63. Decepción

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—¿A dónde quieres ir ahora? —preguntó Timothée.

—No lo sé —dije, levantando los hombros.

—¿Qué te parece ir por helado?

—Me parece bien.

—Bien —dijo, tomando mi mano—, vamos por helado.

—¿A dónde vamos a ir? —le pregunté mientras me llevaba corriendo—. Ve despacio.

—No voy rápido, Izzy.

—Intenta correr con tacones y entonces verás.

Nos dirigimos a la puerta trasera del comedor de la universidad y Timothée sacó una llave con la que abrió.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —le pregunté cuando entramos.

—Venimos por helado.

—Pero está cerrado, esto debe ser ilegal.

—Es una forma muy negativa de verlo.

—¿Por qué tienes la llave del lugar?

—Conozco a gente importante.

—¿Qué pasará si nos descubren?

—Oye, tranquila —dijo para calmarme—. Ve alrededor. Por hoy todo es tuyo.

—Me agrada —dije, observando todo el lugar.

—Espera a ver la cocina.

—¡Wow, jamás vi la estación de cereales completamente llena! —dije emocionada—. Es que jamás llego temprano.

—No me sorprende.

—Nunca alcanzo mi preferido.

—Enloquece, Izzy.

—No, solo quiero helado.

—Puedes comer helado y cereal. Anda, toma tu cereal.Tomé un plato y me serví.

—El primer cereal del día es un momento histórico.

—Bien, próxima parada, helado.

—Vamos.

—Eres fácil de complacer —dijo antes de besarme—. Sígueme.

—Sí, señor.

Entramos a la cocina y me quedé asombrada con la cantidad de opciones que había para el helado. Timothée abrió una gran nevera y sacó varios envases de diferentes sabores.

—¿Cuál es tu favorito? —me preguntó.

—Chocolate, definitivamente.

—¡Buena elección! —dijo, sacando un envase de chocolate—. ¿Quieres algún topping?

Miré la gran variedad de toppings frente a mí: nueces, chispas de chocolate, fresas, caramelo...

—Quiero nueces y caramelo.

Timothée sonrió y empezó a preparar el helado para mí. Cuando terminó, me pasó el bol lleno de delicias.

—Aquí tienes, mademoiselle.

—Gracias, monsieur —dije, riendo.

Nos sentamos en una de las mesas del comedor y empezamos a disfrutar de nuestro helado, y por un momento, me olvidé de que estábamos técnicamente infringiendo algunas reglas.

—Gracias por esto.

—De nada, Ice. Me alegra que estés disfrutando.

Nos quedamos en silencio por un momento, saboreando el helado y la compañía mutua. Luego, Timothée rompió el silencio.

La última JennerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora