Capítulo 31

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Chifuyu le escribió a Takemichi para que salieran por lo que quedó en salir con él esa tarde. Le alistó rápidamente para salir de la casa rumbo a la estación donde habían quedado de encontrarse. Fueron a ver una película que ambos estaban esperando, después de eso fueron a una librería dentro del centro comercial para finalizar su salida en un restaurante. Luego de que la comida estuvo en la mesa Chifuyu preguntó:

—¿Que pasa entre Mikey y tú?

Takemichi se puso rojo hasta las orejas después de escuchar la pregunta de Chifuyu, nervioso respondió:

—¿Por qué preguntas eso?

El chico de cabello bicolor rodó los ojos ante las palabras de su amigo. Desde la celebración en el santuario el ambiente entre ellos se sentía extraño. Mikey lucía mucho más animado y también era mucho más posesivo con Takemichi que antes. Dijo con obviedad:

—El comportamiento de ustedes en los últimos días ha sido diferente.

Después de decir esto le dio un gran mordisco a su hamburguesa. Takemichi no sabía que decir. Desde que era novio de Mikey se sentía en las nubes y no se percataba de la percepción del resto de las personas. Chifuyu agregó:

—Además sus miradas los delatan

El rubio teñido se relajó un poco luego de escuchar esto. Aún le parecía increíble que alguien como el líder de la ToMan se hubiera fijado en alguien tan insignificante como él. Soltó una pequeña risa:

—¿Cómo las que tú le das a Kazutora y Baji?

Era el turno del chico de sonrojarse por el comentario hecho por su amigo. Apenado este respondió con evasivas:

—Yo no los miro de esa forma—su tono se hizo más débil: —además dudo que se interesen en mí.

Escuchar su voz casi al borde de las lágrimas lo hizo sentir mal. Quería solo molestarlo un poco, sin embargo, él parecía haberse dado cuenta de sus sentimientos y prefería mantenerlos ocultos por vergüenza. Takemichi no sabía que decir después de esto porque no quería herirlo aún más. Se despidieron en la estación donde se habían encontrado más temprano yendo cada uno para su casa. En el trayecto de regreso Chifuyu pensó que al final no había sido necesario que él interviniera y una sonrisa asomó a sus labios por la felicidad de su amigo. Al llegar como se había hecho costumbre estaban esperándolo Baji y Kazutora. Sus ojos se encontraron con los del par de chicos quienes sonrieron. El corazón del chico se aceleró con ese simple gesto, pero disimuló bastante bien este hecho.

Después de entrar en la casa del rubio bicolor los chicos se acomodaron en el sofá para ponerse a jugar. Por su parte Chifuyu subió a si cuarto a cambiarse de ropa. En cuanto bajó con ropa más ligera Baji dijo sin dejar de mirar el televisor:

—Hoy no te vimos en toda la tarde ¿dónde estuviste?

El chico respondió mientras sacaba una lata de soda del refrigerador:

—Salí con Takemichi

El pelinegro se tensó un poco luego de escuchar esto. No tenían ninguna relación más que una amistad por lo que sabía que no debía reclamarle nada, sin embargo, después de perder contra Kazutora bufó:

—Últimamente sales mucho con ¿Acaso te gusta?

La vena en la frente del rubio palpitó al oír esto. Dejó de tomar su bebida para responderle:

—Es posible, aunque él ya tiene pareja

La rabia subió a la cabeza del pelinegro, que se levantó del sofá y se marchó de la casa sin explicación alguna. Kazutora dejó el control sobre la mesa de la sala y también se fue despidiéndose con la mano. Chifuyu estaba desconcertado por lo que acababa de pasar.

Al día siguiente varias de las chicas de su salón se arremolinaron a su alrededor a la hora de la salida invitándolo a salir. Ese día no quería estar en casa, luego de la discusión que había tenido con Baji el ambiente se sentía melancólico. Se había acostumbrado a pasar su tiempo con ellos y ahora estaba solo. Ante la insistencia de las chicas se fue con ellas hacia el karaoke. No esperaba que fueran bastantes agradables y que lograran que él se divirtiera mucho esa tarde. Había olvidado casi por completo el asunto de Baji hasta que volvió a casa.

Su madre no estaba, por lo que calentó la cena en el microondas y se fue a comer en su cuarto con Peke j. No entendía el comportamiento que había tenido el pelinegro después de que contestará a su pregunta. Había actuado como si estuviera celoso de Takemichi, pero eso no era posible.

Terminó de comer y se recostó en su cama, en eso el timbre sonó. En la puerta estaba el chico de mechas rubias. Su rostro estaba con algunos moretones y se veía decaído. En cuanto vio a Chifuyu se tiró hacia sus brazos. Su reacción un tanto infantil provocó una leve sonrisa en el rostro del chico rubio quien acaricio su cabello con suavidad. Al sentir su tacto este levantó la cabeza con sus ojos dorados fijos en él diciendo:

—No soy un niño

El rubio respondió con dulzura:

—No, no lo eres. Sin embargo, te ves muy tierno en este momento

Cayendo en cuenta de lo que había dicho agachó la cabeza para ocultar su sonrojo. El chico hablo de nuevo:

—¿Puedo quedarme está noche?

Chifuyu asintió dejando que este entrara a su casa, luego de esto le envió un mensaje a su madre explicándole la situación para que ella estuviera al tanto de esto. Sabía que no se opondría dado que era común que alguno de los dos chicos pasará en su casa algunas noches a la semana.

Kazutora y Chifuyu fueron a la habitación de este último. Cómo en su casa no había futones en ese momento ambos debían dormir en la cama, lo cual era algo habitual. El dueño del cuarto camino hasta su armario sacando algo de ropa para que el chico se cambiara. Él se cambió ahí mismo provocando nerviosismo en el chico rubio. Se acomodó en el fondo de la cama, por lo que Chifuyu apago la luz del cuarto y se recostó en el borde de esta. Kazutora susurró como si contara un secreto:

—Sé que te gusta Baji

Chifuyu se paralizó al escuchar esto. Su reacción sólo confirmó las sospechas que él tenía. Sus ojos dorados brillaban intensamente ante esa revelación, pero también sentía un dolor en el pecho. Pasados algunos minutos el rubio dijo:

—¿Soy tan evidente?

Con sinceridad el chico de ojos dorados respondió:

—No realmente

Un alivio indescriptible paso por el cuerpo de Chifuyu al oír esto. Kazutora se acercó aún más hacia donde él estaba y acaricio su mejilla:

—Tus ojos parecen brillar cada vez que lo ves. Son muy bonitos.

Agradeció que el cuarto estuviera oscuro así él no podía ver su rostro sonrojado por ese comentario. Se quedó dormido escuchando la suave respiración del chico a su lado.

Última oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora