Capítulo 27

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Después de conocerlos sabía que vendría uno de los últimos enfrentamientos que tendría la ToMan. Este chico era hermano del miembro más temido de la décima generación de los Black Dragon, Taiju Shiba. Hakkai era un chico bastante agradable según lo recordaba. Takemichi se había dado cuenta que este y Mitsuya eran muy cercanos. Luego de que terminaran de jugar, Hakkai los invitó a su casa, pero ellos declinaron la oferta. Era consciente de que independientemente de este hecho la batalla se llevaría a cabo. ToMan ahora era una de las pandillas con más poder en la actualidad, por lo que siempre venían a enfrentarlos.

Mientras iban de camino a casa Hinata le dijo a Takemichi con algo de vergüenza en su rostro:

—¿Qué opinas de la hermana de Hakkai?

El rubio teñido la había conocido durante otra línea de tiempo. Sabía que era una chica valiente y entregada a su hermano menor. Con una sonrisa en el rostro respondió:

—Creo que ustedes se llevarían muy bien.

Siendo animada por su ahora amigo, decidió entablar una amistad con aquella chica que recién había conocido.
Pasaron los meses llegando a la víspera de Navidad donde Black Dragon hizo por fin un movimiento. Mientras Takemichi y sus amigos paseaban por el centro comercial fueron atacados. Si bien el rubio teñido era hábil en las peleas eran demasiados oponentes. El grupo había declarado abiertamente la guerra a ToMan.
Mikey estaba descolocado cuando vio a Takemichi entrar cojeando a la reunión de ese día. Después de preguntarle varias veces al respecto, logró que le dijera quien había sido. Los ojos del chico eran como pozos sin fondo después de escuchar la respuesta. Aquella estúpida pandilla se había metido con una de las personas más importantes para él. Su voz imponente resonó en el santuario:

—Black dragón nos ha declarado la guerra. Vamos a enfrentarnos a ellos en la noche de navidad.

Hakkai estaba ansioso por esto. Le tenía miedo a su hermano mayor, sin embargo, esta vez el grupo se había pasado de la raya al herir a Takemichi. En los meses que había estado junto a ellos se había percatado de que el líder de la ToMan estaba interesado en ese chico, pero no eran pareja. Conocía bien ese sentimiento dado que a él le gustaba Mitsuya. Por el temor que le provocaba su hermano y también por el posible rechazo de esto nunca se ha animado a decirle esto.

Takemichi estaba un tanto inseguro al respecto de esto. La línea de tiempo que el conocía había cambiado tanto que ya no sabía que podría ocurrir en el futuro cercano. Finalizada la reunión Mikey se ofreció a llevarlo, lo cual lo sorprendió un poco. No había desde hace varios meses por lo que ahora el ambiente se sentía poco natural entre ellos. El rubio teñido se subió a la motocicleta de este y se fueron rumbo a su casa.

Cuando llegaron a la puerta, Mikey se bajó para ayudar a bajar a Takemichi agarrando su cintura para sostenerlo entre sus brazos. Tenerlo tan cerca hizo estragos en su mente y más por el hecho de que este coloco sus brazos alrededor de su cuello. Sentir su aliento tan cerca era como una tortura. El poco control que le quedaba en ese momento se fue al piso cuando este rozo sus labios con los suyos. Estaba sorprendido por esto, pero quería probarlo. Subió una de sus manos hacia su cabello, acariciándolo, profundizando así el contacto. Se fundieron en un beso profundo separándose pasados algunos minutos. Estaban completamente rojos, pero ninguno se arrepentía de lo que acababan de hacer.

Takemichi entró a su casa sonriendo por lo que había sucedido con Mikey. En su corazón sabía que tenía que confesarle sus sentimientos en algún momento. Subió cojeando las escaleras a su cuarto para recostarse en la cama. Esa noche tuvo un sueño intranquilo. En este Manjiro estaba herido. Su voz sonaba distante y melancólica.

¿Por qué viniste aquí? —susurró el hombre en su regazo.
Sus ojos oscuros se cubrieron de lágrimas hasta que se deslizaron por sus pálidas mejillas. Su voz sonaba nasal por el llanto:
—Cuando vi lo feliz que eras con ella decidí que lo mejor era rendirme contigo. Ver esos hermosos ojos azules brillar por alguien que no era yo, era demasiado doloroso. Supe que lo mejor que podía hacer era sacrificarme para que todos ustedes estuvieran bien, pero todo fue en vano. Soy tan inútil que no pude salvarlos...
Su voz se quebró sumiéndolos en el silencio. Takemichi no podía comprender lo que Mikey decía. El cuerpo de este estaba perdiendo su calor rápidamente mientras escuchaba los gritos de Takemichi, quien le suplicaba que se quedará a su lado. Sus labios soltaron la frase que siempre quiso decir:
—Te amo—cerró los ojos sucumbiendo a la oscura muerte

Se despertó de un salto. Ahora entendía que no perseguía a Hinata en cada viaje en el tiempo sino a Mikey.

