27. EL PLAN

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Alice no le contestó y miró hacía los lados, dónde estaban encerrados el resto de miembros del consejo.

Penélope estaba inconsciente, Hiram tenía un montón de moratones por el cuerpo y Fred estaba pálido y desnutrido.

¿¡Qué diablos!? ¡Hiram!, ¡Freddy! ¡Penélope! ¿¡Qué significa esto!?- exigió saber Alice horrorizada al ver así a sus compañeros. Sobre todo a Fred, que parecía no poder moverse.

Me hubiera gustado explicártelo antes, pero desapareciste en el baile y luego... Jones apareció en escena para "salvar el día" y entorpecer mi ataque- se burló Hal, que se levantó mostrando el collar de cristales multicolores que poseía.

Alice se desencajó cuándo lo vio subir hasta su celda utilizando el poder de la naturaleza.

Hal se paró frente a ella para examinarla de cerca y la sonrió.

Majestuoso, ¿verdad? Cada uno de ellos contiene un poder. Tus compañeros fueron muy amables al prestarme un poco del suyo- comentó tocándose los cristales, que contenían la sangre de diferentes agraciados.

¿Fuiste tú? ¿Estás detrás de todo? ¿Cómo puedes controlar las plantas? ¿Qué hiciste?- despotricó Alice, frunciendo el ceño confundida.

Al fin descubrí la manera de convertirme en el agraciado más poderoso de todos, ¿no es fantástico?- reveló Hal felizmente. Cuando leyó sobre unos cristales que podían almacenar el poder y atribuirlo como propio, sabía que debía utilizarlos y elaborar un plan de ataque para hacerse con todo.

¿Fantástico? ¡Mataste a los nuestros y te aliaste con los humanos que nos desprecian! ¡Has encerrado a nuestros amigos! ¡Pusiste en peligro a nuestras hijas!- bramó Alice descontenta y enfurecida, mientras se levantaba a duras penas y lo encaraba. Los barrotes eran lo único que le impedían llegar a él para estrangularlo.

Primero, maté a los que se resistieron o eran prescindibles. Segundo, son tus amigos, no los míos. Tercero, nuestras hijas están estupendamente bien al igual que tú, ¿verdad? Aunque me hubiera gustado que estuvierais conmigo desde el principio, pero es cuestión de tiempo que también las encuentre a ellas- desarrolló Hal.

¡Eres un monstruo!- declaró Alice, dando un paso atrás ante su mirada de psicópata.

¡Soy el más poderoso y todos me obedecerán!- contrapuso Hal haciendo brillar los cristales. Podía controlar el poder de cualquier agraciado al que le sacara la sangre. Era invencible.

Alice se retorció ante el resplandor violeta.

Estaba tan harto de que me miraran por encima del hombro... Todos creyéndose superiores y mejores que yo, cuándo no tienen ni idea de manejar este planeta. ¡Yo seré el guía para una nueva era, dónde el poder estará al alcance de quién considere digno!- contó Hal fuera de sí.

¡Estás loco!- expresó Alice, que no compartía su visión de futuro.

Cariño, ¿no lo ves? Seré considerado un dios y tú estarás a mi lado, junto a nuestras hijas, para gobernar- dijo Hal envuelto en su fantasía.

¿A tu lado? Hal, me has secuestrado y encerrado. Soy una prisionera más en tu mundo idílico. No estoy de acuerdo y no voy a estar contigo- respondió Alice tajante y negándose rotundamente a formar parte de su disparatado plan.

Eres mi esposa- señaló Hal, que quería hacerla ver que no tendría otra opción que aceptar.

Por poco tiempo. Tengo la intención de separarme de ti. Y, después de saber todo esto, con más razón- soltó Alice, que no iba a ocultar el desprecio que había ido tomando por él.

Dones y TalentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora