Despertar de nuevo fue como sacudir mi cabeza de una extraña neblina y todo se precipitó de nuevo a mi. El dolor, la emoción, ansiedad y tristeza... pero también, junto con todo ello me alegré de estar viva.
Afortunadamente estaba sola cuando pasó y pude abrir los ojos con calma, lastimarme con la luz y mirar el techo con profundidad.
Era blanco, liso y las lámparas cambiaban por completo del estilo del resto del palacio. Mi boca se sintió seca, mis labios partidos cuando saqué mi lengua para humedecerlos en un intento bastante pobre porque no logré nada.
Tenía una mascarilla en el rostro que pegaba con el puente de mi nariz y me hacía ver el material plastificado en verde a través de mis pestañas si miraba hacía abajo. Inhalé sintiendo dolor en el pecho y exhalé pensando en que no necesitaba pellizcarme para saber qué había vuelto a la realidad.
Pensé en lo que acababa de pasar como en un sueño, un muy hermoso momento nacido de mi imaginación en mis momentos finales. Eso era lo que marcaba mi lógica y comprendí que la teoría de ver mi vida pasar frente a mis ojos simplemente no sucedió. Y qué alegría, porque revivir el pasado solo me haría sentir peor ahora.
No había ningún sonido más que el borboteador del oxígeno, pero eso no significaba que no estuviera conectada a nada porque podía ver al levantar mi brazo que había una vía en mi antebrazo y múltiples punciones con hematomas por el resto del lugar, al levantar mi otra extremidad superior las condiciones eran las mismas.
No me parecía correcto pensar que fue por incompetencia del personal médico, si no que mientras estuve inconsciente algo se había puesto complicado y que tal vez, también habían transcurrido ya varios días.
Me dolía el abdomen, por donde imaginé estaría mi herida quirúrgica y el resto de mi cuerpo no estaba en las mejores condiciones, pero estaba despierta.
Parpadeé de nuevo y pensé en mi vida hasta este punto.
Nací, crecí, perdí a mi madre físicamente y después a mi padre emocionalmente, me enamoré y fui correspondida, me casé y viví feliz hasta que él murió, después me perdí, me encontré de nuevo con la venganza como único propósito, pero en el camino apareció Assim Ahmad.
Fuerte, ideático, guapo, un puto grano en el trasero como jefe, alto, temperamental y muy muy controlador, así como dominante, pero... pero también era considerado, detallista, inteligente y protector.
A veces se le pasaba la mano, pero sus intenciones eran buenas.
¿Esa era yo justificándolo? Sonreí debajo de la mascarilla de oxígeno.
Escuché que la puerta de la habitación se abría y giré mi cabeza, mi mirada se encontró con la de mi padre y ambos nos quedamos quietos hasta que lo vi caminar hasta donde yo estaba y tomar mi mano. Me llevé la otra a la mascarilla y la levanté.
- No, déjala.- Mi padre dijo, bajándola de nuevo.
Por la posición de la cama estaba semi erguida, como a cuarenta y cinco grados por el respaldo, por lo que podía considerarme al menos medio incorporada. Lo miré aferrarse a mi mano con preocupación.
- Los médicos dijeron que tu corazón se paró por cuatro minutos.- Él habló atropelladamente, sus manos se aferraron a las mías con fuerza como si tocarme le convenciera de que estaba viva.- Eres mi única hija, lo único que amo a más que nada en el mundo y casi te pierdo.- Negó con la cabeza.- Lo siento, siento no haberte apoyado y siento mucho no haber sido lo que necesitabas, pero te amo, Jae. Te amo tanto...- Su voz se quebró y yo solo podía verlo con una gran sorpresa porque tenía demasiados años sin verlo tener sentimientos, sobre todo para mí y aunque debería de estar resentida, no lo hacía. Mi corazón se ablandó de inmediato al ver sus ojos rojos y las oscuras bolsas debajo de ellos, al verlo más delgado y con una barba descuidada sobre su rostro.
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Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)
RomanceEl jeque Haidar Assim Ahmad era un mujeriego de cabeza a los pies, eso era algo que Jaela sabía con certeza desde que inició el trabajo de su guardaespaldas para pagar todas sus deudas ocasionadas por ella misma, después de haberse sumido en un prof...