que el mundo supiera lo feliz que me haces.

Sonreí, sintiendo una oleada de ternura hacia él.

—Yo también lo quiero, pero tenemos que hacer esto a nuestro ritmo.

Él asintió de nuevo, y durante unos segundos nos quedamos en silencio, disfrutando de la paz de ese momento. Sin embargo, como siempre, el reloj avanzaba y me recordó que tenía una cita pendiente.

—Tengo que irme —murmuré, aunque lo último que quería era dejar ese cálido refugio.

—Elle te está esperando, ¿verdad? —preguntó Timothée, adivinando mis pensamientos.

Asentí mientras recogía mis cosas. Le di un beso rápido antes de salir, prometiendo verlo esa misma noche.

La cafetería donde quedé con Elle estaba tranquila, y el aroma a café recién hecho llenaba el aire. Cuando llegué, Elle me recibió con un abrazo cálido, y desde el primer momento, nuestras palabras fluyeron sin esfuerzo. Le conté sobre el progreso de la película, el éxito del blog y, por supuesto, mi relación con Timothée.

—Estamos siendo muy cuidadosos —le expliqué—. No queremos que nuestra relación se convierta en un espectáculo antes de estar listos.

Elle asintió, sus ojos reflejando comprensión.

La última JennerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora