Capítulo 39

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Kisaki estaba pensativo después de separarse de Takemichi. En eso apareció Hanma pasando su brazo por los hombros del más bajo. Este al sentir el peso de la otra persona se sobresaltó un poco, pero cuando vio de quién se trataba se relajó. El chico de ojos dorados dijo:

—Te asusté

Kisaki estaba acostumbrado a la actitud de Hanma por lo que no se tomó personal el tono burlón impreso en esas palabras. Respondió:

—No, solo estaba un poco distraído por algo que nos contó Takemichi hoy.

Esto no le hacía gracia al más alto. Sabía bien que ellos eran solo amigos, pero no se sentía cómodo con su cercanía. Dispuesto a deshacerse de la duda que lo embargaba dijo:

—¿Sobre qué?

Le explicó lo que había sucedido entre el pequeño llorón y su novio. Hanma entendía bien como se sentía Mikey respecto a Takemichi porque con el pasaba lo mismo cuando Kisaki salía sin él, pero no era algo que admitiría abiertamente. Después de escucharlo bufó:

—Tranquilízate, ese par se arreglará pronto. Se nota a leguas que están muy enamorados como para separarse.

En eso Kisaki contestó:

—No es que dude de su amor, sólo es que sé lo difícil que es estar en una situación así. Mis padres llevan esa dinámica y no quiero ver sufrir a mi amigo, lo sabes.

Hanma sabía a lo que se refería su novio. Alguna vez tuvo que ir a su casa a buscarlo y tuvo que presenciar una discusión entre los padres de este. Se notaba que hace mucho el amor y el respeto mutuo había desaparecido dejando a su paso un oscuro resentimiento. Este hecho le recordaba a su propia familia. Los dos caminaron hacia la casa de Kisaki en silencio con sus manos entrelazadas.

Después de haber obtenido el permiso de la madre de Takemichi, ellos se recostaron en la cama uno frente al otro. Ambos tenían el rostro rojo después de haber llorado, pero estaban sonriendo. Las palabras de Takemichi calaron profundamente en su alma haciéndolo sentir completo. Estaba más tranquilo ahora. Se acercó al chico de ojos azules dándole un pequeño beso en la punta de la nariz lo que hizo que él se riera por ese tierno gesto. Durmieron tomados de la mano hasta que el sol asomó por la ventana.

Los ojos oscuros de Mikey se abrieron de golpe pensando que todo lo ocurrido anoche había sido un sueño. Se tranquilizó luego de ver qué a su lado yacía Takemichi aún dormido. Observó como los cabellos rubios de este estaban esparcidos por la almohada sin ningún cuidado. Levantó su mano para acariciar su mejilla provocando que el otro se despertara. Ver esos ojos tan azules como el cielo le encantaba. Se aproximó lo suficiente para besar sus labios. Takemichi se sonrojó al sentir la calidez del otro. Sentía como su corazón se aceleraba con el más ligero toque que Mikey le daba. Solucionado el malentendido entre ellos el semblante animado de Takemichi volvió. Estaba feliz de estar junto a él. En eso recordó que se había prometido a sí mismo ayudar a Hinata con Yuzuha. Con una sonrisa radiante preguntó al chico junto a él:

—Mikey-kun, ¿Tienes el número de la hermana de Hakkai?

Mikey se quedó pensativo unos minutos, pero decidió confiar en su novio. Rebuscó en su bolsillo hasta encontrar su celular Takemichi se ubicó de tal forma que también podía ver su pantalla mientras buscaba el número dándose cuenta de que no lo tenía. En eso el rubio claro exclamó:

—No lo tengo Micchi, pero si quieres puedo conseguirlo.

El rostro de Takemichi se iluminó ante su propuesta dándole un pequeño beso en la mejilla. Luego de eso susurró:

—Hinata será muy feliz con ese dato. Gracias, Mikey-kun.

Esa información que acababa de soltar de manera desprevenida cambiaba todo. Mikey estaba sorprendido al enterarse que el nuevo interés amoroso de la chica de cabello castaño era la hermana de Hakkai. Una sonrisa genuina se dibujó en sus labios luego de eso. Estaban tan cerca de Takemichi que sin pensarlo lo besó para después decirle:

—Te amo, Takemichi.

Las mejillas del chico se encendieron al oír esto. Su respuesta no se hizo esperar:

—Yo también te amo Mikey-kun

Algunas horas después la pareja tuvo que separarse. Mikey había quedado en salir con Baji por lo que tuvo que irse de la casa del rubio teñido. Takemichi por su parte había quedado con Chifuyu para ir a comprar algunos mangas. Se dieron un beso y prometieron verse de nuevo otro día.

Los dos rubios se encontraron dentro de la libraría cercana a uno de los centros comerciales en Shibuya. Takemichi conocía bien este lugar dado que habían venido varias veces aquí desde que se habían hecho amigos. Recorrieron varias veces los pasillos mientras conversaban de temas azar, en eso Chifuyu miró a su amigo diciendo con algo de tristeza:

—Sabes, me gustaría tener una relación como la que tienes con Mikey.

Takemichi estaba sorprendido por el comentario, pero entendía la posición en la que estaba el chico respecto a Baji y Kazutora. Vista desde afuera su relación con su novio era el ideal. Asimilando lo dicho por este respondió:

—¿Aun Baji y Kazutora no te hablan?

Chifuyu esquivo la mirada del chico. Esta reacción de su parte le daba a entender que las cosas entre esos tres estaban peor que antes. No sabía qué hacer para levantar los ánimos de su amigo. Solo le quedaba escucharlo atentamente mientras se desahogaba. El chico de cabello bicolor seleccionó varios mangas de cada una de las estanterías por las que habían pasado para después caminar hacia la caja a pagarlos. Ya en la salida de esta Takemichi soltó una verdad abrumadora:

—Por mucho que quieras evitar los conflictos los problemas no se solucionaran solos.

Chifuyu estaba consciente de que lo que decía su amigo era cierto, aun así, quiso refutar:

—Pero ninguno de los dos me contesta

En eso Takemichi con un gesto serio añadió:

—Estas esperando que pase algo mágicamente. Pero sabes por mucho que quieras eso no sucederá si dejas que todo siga igual sin intervenir de ninguna manera solo se volverá peor y el afectado principal serás tú. Te sugiero como tu amigo que aclares las cosas de una vez por todas.

Chifuyu no sabíaporque su compañero sonaba tan maduro en ese momento, sin embargo, le tomó lapalabra. Se despidió de él apresurándose a ir a la casa se Baji.

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