Capítulo 26

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Estaba sorprendido por la respuesta dada por el rubio claro, pregunto de nuevo:

—¿Qué perdiste?

Está vez los ojos oscuros del chico lo observaron con detenimiento. Takemichi se sintió un poco intimidado por esto, pero sostuvo su mirada. Pasados algunos minutos el más bajo se levantó de las escaleras y se marchó dejando al chico solo.

No podía decirle que estaba molesto porque la cadena que él le había regalado hacia algunos años se había roto durante la pelea. Sería una reacción infantil que dejaría entrever sus sentimientos verdaderos.

El fin de semana Takemichi se fue con sus amigos de la secundaria a las aguas terminales. Necesitaba darse un respiro después de lo ocurrido con Valhalla, si bien esa pandilla había sido fácilmente derrotada por ellos según su conocimiento de las líneas de tiempo esta ni siquiera tuvo porque haber aparecido. Cuando llegó al lugar se encontró con Mikey, quien era al que menos quería ver en ese momento. Se veía igual que siempre, con su semblante indiferente, pero era como si faltara algo. En eso cayó en cuenta que la cadenita que le había regalado años antes no colgaba en su pecho haciéndolo recordar su extraña conversación.

Al sentir el peso de la mirada sobre el Mikey giró la cabeza encontrándose con unos brillantes ojos azules. Un ligero rubor tiño el rostros de ambos al percatarse de que estaban desnudos. El primero en desviar la mirada fue Takemichi, quien se acercó dónde estaba Mikey junto con Draken para saludarlos. El verlo el rubio tatuado lo invitó a pasar el rato con ellos, pero el chico lo rechazó cortésmente indicándole que había venido con sus amigos. Al salir del sitio de aguas termales con sus amigos, ellos estaban conversando animados, pero él estaba callado pensando en lo ocurrido con Mikey. Estuvieron así hasta llegar a la casa de Takemichi.

Después de analizar la situación asumió que lo más prudente seria darle de nuevo un regalo a Mikey para que quedaran a juego. Su corazón dio un vuelco pensado en esta posibilidad. Habían sido amigos desde hace varios años y ahora se daba cuenta que él era una de las personas más importantes en su vida. A la mañana siguiente se levantó temprano para alistarse e irse a conseguir el artilugio. En el camino se encontró con Hina, quien lo acompañó a buscar aquel regalo. Mikey los vio juntos y supuso que estaban en medio de una cita. Un sentimiento doloroso se instauro en su pecho a partir de ese momento.

Por otro lado, Hina y Takemichi después de recorrer varias tiendas finalmente encontraron lo que el rubio teñido estaba buscando. Ella instituía para quien era el regalo, pero no hizo ningún comentario al respecto. Cada vez que Mikey y Takemichi estaban juntos el ambiente se sentía diferente, más cálido. Después de un par de horas más, se despidieron. Takemichi sacó su celular para enviar a un mensaje:

Yo

Mikey-kun, ¿podemos vernos?

Mikey-kun

Nos vemos en el santuario en media hora

El rubio claro sintió que era el momento de decirle acerca de sus sentimientos. Entendía que él tenía novia, sin embargo, este sentimiento lo estaba envenenando. Cuando Takemichi llegó estaba ya él en santuario intentando hallar las palabras correctas mirando a la nada siendo interrumpido por una voz:

—Hola, Mikey-kun

El chico se arrodilló frente a él. Los dos pares de ojos se miraron sin moverse ni un poco hasta que la mirada del rubio claro se desvió a los labios del otro. Quería besarlo. Dándose cuenta de sus deseos, carraspeo un poco intentando sonar tranquilo:

—Micchi, ¿para qué querías que nos viéramos con tanta urgencia?

Las mejillas del chico en cuestión se tiñeron de un leve rubor rosa mientras respondía:

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