Capítulo 42: Mi señor.

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Está vez no drogué a Assim... Nestore lo hizo y burló al equipo de seguridad de élite de Assim para sacarme del país en un avión que pertenecía a los Leone.

En mi defensa, salí con mi propio equipo que si bien no estaba de acuerdo, su otra opción era quedarse a ver que les decía el jeque. Así que todos vinieron y estaban en distintos puntos de la residencia para asegurar el perímetro.

Nestore desarrolló su plan y me hizo salir de tal manera que lo hizo ver como si fuera un paseo en el parque, aunque yo estaba segura de que no era así y se quedó en Thurkalij para que cuando él despertara, le diera mi ubicación para no meterse en problemas. Y es que mi plan no era escapar, solo quería ir a un lugar al que no tendría permiso de ir si no lo hacía por la ley de mis ovarios.

Desde que dejé el país hasta este momento ya habían pasado casi veinticuatro horas, el tiempo total que le pedí a Nestore que me diera para solucionar mis asuntos antes de que Assim apareciera.

Miré hacía abajo, hacía la arena en la que se movían los dedos de mis pies formando pequeñas montañas sobre mis dedos y desvaneciéndose cuando encajaba mis dedos y los levantaba para traerme los pequeños granos de la playa por mi piel.

En mi visión también entraban mis manos, sosteniendo la pequeña caja abierta de color plata con un decorado liso, por dentro terciopelo rojo y sobre el un par de anillos a juego.

El de Giovanni y el mío. Uno encima del otro.

Levanté la mirada hacía el atardecer con el color anaranjado por sobre el horizonte del mar y el azul que se veía más morado por encima cerca de la caída total de la noche. Me arrodillé sobre la arena, viendo las pequeñas ondas de agua acercarse con calma y luego retroceder.

El sonido era muy relajante y había una paz que se respiraba en este lugar que me recordaba mis mejores momentos con Giovanni.

Aquí había comenzado nuestra relación, aquí fue cuando conseguí que él se rindiera a sus sentimientos por mí y sería correcto que aquí fuera donde me despidiera de los míos por él.

Era difícil, muy difícil y me costó llegar a este momento, a comprender que debía dejarlo ir para ser feliz con la vida que tenía ahora.

No podía seguir lamentándome de mi realidad, no podía seguir llorando y hacerlo toda la vida viviendo a medias para mis hijas, no sería justo tampoco para Assim.

Aún así yo había amado a Giovanni Carswell como una loca, lo había adorado, le había obedecido sin dudarlo y funcionamos. Nuestra relación siempre tuvo ese entendimiento que no podría reemplazar con nada y eso había sido muy especial.

Tomé aire y comencé a hablar sin saber si me escucharía de donde quiera que estuviera.

- Sé que no te gustan los atardeceres, porque significa el final y son tristes...- Me mordí el labio y parpadeé con lágrimas en los ojos.- Y si, son muy tristes, Gio.- Una gota de agua cayó en los anillos y continué con tristeza.- Pero tú mismo dijiste que debía seguir adelante, así que aquí estoy.- Se me rompió la voz.- Obedeciéndote por última vez.- Cerré la caja y la apreté entre mis manos, tomando valentía para continuar. Una parte de mi se seguía resistiendo a dejarlo ir, pero debía de hacerlo. Era lo mejor.

- No sé si seré más feliz con Assim, pero lo pienso intentar, porque tenías razón... Me he enamorado de él.- Puse la cajita hasta el fondo del hoyo que había cavado entre la arena y me limpié las lágrimas con mi mano.

- Gracias por todo, por enseñarme a amar, por malcriarme en todos los aspectos, por darme todo de ti y por guiarme.- En este punto ya no controlaba mis lágrimas que seguían cayendo sin control y por el desastre que estaba hecha ya.-Gracias, Gio. Gracias por amarme.- Respiré entrecortadamente, mi cuerpo sacudiéndose por el llanto y levanté la cabeza hacía el cielo, dónde comenzaban a verse las estrellas. Siempre tendría un lugar especial en mis recuerdos y en mi corazón, porque fui muy afortunada de tenerlo, porque en ese tiempo fui muy feliz. Fui con mucho orgullo Jaela Leone solo porque era él.

Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora