Capítulo 9: Contrato de amante.

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Le notifiqué a Ibraím y a Alfa sobre la orden del jeque a la mañana siguiente de mi guardia con Assim y esta fue tomada con rapidez modificando mi horario para que a partir de ese momento tomara la última guardia que iniciaba a partir de las doce de la noche y terminaba a las ocho de la mañana. Después de ello me fui a mi habitación para dejar mis cosas preparadas para la noche y me acosté por un momento en mi cama leyendo una novela en mi teléfono celular antes de que este sonara con una llamada entrante de Nestore.

- ¿Novedades? – Preguntó en cuanto respondí.

- Tengo cáncer.- Dije la más importante.- Al parecer es leucemia. No sé cuánto tiempo me quede, pero creo que sería bueno que apresuráramos los resultados porque no pienso someterme a ningún tratamiento.

- ¿Qué? – Nestore preguntó, totalmente fuera de línea.

- Tengo cáncer.- Repetí.

- No digas estupideces.- Me cortó.- ¿Quién te dijo?

- El mayor Cho.- Respondí.- Me notificó frente a su majestad.

- ¿Su majestad? – La voz de Nestore de pronto se volvió irónica.- ¿Y qué tipo de cáncer es?

- Leucemia.- Repetí.- Del tipo agudo, creo.

Escuché una risa del otro lado.

- ¿Nes? – Cuestioné cada vez más confusa.- ¿Hay algún problema?

- Mmm... problema.- Su voz sonaba distorsionada por la risa.- No, Jaela.- Controló su respiración antes de continuar.- Iré en unos días y te haré yo mismo unas pruebas que llevaré al laboratorio de Italia, solo para asegurarnos, ¿Qué te parece?

- Ahh... sí.- Respondí. Confiaba en Nestore y si él quería confirmarlo para creerlo le dejaría hacerlo. Sabía que él era muy escéptico y con ello en mente, decidí pasar a otro tema.- ¿Qué hay de la información que obtuvimos? ¿Había algo importante?

- Había planos de una bodega secreta en el territorio de Qetlar, junto con algunos laboratorios clandestinos que estoy en camino de revisar en el mismo país. Te diré lo que encuentre cuándo nos veamos.

- Vale.- Accedí.- Cuídate.

- Igual tú.- Nestore dijo y luego hizo una pequeña pausa antes de escuchar un corto suspiro del otro lado de la línea.- Ten cuidado con el jeque, Jaela.

- Sabes que sí...- Murmuré antes de colgar.- Nos vemos pronto, Nes.

- Mmm...- Dijo antes de colgar.

Mi humor se mejoró de inmediato después de escuchar la tranquila voz del Italiano y continué con mi actividad libre hasta que se acercó la hora del servicio. Me levanté y me puse el uniforme antes de peinarme, sin dejar ni un solo cabello fuera de lugar.

Pasé por una última prueba mirándome al espejo y después de comprobar que todo estaba como debería de estar salí de mi habitación con el fusil a mi espalda, mi nueve milímetros en la pierna derecha y en la contraria al menos tres cuchillos por si necesitaba llevar una pelea cuerpo a cuerpo.

Salí y entré a la cocina para verlos a todos reunidos en el comedor con diferentes dulces en el centro de la mesa.

- Omega, toma unos cuantos para pasar la noche. Los hizo la esposa de Alfa para nosotros.- Dijo Charlie.

- Gracias, entonces.- Le dije a Alfa con una sonrisa tomando los deliciosos dulces que su esposa hacía en casa.- ¿Cómo están los niños? – Cuestioné llevándome uno a la boca y casi saltando del placer.

- Cada día más ruidosos.- Alfa sonrió.

- Creeme que en ese momento crees que es la peor etapa y luego llega a la adolescencia.- Dijo Charlie.- Entonces te arrepientes de tenerlos.

Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora