Capítulo 16: Solo distraerme.

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Las estrellas por encima de nosotros iluminaban tenuemente la noche junto con la luna llena que mostraba su mejor cara al momento. Había velas con su pequeño fuego bailando ante la suavidad del aire que corría y el ambiente era cómodo y tranquilo durante la cena.

Giovani me había invitado a la ópera y después me trajo a este lugar que tenía unas vistas impresionantes desde las alturas en un lugar separado y exclusivo del lugar que nos daba una completa sensación de privacidad. Todo daba un aire de romance y él se veía muy guapo con su traje de etiqueta de color negro con adornos de plata a juego que le hacían ver oscuro y demasiado arrollador.

Atraía las miradas femeninas como la miel a las abejas, pero él solo me daba su atención, aunque hoy parecía distraído y mucho más silencioso de lo normal. Sabía que pasaba algo y se estaba preparando para decirmelo.

Estiré mi mano por encima de la mesa y tomé la suya llamando su atención. Sonreí hacía él y entonces le pregunté.

- ¿Todo está bien? - Una parte de mi lo asociaba con los nervios de la boda, ya que faltaban solo pocos días, pero otra me decía que podía ser algo más y Gio lo confirmó después de apretar mi mano antes de alejarla y sacar de su saco un sobre.

- Tengo que decirte algo, antes de que nos casemos.- Confesó con una expresión complicada.

- ¿Y qué es? - Pregunté entre curiosa y asustada, pero él no respondió y en cambio puso el sobre en mis manos, animándome a leerlo.

Lo hice sin entender muy bien de qué se trataba hasta que me pasé a la explicación médica en el informe que decía que el diagnóstico final era azoospermia.

Había escuchado a Nestore parlotear sobre ello, así que reconocí la palabra y mis dedos apretaron la hoja con más fuerza de lo normal. Levanté la mirada y miré a Giovani solo para escucharlo confirmar lo que ya había visto.

- Soy estéril, ragazza.- Dijo con la voz algo atropellada.- Cuando mi hermano estaba en el tema insistió en que todos nosotros no hiciéramos estudios solo por su propia curiosidad y entonces...- Guardó silencio.- Lo descubrió.- Parpadeé sin poder responder y él continuó.- Lo siento por no habértelo dicho antes, pero quería tomarme un tiempo para pensar en ello, yo... Lo siento.- Se siguió disculpando.- Sé que quieres una familia, pero yo no puedo dartela. Entenderé si quieres terminar con todo esto.- Había angustia en su voz.- De nuevo, lo siento, Jaela.

Me puse de pie y lo miré con los ojos acuosos. Giovani me regresó la mirada con duda y algo de tristeza como si pensara que estaba a punto de darme la vuelta e irme, pero no lo haría. Nunca lo haría.

Rodeé la mesa y caminé hasta él, moví la mesa para alejarla de su silla y me puse en medio, arrodillándome ante él y abrazándolo por la cintura.

- ¿Cómo te sientes? - Pregunté con la voz temblorosa, podía ver lo mucho que todavía le afectaba la noticia y él tembló entre mis brazos. Escondí mi rostro en su regazo y acaricié mi mejilla contra la ropa de su pantalón, limpiando parte de las lágrimas que comenzaron a caer.

- No me siento como un hombre, Jae.- Dijo con voz alterada, colocando una mano en mi cabello.- No puedo darte algo que es tan natural y eso me hace sentir frustrado e impotente.- Se rió con amargura.- En más de un sentido.

Negué y levanté la cabeza para ver a Giovani a los ojos. Los suyos también brillaban inusualmente, pero lo que más me mató fue que se disculpara tantas veces conmigo por algo que no podía controlar.

Giovani era todo lo que estaba bien en el mundo y yo era muy afortunada por haberme ganado su corazón, por estar tan cerca de convertirme en su esposa.

Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora