Especial: Severos problemas.

911 44 1
                                    

Milenka Ahmad

Esta noche Aren no llegó, se quedó en Londres después de una reunión que terminó especialmente tarde y se disculpó conmigo por no llegar ni vernos lo suficiente, pero entendía que ahora en la posición que estaba tenía mucho trabajo entre manos y presión, aunque ahora todo era más estable después de algunos meses y con su padre recuperándose poco a poco del virus la situación del país era estable.

Mientras tanto, descubrí el asunto que había estado teniendo Erik entre sus manos y eso era estar a la cabeza de la investigación de los hombres que atacaron a sus padres y rastrearlos. Además, presentar un informe cuando su padre despertara.

Sin fallas.

Era lo que estaba revisando, precisamente.

Levanté la mirada del texto iluminado por la pantalla de la tablet y ladeé la cabeza con la tira estilo palito de dulce japonés que Erik insistió en probar, pero el sabor no me terminaba de convencer.

- ¿Y? ¿Qué opinas? - Erik cuestionó cuando mordí el dulce y tomé el otro extremo para verlo.

- Son quince cuartillas.- Lo miré con diversión.- ¿Tienes un problema con la palabra "resumen"?

- Me gustan los detalles.- Erik dijo, llevándose una mano al cuello.- Y a mi padre también.

- Ya veo.- Murmuré para mí y luego me centré en él, mordiendo el resto del dulce.- Evitando las partes en las que procediste de manera ilegal y rompiste al menos unas cuantas leyes del código militar de Dimark, así como otras tantas de derechos humanos es un buen reporte, pero aquí.- Señalé.- ¿Este párrafo es necesario? .- Era la parte en la que se tortura a varios individuos y luego los desaparecía del mapa.- Siento que deberías de mantener tus acciones por fuera del manual encubiertas con partes que parezcan legales. Si algún día esto sale a la luz, habría muchas maneras de tergiversarlas a tu favor.

- Pero eso iría en contra de las órdenes inmediatas del rey.- Erik negó.- No puedo mentir.

- No estás mintiendo, no estrictamente.- Negué.

Me sentía en la necesidad de enseñarle a Erik que no todo era blanco o negro y menos entre lo militar, la monarquía y la sociedad. La infinidad de tonos grises daban un marco de oportunidades para caer o levantarse según las decisiones que uno tomaba y yo, que había sobrevivido en un medio complicado, quería que Erik tuviera las palabras que yo tuve que aprender por mí misma, cometiendo errores y sometiéndome a tratos injustos.

Si Erik tenía que asumir el lado oscuro de la monarquía... quería protegerlo.

No sabía por qué y no pensaba planteármelo, solo quería hacerlo. También sabía que eventualmente él tendría que asumir sus propias batallas y no tendría a nadie en quién apoyarse entre sus secretos.

- Escucha.- Apagué la tablet.- Las órdenes nunca son lo que originalmente parecen y eso lo sabes, ¿No?

- Si.- Él respondió doblando sus piernas y recargando sus muñecas sobre sus rodillas. Está vez había tomado un baño y estaba usando unos pantalones blancos y una camisa verde que resaltaba sus ojos, incluso entre la oscuridad del pasillo.

- Incluso en una orden absoluta de no o si hay una enorme laguna de posibilidades que dependen de factores externos y del mando por encima de ti.- Apreté mis labios.- A lo que quiero llegar, es que no tienes que hacerle absoluto caso a tus superiores, incluso si hablamos del comandante supremo que sería el rey, tu padre. Puedes elegir esconder información si tu consideras que no tiene relevancia y puedes elegir tus propias palabras en los documentos que estén firmados a tu nombre. Por que al final, es tu responsabilidad Erik Ostergaard.- Lo miré.- Nadie más que tu puede provocarse una caída estrepitosa hasta el suelo.- Sonreí después y le di un toque en el hombro con otro dulce.- Además, ¿Sabes qué es lo mejor de la filosofía de un sistema rígido?

Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora