Comprendían la situación del otro tanto como la suya por lo que no había necesidad de más palabras entre ellos. Cuando Takemichi llegó a su casa, su madre estaba esperándolo como todos los días. No recordaba cómo había sido ella en la otra línea de tiempo, quizá porque nunca fue cercano a ella. Una sonrisa nostálgica se dibujó en su joven rostro. Esta vez intentaría que esa relación no se rompiera.
El tiempo pasó volando hasta llegar al cumpleaños de Takemichi. Esta era la oportunidad de Mikey de redimirse por lo que había pasado en el suyo. Llegó a su escuela para recogerlo y llevárselo a dar una vuelta mientras el resto organizaba la celebración. Pasaron la tarde comiendo un helado mientras el rubio le contaba como había dormido la mayor parte de la mañana siendo despertado por el hambre a la hora del almuerzo.
Takemichi estaba entretenido pasando el rato con él olvidando lo cabizbajo que había estado todo el día. En eso el chico se detuvo frente a él sonriendo. Tendió una pequeña cajita a Takemichi mientras decía:
-No puedo ser el único que lleve un collar de Taiyaki, así que este es el tuyo.
Al verla el chico se sorprendió porque pensó que era alguna clase de broma. Cuando abrió la caja se dio cuenta que era el mismo regalo que él le había dado a Mikey el año pasado, en eso el rubio habló:
-Ahora estaremos a juego
Tomó la cadena entre sus manos pidiéndole al pelinegro que se girara para colocársela. admiró su elección después de verla puesta en su cuello. Con sus manos juntas echo a correr de regreso a su casa llevando a Takemichi consigo. Apenas cruzaron el umbral los chicos gritaron:
-Feliz cumpleaños.
Todos sus amigos e incluso su madre estaban este lugar. Las lágrimas empezaron a fluir de sus ojos como mares. Mikey sobo el dorso de su mano con su pulgar diciendo:
-Espero que la sorpresa sea de tu agrado, Micchi
Su voz sonaba tan cálida que hizo cosquillas en su corazón. Cuando entraron algunos del grupo se dieron cuenta de algo curioso. El par de niños llevaba el mismo collar ridículo, pero a fuerzas negaban que se gustaban.
Ese agradable recuerdo apareció en su mente cuando pensó en Mikey.
-¡Que nostálgico! -Susurró para si mismo.
Varios años pasaron en un abrir y cerrar de ojos. En algún punto en el transcurso de estos la cálida manita que sostenía la suya desapareció. Mikey se hizo consciente a la fuerza de que no era usual que los amigos hicieran eso y dejó de agarrarla.
El grupo ahora estaba en la escuela secundaria. Estudiaban en diferentes lugares, pero esto no les impedía continuar reuniéndose como de costumbre en el dojo de los Sano. En ese tiempo Takemichi había conseguido tener cinta marrón al igual que los otros niños, a excepción por supuesto del prodigio, quien era el único con cinturón negro.
Una tarde mientras estaban reunidos en ese lugar Baji llegó con otro chico. Takemichi lo reconoció apenas lo vio. Era Kazutora. Verlos juntos le trajo de nuevo los sucesos del Halloween sangriento. Estaba temblando con el recuerdo mientras lloraba inconsolable sin emitir un solo sonido. Sus ojos estaban desorbitados. Al verlo en ese estado algunos de los chicos intentaron hacerlo salir del trance.
Baji por su parte estaba molesto con él por su reacción exagerada al ver a su amigo. Si bien sabía que el tipo era un llorón sentía que ahora solo quería llamar la atención. Molesto, caminó hacia el grupo dándole un puño al pelinegro, quien no se defendió. Cayó de rodillas después de eso. A causa del dolor que sentía en su mejilla salió de su estado de shock.
Mikey miró con rabia al chico de cabello largo que acababa de golpear a Takemichi, pero este se levantó del suelo avanzando hacia Baji y su amigo. Pensaba que este nuevamente lo iba a golpear, sin embargo, no fue así. Los característicos ojos brillantes del chico estaban oscuros y vacíos provocando una sensación de desolación a quien los observara. Con cara seria dijo:
-Soy Hanagaki Takemichi- extendiendo su mano hacia el desconocido.
Este miró el gesto, burlón respondió sin tomar la mano que le daban:
-Soy Kazutora Hanemiya
Takemichi, quien conocía un poco la personalidad del chico no se inmuto ante su desagradable gesto. Retiró la mano extendida y se giró dándole la espalda al chico. Este bufó:
-No entiendo cómo puedes ser amigo de Baji si a leguas se ve que eres débil.
La tensión en el ambiente era palpable.
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Última oportunidad
FanfictionSon un grupo variado: ♊ Los gemelos que salen con los riquillos de alta sociedad... 🐱 Los que hacen beso de tres cada vez que pueden... 🤦🏽♀️ Los que parecen matrimonio de 20 años viven a punta de indirectas, pero se adoran... 🍡 El que parece n...