Necesitaba escapar.
Después de que me quedara "dormida" mientras Assim se hacía cargo de mi cabello y mi cuerpo para que descansara me llegó la realización, por que sabía que una vez en su país y en su palacio no habría manera de huir.
Me convertiría en lo que él quería que fuera y poco a poco olvidaría que tenía garras porque Assim Ahmad se encargaría de cortármelas antes de que se me ocurriera pensar en usarlas. Exactamente como a un gato casero que lo único que sabía hacer era acicalarse y estar tumbado mientras engordaba...
Hice una mueca.
La parte de engordarme ya la había hecho muy bien.
No era estúpida.
Hice mis cuentas y para estar embarazada exactamente de tres meses estaba contando desde el día que inició nuestra relación, donde seguramente me mintieron diciéndome que el medicamento que tomaba todos los días eran anticonceptivos cuando era ácido fólico y vitaminas, precisamente para el embarazo.
Lo descubrí con una simple frase de la ginecóloga.
"Sus dos futuros príncipes o princesas están en excelentes condiciones. Hizo muy bien en tomar sus vitaminas durante el primer trimestre".
Rechiné mis dientes en silencio recordando eso y la otra cosa fue cuando mencioné el cáncer.
"¿Qué cáncer?"
Solo necesité esas dos pequeñas partes de información y todo hizo clic en mi cabeza.
El cáncer.
La nueva propuesta de ser su amante.
La cláusula.
Las putas vitaminas.
Todo había sido un plan en el que caí como una tonta. Obedeciéndolo y siendo tan estúpidamente complaciente, creyendo que así podría pasar fácilmente por estos tres meses hasta que el contrato terminara, pero él fue mucho más rastrero que yo.
No planeaba dejarme ir después de tres meses, pero yo tampoco planeaba quedarme quieta esperando que me pusiera una correa y pasármela contenta por ello.
Tenía la mente clara, pero estaba tan enojada que apenas podía moverme, porque si lo hacía no me detendría hasta ahorcarlo con mis propias manos.
Mi respiración cambió por la inquietud de mis pensamientos y me moví hacía él como si acabara de despertar. Parpadeé perezosamente, enfocándolo con ropa militar, afeitado y recostado en el sillón, mirándome con sus penetrantes ojos oscuros.
Por un momento me pregunté si nuestros hijos tendrían sus ojos y luego me enojé de nuevo al recordar porque estaba embarazada.
Por su culpa y capricho.
Solo por eso.
Sonreí y estiré mi mano hacía él, mirándolo con falsa calidez y añoranza. Assim tomó mi mano y la besó, justo en el anillo de "matrimonio". Se veía demasiado bien con la camisa arremangada a los codos y sin corbata con unos cuantos botones abiertos.
- No puedo dormir.- Me quejé con la voz todavía ronca. Apenas comenzando a recuperarla.- No si no duermes conmigo.
Ni judas se atrevería a tanta mentira.
- ¿Tienes malos sueños? - Assim preguntó acariciando mi cabello y dejando su mano en mi mejilla. Me incliné hacía él y besé su mano sin despegar la mirada de él y asentí, haciendo un pequeño puchero con mis labios.
- Tengo miedo.- Dije.- No puedo dejar de pensar en el embarazo. Pensé que los anticonceptivos harían su trabajo...- Y aquí, mi Óscar, hijo de puta.- Lo siento. Esto no era parte del plan.
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Misión: Proteger al mujeriego. Contratiempos: Enamorarse. (III libro)
RomanceEl jeque Haidar Assim Ahmad era un mujeriego de cabeza a los pies, eso era algo que Jaela sabía con certeza desde que inició el trabajo de su guardaespaldas para pagar todas sus deudas ocasionadas por ella misma, después de haberse sumido en un prof...