Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)

Capítulo 37: Los hermanos Ahmad.

Después de elegir los nombres de nuestras hijas, nuestra relación se volvió un poco menos tensa.

Decidí responder a sus preguntas con monosílabos y él parecía bien con eso, lo suficiente como para recompensarme y ver a los gemelos Diavolo.

Estábamos, justo ahora, en la terraza, disfrutando de unos pastelillos de calabaza y dulce. Yo tenía un té a mi disposición y ambos disfrutaban del café, uno al lado del otro. Eran como ver dos gotas de agua, sobre todo por que estaban vestidos de negro de la cabeza a los pies después de haber llegado de una de sus muy particulares misiones, uno de los tratos, debo añadir, que hicieron con Edward después de haber sido capturados.

Dante parecía satisfecho al ver que había recuperado algo de peso y color, por eso pareció relajarse significativamente en este lugar. Alvize, en cambio, estaba observando todo a su alrededor como si armara un plan de escape en su cabeza. El mayor era lo suficientemente realista como para llegar a la conclusión de solo ver el lugar de lo imposible que era que yo escapara de este lugar.

La conversación había sido superflua hasta que el menor de los gemelos habló sobre el estado de Dimark.

- ... y después el príncipe declaró el matrimonio públicamente, como era de esperarse, eso llevó a que las aguas se volvieran tan turbias y calientes que casi se desborda toda la población del escándalo.

- ¿Y cuál es la opinión pública? - Pregunté, preocupándome de inmediato por el suceso. Un amorío entre la princesa Ahmad de veintidós años y el príncipe Aren de apenas dieciocho en plena crisis obviamente sacaría muchas ideas conspirativas.

- ¿La mayoría? La princesa está siendo mundialmente conocida como una arpía que embauca niños, abundan apodos como abusadora, manipuladora y otros nada agradables.- Dante mencionó levantando su taza, pero sin tomar.

- Asaltacunas, bruja, loca, buscadora de colágeno...- Alvize inclinó su cabeza.- Por mencionar algunos.- Bajó la voz.- Su reputación está arruinada y es una lástima porque apenas comenzaba a recuperar su nombre después del escándalo de su primer matrimonio.

- ¿Su primer matrimonio? - Inquirí curiosa. Alvize siempre terminaba enterándose de todo sin importar el lugar, pero me sorprendió lo avanzado de su investigación con solo unas horas en el lugar.

- Si, eso también está saliendo a la luz.- Alvize se inclinó hacía mí, evitando que mi personal de seguridad le escuchara.- Sus padres la casaron cuando cumplió con la mayoría de edad con un hombre que le llevaba como veinte años y después de que Assim Ahmad diera un golpe de estado, ese hombre murió de la nada y muchos pobladores de Dimark también la están llamando la viuda negra y la acusan de querer asesinar al príncipe después de que se casaran.

- Eso suena ridículo.- Respondí negando. No conocía a la princesa precisamente, pero la había visto trabajar y no era del tipo que se aprovechaba de nadie, ni de sus subordinados. No podía pensar en ella como una villana y el día que llegó a palacio pude ver por la ventana como era que Assim la había sacado completamente inconsciente del automóvil para llevarla a su habitación y desde entonces no había salido.

- ¿Y Dimark no ha expresado ningún comunicado? ¿O ha refrenado los rumores? - Pregunté. Generalmente con ese tipo de escándalos habría algún tipo de censura por parte de la familia real, pero me decepcioné cuando Dante habló.

- No, están dejando que la reputación de la princesa se hunda sin piedad.- Respondió.- Klaus Ostergaard que acaba de arribar al país parece dejar en claro que la familia real está de acuerdo con la opinión pública. Él príncipe heredero no sale en público y el resto también se mantiene bajo el radar.- Bajó la taza.- Independientemente de cómo sucedió todo, ya tiene dieciocho años y en las fotos que se filtraron, era él quién parecía tener la iniciativa.