Giovani estaba trabajando en algo.
Sonreí y me quedé observándolo en el umbral de la puerta del centro de mando de los Leone.
Sabía que sus hermanos estaban en medio de algo importante y él los estaba guiando a través del comunicador, manteniendo sus ojos abiertos y actuando sobre otra serie de pantallas con códigos e imágenes que me eran incomprensibles. Sus dedos se mantenían ágiles y sus ojos centrados, quedándose en el mundo en el que estaba en ese momento, sin otra percepción de la realidad que esa.
Giovani todavía usaba el traje gris oscuro con el que había cenado conmigo, pero el saco estaba en el respaldo de la silla y su camisa tenía al menos unos cuántos botones desabrochados mostrando parte de su pecho de donde colgaba un collar sencillo de cuerda negra y un dije negro con aspecto de diente filoso que brillaba ligeramente a la oscuridad.
Se veía serio y tal vez un poco preocupado de que la vida de sus hermanos dependiera de la información que él era capaz de proporcionarles y de las puertas que pudiera abrir para ellos.
Había notado que había un ambiente extraño durante la cena y tanto Alessa como Bianca, quienes eran las esposas de los hermanos mayores de Giovani estaban furiosas sin querer hablar con ellos.
Debería de estar tan furiosa como ellas porque también me había mantenido en la ignorancia de lo que sea que estaban haciendo ahora, pero no sabía porque no podía enojarme con Giovani Leone en esta ocasión.
Era muy complicado para mi enojarme con él.
¿Tal vez me diría después? ¿No debería de tener más carácter y confrontarlo? Pero no era que no tuviera el valor, solo era que pensaba escucharlo primero y en realidad las cosas nunca funcionaban así entre nosotros.
Me acerqué con paso tranquilo, lentamente y sin hacer ruido hasta sentarme a su lado. Observando con mayor claridad lo que parecían ser planos de algún lugar y dos puntos en movimiento a través de las líneas trazadas en las pantallas que supuse serían los hermanos Leone.
No abrí los labios y esperé mientras ellos terminaron, tardándose al menos dos horas más hasta que le comunicaron a Giovani que ya estaban en el avión camino a casa y entonces noté a mi esposo quitarse los auriculares para guardarlos cuidadosamente antes de girarse hacía mí.
- ¿Podemos hablar ahora? - Le pregunté.
- Si.- Él asintió, dándome toda su atención.
- ¿Qué fue lo que nos ocultaron? - Le pregunté.
- Hace unas semanas la bratva se apropió de uno de nuestros barcos por medio de piratería. Mis hermanos trataron de negociar con ellos y advertirles de no meterse con nuestra mercancía, pero se atrevieron a tratar de meterse con nuestra familia.- Señaló el mapa que ahora tenía varios puntos rojos sobre el mapa por el que los hermanos se habían desplazado.- Ahora la bratva tendrá que buscar a un nuevo líder que conozca los límites que no debe de cruzar.
- Me imagino que sí tuvo que ver con Bianca, Massimo se lo tomó muy personal.- Indagué y Gio asintió tomando un mechón de mi cabello y examinándolo en la oscuridad. Abrí mis labios después de dejar que el silencio se asentara por un momento y traté el tema por el que había venido.- ¿Y por qué ocultarlo de nosotras?
- Massimo no quería molestar o preocupar a su esposa porque haría el asunto personalmente y Luciano no le dijo a su esposa porque le diría a la de mi hermano.- Respondió con sinceridad.
- ¿Y yo?- Cuestioné curiosa.
- No quería que decidieras entre nuestro matrimonio y ellas.- Giovani acomodó el mechón de mi cabello detrás de mi oreja.- La ignorancia a veces es necesaria para evitar la desgracia, ragazza.
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Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)
RomanceEl jeque Haidar Assim Ahmad era un mujeriego de cabeza a los pies, eso era algo que Jaela sabía con certeza desde que inició el trabajo de su guardaespaldas para pagar todas sus deudas ocasionadas por ella misma, después de haberse sumido en un prof...