9. EL HOGAR

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Alice se despertó con el sonido de los pájaros piando y el olor de panqueques recién hechos. Se estiró entre las sábanas y se sentó en medio de la cama de matrimonio, mientras esbozaba una liviana sonrisa al rememorar dónde estaba.

La noche anterior hicieron las reparticiones de las habitaciones, que eran un poco diferentes desde la última vez que estuvo en la cabaña, y se organizaron lo mejor que pudieron, pues no había camas para todos. Bueno, sí que había, pero las circunstancias podían ser incómodas.

Archie y Jughead se quedaron en el dormitorio del pelinegro, Betty tomó la pequeña cama de la habitación de invitados, JB y Vera durmieron en sus respectivos cuartos como siempre y solamente quedó libre la habitación que pertenecía a FP.

Alice apenas tuvo tiempo de proponer o protestar antes de que FP le ofreciera su dormitorio y se quedara en el sofá para dormir.

Entendía que el puesto y la actitud regia de FP le impulsaba a tomar estas decisiones, pero a ella no le hubiera importado compartir la cama con él por muy mal que se pudiera ver desde fuera.

Alice suspiró y se levantó, sin pensar mucho más en ello, mientras agarraba una de las mantas que tenía en la cama. Por mucho sol que hiciera fuera, estaban en las cumbres y, por las mañanas, refrescaba.

Sus pies descalzos tocaron la madera helada y se estremeció ante el contacto, pero se envolvió en la manta y se paseó por la habitación camino al ventanal. El dormitorio de FP era el único que no había cambiado ni un ápice. Los mismos tonos verdosos y negros, los mismos posters de ACDC y los Rolling Stone, las mismas medallas y trofeos... FP fue atlético y talentoso desde niño y sólo había aumentado sus logros desde entonces.

Alice apartó ligeramente la cortina y se asomó, reprimiendo el impulso de salir.

Una de sus partes favoritas de la habitación era la gran ventana que poseía pues, cuándo eran jóvenes, FP y ella solían salir por ahí al tejado para ver las estrellas nocturnas.

Alice se apoyó contra el cristal por unos segundos, disfrutando de la hermosa vista del pinar que se extendía más allá del campo de flores. Este lugar se sentía como un alivio y siempre lo consideró un hogar seguro.

Sus ojos se apartaron del horizonte para posarse sobre FP, que estaba practicando técnicas de lucha en el patio trasero, mientras Hot Dog lo miraba tumbado en el suelo.

Alice estudió sus perfectos e impecables movimientos, admirando su compostura y preguntándose cuánto tiempo llevaría despierto.

FP se había vuelto tan fuerte y tan duro, que le costaba ver al joven del que se había enamorado. Sin embargo, cada vez que sus cálidos ojos marrones la miraban, le mostraban que seguía ahí dentro y la daban esperanzas.

Alice se retiró con rapidez al percibir que FP iba a mirar hacía la ventana y se apresuró a bajar las escaleras.

Apretó más la manta a su alrededor y se adentró en la cocina.

Buenos días, Vera- saludó Alice al ver a la mujer mayor dejar una ronda de panqueques encima de la mesa.

Buenos días, querida. ¿Cómo dormiste?- preguntó Vera con una sonrisa, mientras colocaba la cafetera en la encimera y sacaba los cereales.

Mejor que nunca. ¿Necesitas ayuda con el desayuno?- respondió Alice moviéndose por la cocina cómodamente.

No te preocupes, acabo de terminar con todo, pero ¿sabes si Archie y Betty toman algo especial? No sabía sus gustos e hice lo de siempre, así que no sé si les gustará- comentó Vera con la generosidad y familiaridad que la caracterizaba.

Dones y TalentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora