Última oportunidad

Capítulo 21

Apenas se detuvieron en la casa de este. El corazón de Mikey latía ruidoso cuando el pelinegro se bajó de la parte trasera de moto y estuvo de pie unos segundos frente a él. Su voz era suave:

-Feliz cumpleaños, Mikey-kun-dándole un abrazo

Su cuerpo se congeló con ese pequeño contacto. Sentía como sus mejillas se calentaban. Era cálido y acogedor estar entre sus brazos, pero debía separarse de su agarre. Cuando el pelinegro por fin lo soltó estaba sonrojado. Un leve impulso creció dentro de si dándole un suave beso en la mejilla. Luego de ver la reacción confundida del chico y antes de que este preguntara el motivo de ese beso, Mikey simplemente huyo.

Su cabeza estaba hecha un desastre. Había cedido al impulso y había echado todo a perder. Ahora no sabía cómo enfrentaría al chico de ojos azules después de hacer algo tan atrevido. Sus manos temblaban en el manubrio de la motocicleta. Caminó hacia su cuarto y se recostó en su cama pensando sobre eso. Sin darse cuenta se quedó dormido.

Estaba tendido en su cama desnudo. El cuerpo desnudo de la persona que más anhelaba en ese momento estaba sentado sobre su pelvis. Mikey sentía como su miembro era apretado por el dulce interior de la persona sobre el con cada penetración. Las mejillas de ambos estaban sonrojadas y sus cuerpos cubiertos con una fina capa de sudor. Con cada embestida que daba el chico gemía su nombre. Aprovechó el momento para incorporarse apoyándose en la cabecera de la cama. Sus labios buscaron a tientas los del otro hasta encontrarlos deleitándose con su boca. Metió su lengua dentro de ella jugueteando mientras continuaba entrando en él. Unos minutos más tarde alcanzaron el clímax juntos.

En eso, el rubio despertó sintiendo que su parte inferior estaba húmeda. Había tenido su primer sueño erótico y había sido con el que hasta ese momento había considerado su amigo. Se sentía culpable por ello, pero curiosamente no se arrepentía. Evitó encontrarse con él durante algunas semanas, a pesar de que la pandilla se reunía con frecuencia. Takemichi notó este cambio y pensó que quizá era por el beso que le había dado en ese entonces. Quiso acercarse a él para decirle que no tenía por qué sentirse avergonzado, pero no estaba tan seguro de esto fuera así. Cada vez que recordaba ese roce ligero, sus mejillas se ruborizaba.

Había conseguido cambiar con éxito su futuro logrando ser uno de los miembros fundadores de la ToMan. Se sentía emocionado con esto. Anhelaba ver cómo era ese nuevo y brillante futuro después de esto, pero ya no le era posible volver. Los meses eran agitados para la pandilla porque estaba ganando reputación dentro de su distrito a gran velocidad. Varias pandillas se acercaron buscando derrotarlos, pero teniendo al rubio claro de su lado eso era algo imposible. En varios meses consiguieron alrededor de unas 100 personas.

Como se había hecho costumbre en este inmenso grupo pasaban los cumpleaños y las navidades juntos como si fueran familia. Ese diciembre era particularmente frio por lo que Mikey no deseaba levantarse de la cama, por lo que Takemichi sin pensarlo dos veces entró a buscarlo a su cuarto. Él rubio estaba recostado en su cama cubierto con una manta amarillenta y desgastada. Su rostro se veía tranquilo. Sintió un fuerte deseo de retirar un mechón de cabello que caía sobre sus ojos. Se arrodillo frente a él para mirarlo con más detalle. Sus manos se movieron solas haciendo que el chico se despertara alarmado. Takemichi se ruborizó por esto, se levantó del suelo y salió hacia la sala. El resto del grupo llego alrededor de una hora después.

El rubio se congeló cuando sintió como alguien tocaba su cabello y más porque el olor que provenía de esa persona le resultaba confortable. Cuando abrió los ojos y vio al chico pelinegro frente al él pensó que estaba soñando. Quiso estirar su mano para jalarlo a su lado y besarlo, pero cuando este se levantó del suelo se dio cuenta que en realidad el chico siempre estuvo ahí. Su mente se nubló imaginando que hubiera sucedido si sus impulsos de poseerlo hubieran ganado.