Capítulo 3: Diez asesinatos y una boda

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Alyssa estuvo toda la noche despierta, sin pegar ni un ojo ni dar descanso a su mente. No solo era difícil poder dejar atrás su nombre, sino que también debía dejar atrás aquel lugar que la mantuvo segura la última media década. Y, como si eso no fuese suficiente, ahora debía pagar por su libertad, con diez asesinatos y una boda.

Ella no estaba lista para un matrimonio, había evitado su vida romántica los últimos años. Había tenido citas, ciertamente, había salido con un par de chicos e incluso en algunos momentos se permitió tener una vida sexual activa con un compañero suyo de la universidad. Pero de eso a un matrimonio con el heredero del futuro jefe de la mafia italiana, era un salto loquísimo que a Alyssa no le gustaba mucho.

Con todos aquellos pensamientos perturbándola, Alyssa se levantó de la pequeña pero cómoda cama de invitados. La habitación estaba a oscuras, era acogedora, con un baño, un closet y un escritorio, una ventana por la cual podía ver las luces de la ciudad más cercana y la luna brillando sobre ella. Sin embargo, nada de aquello le dio la suficiente paz a Alyssa para conciliar el sueño.

Tras ponerse de pie, ella elevó sus calcetines hasta sus rodillas y tomó un abrigo bastante grande que Darío le había traído. Ella se lo puso y salió con ello solamente hasta la sala. La habitación de invitados que le habían dado estaba en el primer piso, por lo que no se molestó en hacerlo demasiado silencio para no despertar a nadie. De todas formas, no había nadie levantado, a excepción de los guardias que rondaban la casa y sus alrededores. Ninguno se molestó con la presencia de Alyssa, de hecho, hasta parecían alegres de verla pues era algo diferente a la rutinaria soledad que debían enfrentarse.

Huyendo de la mirada de ellos, Alyssa se refugió entre la enorme cantidad de pasillos que había por la casa. Había también docenas de puertas, todas tan veraniegas y al mismo tiempo refinadas, a Alyssa le era imposible hacerse una idea de lo que había tras ellas. Hasta que la curiosidad la dominó y decidió adentrarse en alguna de ellas.

La mayoría de las puertas ofrecieron resistencia, sin duda cerradas con llave o algún control de seguridad similar. Sin embargo, se topó con una puerta doble de madera oscura la cual se abrió con un pequeño rechinido para ella.

La habitación estaba oscura, pero el olor característico a humedad y hojas viejas fue más que revelador. Una biblioteca. Alyssa buscó a tientas un interruptor de luz por las paredes, pero no encontró nada. Encogiéndose de hombros, decidió dejar la habitación así y guiarse por una ligera luz proveniente de la luna a través de la ventana.

Ella caminó por los pasillos de aquella biblioteca, llena de estantes con libros, mapas, globos terráqueos y extraños carteles con planos y un árbol genealógico. Alyssa recorrió cada estante, pasando su palma sobre los lomos de algunos libros que se veían viejísimos y los globos terráqueos con alfileres en zonas y regiones que ella desconocía.

Alyssa estuvo allí metida en los pasillos hasta que el silencio se volvió atronador y decidió que ya debía irse. Pero cuando se daba media vuelta, su pie tropezó con algo duro y pequeño que pisó por accidente. Un chillido inundó de eco la habitación, un chillido que no provenía de ella sino de un animal. Alyssa no lo pudo ver en la oscuridad de la habitación, pero fue capaz de reconocer una cola peluda y blanca huir lejos de ella. Supuso que debía ser un gato o alguna mascota de la familia, pero no le tomó mayor importancia.

Tranquilizando su asustado corazón, Alyssa continuó su camino hacia la salida de la habitación cuando vio dos pequeños puntos rojos mirándola a lo lejos. Ella se detuvo de golpe, sintiendo su corazón martillar contra su pecho. Su instinto le dijo que corriera, pero Alyssa no conocía la habitación y lo que sea que la miraba del otro lado le bloqueaba la salida.

El ser de ojos rojos que la miraba comenzó a acercarse a ella lentamente, mientras que Alyssa retrocedía a la vez lo más lento y cuidadosa que podía. Sin movimientos bruscos, Alyssa logró ver con claridad gracias a la luz de la ventana lo que la asechaba.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora