Capítulo 6: Antes de morir

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Alyssa apenas pudo darse una ducha y cambiarse de ropa cuando la puerta de su habitación sonó. Ella tardó unos cortos segundos en procesar lo que ocurría, pero logró reaccionar, al fin y al cabo, y abrir para ver quién la llamaba. Era Eros.

– Alessandro está solicitando tu presencia ahora mismo.

Eros se dio media vuelta y empezó a caminar por el pasillo, simplemente confiando que Alyssa le haría caso y empezaría a caminar detrás de él. Y ella lo hizo, solo que se regresó a la habitación primero por la última galleta de Carina que le quedaba.

Alyssa terminó su galleta, sintiendo la mirada de reojo de Eros sobre ella.

– ¿Qué? –Preguntó Alyssa después de un rato, harta de las evaluaciones exhaustivas y constantes que Eros hacía.

– Nada –respondió Eros, encogiéndose de hombros y mirando de nuevo hacia el frente, el pasillo desolado–. Es solo que me doy cuenta que eres frágil: puedes ser ruda, matar gente y pelear bien, pero, en tu interior, eres una copa de cristal, frágil y delicada.

– Sí, ya me lo has dicho dos veces.

Alyssa se pudo haber ofendido fácilmente de ese comentario, pero decidió ignorarlo.

Hacía unos quince minutos habían llegado de su misión, hacía quince minutos ella había matado a dos personas. Y ahora estaba allí, en medio del hotel lujoso de Alessandro. Era bonito: con pisos de mármol, alfombras rojas y candeleros dorados por doquier. Alyssa no se había topado aún con ningún invitado, más que algunos guardias, soldados y empleados de la limpieza. Pero desde el piso bajo tierra donde ella estaba, podía oír y sentir el retumbar de la música de arriba y algunas voces apaciguadas.

Debía admitirlo, Alyssa sentía curiosidad de subir y ver cómo se llevaba a cabo la fiesta. Pero se dio cuenta con rapidez que los matones y soldados de su nivel estaban en los pisos inferiores, donde sus habitaciones de descanso yacían. Los jefes y mafiosos estaban arriba, en la fiesta, durmiendo en las habitaciones con azotea, vista a la piscina y a la ciudad.

Eros seguía con los pantalones cargo de camuflaje militar. Él parecía no haber tenido demasiado tiempo para cambiarse, pues su ropa aún tenía algo de barro, un par de tirones y lo que parecía ser sangre en ella. Sin embargo, se había vuelto a poner su musculosa blanca y su cabello y rostro estaban limpios.

Alyssa sí había priorizado el baño y una muda de ropa limpia, además de que Carina muy amablemente le había ofrecido algo de comer y beber antes de eso. Alyssa estaba agradecida, pues el agua y la ducha tibia habían logrado apaciguar mucho de sus demonios; tranquilizar las atormentadas imágenes en su cabeza y darle un respiro a su corazón.

Eso, y que, además, no estaba manchando los pasillos y las alfombras con suciedad como lo hacían las botas de Eros.

Tras girar por un par de pasillos en silencio, Eros finalmente condujo a Alyssa hacia una habitación que era la única en todo el pasillo. Él abrió la puerta sin siquiera tocar y cedió paso para que Alyssa entrara.

Era una oficina, sencilla, llena de estantes con libros, un escritorio ocupado por Alessandro y un par de ventanas amplias y hermosas que daban vista hacia el exterior. En la habitación estaban además Darío y unos cuantos soldados alineados por las paredes, Emma sentada en un sillón con un libro y una bandeja de frutas y quesos, y Elián.

Al verlo, Alyssa corrió hacia él, refugiando su rostro en el familiar aroma del pecho de Elián. Él también la recibió con un abrazo cálido y reconfortante. Alyssa no podía definir con palabras la seguridad que sentía al ver a Elián allí. A pesar de que la última vez que se habían visto no estaban en los mejores términos, Elián acarició el cabello suelto y aún húmedo de Alyssa, permitiendo que ella permaneciera contra él todo el tiempo que necesitara.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora