22. LA CONVERSACIÓN

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Betty se sentó en el banco de piedra, que había en el jardín trasero, y miró al cielo mientras intentaba no llorar.

Entiendo que, por tu huida dramática, no tomaste bien las últimas noticias- comentó la voz de Jughead de repente.

Betty desvió la mirada hacia su amigo y bufó molesta.

Juggy, ahora no estoy de humor- soltó.

Jughead no hizo caso a sus palabras y se acercó lentamente, estremeciéndose ante el aire gélido que había alrededor de ella.

Betty le observó tomar asiento a su lado y ambos se quedaron en silencio por unos minutos. Jughead se veía tan tranquilo... No entendía cómo podía estar así después de todo lo que había pasado.

¿Cómo lo haces?- preguntó.

Jughead la miró con confusión. Quería dejarla su tiempo para calmarse antes de empezar a hablar con ella. Sabía que Betty era impulsiva y presionarla no sería buena idea, pero no se esperaba que ella fuera la que iniciara la conversación.

¿Cómo estás tan tranquilo? ¿Cómo puedes estar de acuerdo con este cambio? ¿Cómo puedes ver a nuestros padres acercarse y no sentir repulsión?- aclaró Betty, que estaba nerviosa al verlo tan conforme con la situación que se les avecinaba.

Desde que mi abuela nos contó la historia de nuestros padres, ya me estaba haciendo a la idea de que podían acabar juntos. No sé si te has dado cuenta, pero en todo momento han manifestado sus sentimientos sin ser ni siquiera conscientes de lo obvios que eran, así que era cuestión de tiempo que se dieran una oportunidad. Lo único que me sorprendió fue Charles, pero no me voy a quejar de tener un hermano que cocina bien y parece buen tipo- contó Jughead encogiéndose de hombros.

Lo de Charles es lo de menos. No me molesta tener un hermano, me molesta que sea de... Sé que es tu padre, Jughead, pero yo ya tengo un padre, una familia estructurada y firme, no me cabe en la cabeza la posibilidad de perderlo todo. No sé en qué está pensando mi madre- explicó Betty con una mezcla de tristeza y enfado.

Ese es el tema, Betts. Por primera vez, tu madre no está pensando, está dejándose llevar. Al igual que mi padre, dejaron de lado lo que sentían para agradar a los demás y no veo nada de malo en que quieran ser felices por una vez. ¿No quieres ver a tu madre feliz?- contestó Jughead.

¡Claro que sí! Pero mi madre ya era feliz. Vale que discutía con mi padre en varias ocasiones, pero le gusta su trabajo, le gusta su dinámica, le gusta... - empezó a decir Betty.

¿Le gusta o te hizo creer que le gusta? Venga, Betts, ¿acaso no has visto lo mucho que ha cambiado desde que salió de aquel castillo y volvió a sus orígenes? Tu madre ha sacado a relucir su verdadero yo y se la ha visto más feliz que nunca- cortó Jughead.

Betty meditó sus palabras. Era cierto, su madre parecía una mujer más libre y despreocupada desde que dejaron su rutina. Le agradaba verla así, pero...

Y mi padre ha sonreído más veces de las que puedo contar desde que hemos iniciado el viaje. Es tan obvio para mi que la ama y, si sólo vieras como se miran... Betts, tu madre también lo ama. Y comprendo que sea difícil de encajar la separación de tus padres, pero te aseguro que el mundo no se acabará. Tu dinámica cambiará, pero te adaptarás y seguirás teniendo a tus dos padres contigo. Ojalá pudiera decir lo mismo de mi madre- dijo Jughead, intentando hacerla entender las cosas y lo privilegiada que seguiría siendo.

Siento lo de tu madre- dijo Betty, que se ablando un poco ante la mención de la difunta. Al menos, ella tenía a sus padres y, aunque no estuvieran juntos, disfrutaría de su compañía por separado y seguirán en su vida.

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