Por el lado de los Kawata las cosas no pintaban mejor. Varios meses habían pasado desde que Souya había conocido a Rindau. Había pedido su número solo por fastidiar un poco a Nahoya, sin embargo, él consideraba que el chico era agradable considerando lo poco que habían hablado esa vez. No sabía cómo entablar una conversación, de los dos él era el más introvertido y tampoco era como si pudiera pedirle consejo a su hermano mayor por lo que dejó el asunto así.

Ese día habían decidido ir de compras a Shibuya junto con Smiley. La idea no le entusiasmaba, pero era lo que podía hacer para animar a su hermano después de ser rechazado por la persona que le gustaba. Sabía bien que Nahoya estaría bien en un par de meses, porque no era la primera vez que esto sucedía, aun así haría lo que fuese para ayudarlo a sentirse mejor. Entraron a una cafetería luego de comprar varias cosas y pidieron algunos postres. Los dos hermanos amaban las cosas dulces. Mientras charlaban animadamente fueron interrumpidos:

—Hola Souya

El dueño de esa voz no era otro que Rindau, quien como era de esperarse estaba acompañado de su hermano. Al verlo decidió invitarlos a sentarse con ellos a pesar de las negativas de Nahoya. Rindau se sentó junto al chico de cabello azul mientras que Ran estaba junto al de cabello naranja. La situación entre los dos mayores era tensa, sin embargo, los menores empezaron a platicar entre ellos, ignorándolos.

Observando el comportamiento de su hermano era evidente para Ran que estaba interesado en ese chico, aunque no sabía por qué. A su parecer no tenía gracia alguna, pero no era su asunto. Giró su cabeza para echar un vistazo al muchacho a su lado diciendo en voz baja:

—Vamos por un helado

Sin esperar respuesta de este lo arrastró fuera de la cafetería dejando solos a los dos menores. Nahoya estaba furioso por esto. Había dejado a su hermano solo con alguien a quien él no conocía por el capricho del imbécil que lo estaba arrastrando. Ran por su parte le divertía ver cómo el chico intentaba zafarse de sus manos. Cuando llegaron a la heladería finalmente lo soltó diciendo:

—Escoge el que gustes

Con un grito respondió:

—Vete a la mierda

El mayor de los Haitani encontraba entretenido molestar al chico de cabellos naranja. Se acercó hasta quedar lo suficientemente cerca para que el otro pudiera sentir su aliento. Susurró:

—No deberías provocarme, cariño

Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo por la cercanía de este, quien aprovechó para robarle un pequeño beso. Al sentir el calor en sus labios se ruborizo. Levantó su mano dándole un golpe en la mejilla al sujeto frente a él y regresando hecho una furia a la cafetería a buscar a su hermano. Viendo el estado agitado en el que había regresado su hermano supo que había peleado con el otro por lo que se puso de pie disculpándose con Rindau por tener que irse tan pronto y atajando a su hermano antes de que llegara a la mesa. Apenas vio que los dos chicos se fueron le marco a su hermano:

—¿Qué mierda le hiciste al chico de cabellos naranja?

Al otro lado de la línea su hermano rio:

—Le di un beso—Omitió la parte donde este lo había golpeado porque eso solo arruinaría su reputación.

Los dos hermanos se encontraron en el estacionamiento donde habían dejado sus motocicletas. Cuando Rindau vio que Ran tenía una de sus mejillas roja e hinchada soltó una risa estridente comprendiendo mejor lo que había ocurrido entre esos dos. Ese incidente sería el inicio del camino que tendrían por delante los dos pares de hermanos.

Smiley estaba que se lo llevaba el diablo de regreso a casa mientras que angry no entendía que era lo que había sucedido. Su hermano no había entrado en detalles, pero él lo conocía bien por lo que supuso que el otro chico habría salido con algún comentario que lo hizo estallar. Cuando intentó preguntarle al respecto este dijo:

—Mejor piensa en la batalla que se avecina en vez de en ese idiota de cabellos rubios.

El rostro del menor se ruborizo después de escuchar esto. No pensaba en Rindau como un posible interés romántico, sino como un amigo. Intentó aclararle esto a su hermano, pero este añadió:

—No puedo prohibirte que te enamores. Sólo escoge mejor a tus pretendientes
Con esa frase había zanjado sus explicaciones.

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