Capítulo 21: Como si fuera mi lugar seguro.

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Cuando llegó la invitación a la gala a la que quería asistir el jeque me dijo que iría junto con él la noche anterior y que me prepararía con antelación por lo que mi horario sería diferente a los días anteriores.

Desde que me desperté fui preparada desde el tratamiento de la piel, rostro y cuidados varios para dejar mi cuerpo como si de verdad fuera una muñeca que mostrar al mundo, pero en vez de sentirme molesta, me gustó mucho.

Fue extraño volver a ser mimada de esa manera y fácil acostumbrarme de nuevo hasta llegar a la selección de vestidos que pasarían a última instancia hacía el jeque y él daría el veredicto final.

Me gustó mucho uno color champaña, pero al final elegí uno negro que me parecía más apropiado para ese tipo de veladas y al final no fue ninguno de los dos, si no uno azul al que no había visto dos veces, pero no mencioné ningún desacuerdo si al final no estaba particularmente interesada por hacer un alboroto de un vestido.

Lo acepté y ellos terminaron de peinarme y vestirme para la gala, logrando que al final del día estuviera lista esperando a Assim en la limusina que nos llevaría al lugar.

Observé mi maquillaje en el espejo y sonreí satisfecha al ver la belleza de mi rostro que se acentuaba con lo que había hecho a mi estilo. El vestido también me había gustado mucho, una vez me lo puse siendo este de vista simple al principio, pero una vez puesto era sumamente elegante y bonito. Usaba unos tacones plateados que se sujetaban a mis piernas con la figura de delgadas serpientes. Mis uñas eran sencillas en el color del vestido y arregladas de manera significativa con discretas piedras de decoración, pero el único detalle fue que nadie me puso joyería más que gemas azules en el cabello.

Me había hecho la pregunta a mi misma, pero no la exterioricé.

La puerta del vehículo se abrió y el jeque se deslizó dentro en un traje negro de etiqueta con accesorios en plata y azul, extramente del mismo color que mi vestido. Él me ordenó en silencio que me acercara y eso hice, subiéndome a su regazo de manera obediente.

Él me besó sujetando mi cabeza y yo llevé mis manos a sus hombros, dejándome llevar por el sabor a tabaco de su lengua y disfrutándolo de una manera culposa. El jeque se separó después de un par de asaltos con su lengua, dejándome recuperar el aliento.

- ¿Me extrañaste? - Preguntó y asentí una vez un poco ansiosa, pero sin saber porqué.

- Eso es bueno.- Tomó mi barbilla y depositó un suave beso en mi frente, luego en mi nariz y mis labios.- Tengo algo para ti.

- ¿Qué es? - Cuestioné con curiosidad y el jeque sacó una caja de su saco para ponerla en mis manos. La abrí notando que había un hermoso collar que estaba compuesto de una hilera de diamantes que permitía que lágrimas de cristales preciosos en azul pendieran de ellos, logrando un hermoso resultado con pendientes a juego.

Solté el aire que retenía lentamente y pasé mi mano por el collar notando la frialdad de los mismos. Levanté la mirada cuando él habló.

- Son tuyos ahora.- Él levantó los pendientes y me los puso mirándome a los ojos. Repetí el proceso con el collar, abrochándolo con maestría y luego colocando su gran mano por encima, tocando mi piel.- Si quieres más, solo tienes que pedirlo.

- Gracias.- Sonreí con sinceridad y me acerqué a él para rozar nuestros labios.- Gracias.- Susurré antes de besarlo. Pretendía que fuera algo rápido como agradecimiento, pero él tomó el control del beso, llevando su lengua dentro de mi boca. Nubló mi cabeza y me dejé llevar como ya acostumbraba con él.

El jeque deslizó sus manos por la abertura en la pierna de mi vestido y rozó su piel con la mía, provocando mi excitación creciente hasta llegar a mis bragas. Las hizo a un lado y presionó mi clítoris, jugando con el hasta que estaba húmeda y lista para él, pero no seguimos el paso acostumbrado.

Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora