Capítulo 26: Confía en él

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Artem en galería :D❤️ No olvides votar, próximo cap a los 15 comentarios. ❤️

Wilhelm se ofreció a llevar a Alyssa y a Eros hacia algún aeropuerto. Ya que el auto de Eros se lo había llevado Giulia, ambos agradecieron el gesto.

Los tres subieron en un incómodo silencio hasta un Mustang nuevo de color verde esmeralda. El auto era pequeño, pero era ideal para pasar desapercibido, lo cual, Alyssa notó, que era una buena idea si Artem andaba sin seguridad. Aunque, al fin y al cabo, aquello era una completa locura para un miembro tan importante de la mafia más grande de Italia.

Alyssa miró de reojo a Artem. El tipo era guapísimo, no tanto como Eros, quien su belleza irradiaba en unas facciones duras y un cuerpo de casi dos metros por lo menos y escultural gracias al ejercicio constante. Pero, en Artem, su belleza singular se caracterizaba por un cabello rubio, mandíbula cuadrada y una mirada de serenidad atípica para alguien de tan alto rango como él.

—Entonces, yo no seré presentado —murmuró Wilhelm desde el asiento del conductor. Alyssa vio como Eros giró sus ojos desde el asiento de copiloto—. Supongo que no. Un placer, señorita Ferrara, soy Artem Anzola.

Como estaba conduciendo, Artem no le ofreció su mano a Alyssa, pero sí le miró de reojo en el espejo retrovisor con un asentimiento.

Aunque, eso no fue tan traumático como oír el nombre de Wilhelm... quien, aparentemente, no se llamaba así. Le había mentido a Alyssa en la fiesta, ¿por qué haría eso?

—¿Qué? —La sangre de Alyssa se había helado. ¿Él había dicho Artem?

¿El mismo hijo de Alberto?

Eros gruñó, dándole un rostro de disgusto a Wilhelm... o Artem, cualquiera que fuese su verdadero nombre.

—No la asustes así. —Eros se giró en su asiento para encarar a Alyssa. Él tenía una mirada blanda ahora cuando se giró—. Él está con nosotros, no tienes que preocuparte de nada. Conoce todo el plan que estamos llevando a cabo. Él no te delatará.

Artem negó con su cabeza, mirando de reojo a Alyssa a través del espejo retrovisor.

Ahora que Alyssa lo veía bien, tenía sentido: un Anzola, de ojos ámbar y aire de superioridad. Sin duda, el digno hijo de Alberto. Solo que Artem tenía un toque de amabilidad no característico de su padre.

—¿Qué tanto sabe? —preguntó Alyssa, específicamente—. Es decir, ¿todo, todo? ¿Incluso el final?

Eros bufó, mientras Artem contenía una carcajada—. Sí, Alyssa. Es más, quiero ser yo mismo quien mate a mi padre. Eros comparte mi opinión.

El mencionado no dijo nada, sino que se mantuvo con la mirada por la ventana.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Alyssa, inclinándose en el espacio entre los asientos delanteros.

Artem miró hacia Eros, como pidiéndole autorización. Sin embargo, de nuevo, no esperó respuesta para hablar.

—Quiero decir que, al final de la misión, seremos Eros y yo quienes derrocaremos a mi padre. —La boca de Alyssa se abrió de sorpresa sin poderlo evitar—. La mafia de toda Italia será nuestra, Alyssa. Aún tenemos espacio para un tercer integrante, si lo deseas. A los dos nos gustan las chicas rudas.

Eros se removió incómodo en su asiento y Alyssa vio de reojo como se acomodó el pantalón disimuladamente antes de perder la mirada nuevamente por la ventana del auto.

Alyssa deseó controlarse, pero fue inevitable para ella no recordar el sensual baile de Eros en la sala de fiestas de los soldados. Benditos pantalones cargo que usaba ese día y su enorme bulto sobresaliente.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora