Capítulo 46: Hola, hija

138 14 0
                                    

—¡No puedes mantenerme aquí por siempre! —Artem azotó de nuevo la puerta, deseando poder tener la fuerza de Eros para poder derribarla de sus pernos sin lastimarse tres huesos en el proceso—. ¡Exijo ver a mi padre!

Una respuesta desde el otro lado de la puerta se oyó justo después de unas pisasdas—. Alberto está en una reunión en este momento, señor Anzola.

Artem reconoció al instante esa voz de mujer.

—O me abres la puerta ahora mismo, Guli, o juro que te degollaré apenas pueda salir —él volvió a empujar la puerta, pero esta no cedió en absoluto—. ¡Guli, tú eras soldado de Eros! ¿Sabes lo que hará si se entera que confabulas con mi padre?

—Él no se enterará —la voz calmada de la chica al otro lado de la puerta hizo que los vellos del cuerpo de Artem se erizaran—, porque no hay nadie para decirle que yo lo asesinaré a él y a su esposa primero, justo cuando menos se lo esperen —Artem sintió su aliento temblar, su cuerpo sufrir un escalofrío que le dejó la sangre helada: asesinarían a Eros y a Alyssa en su propia casa—. Y me llamo Giulia, por cierto, la futura caporégime Anzola.

No mientras Artem siguiera vivo.

🔪

La puerta de Elián sonó tan fuerte como un rugido de guerra; parecía que truenos la golpeaban sin cesar. Y él no tuvo más opciones que levantarse de su siesta de dos minutos para asomarse por el pasillo con los ojos entrecerrados ante la fuerte luz.

Para complementar su sorpresa, él se contuvo de abrir su boca, pero no pudo evitar sentir su corazón dar un brinco al ver que Alyssa era quien lo esperaba con una mirada cristalizada al otro lado de la puerta. Meses atrás, aquella vista hubiese hecho que el cuerpo de Elián se activara y saltara a tomarla en sus brazos, emocionado y confundido en medio de su enamoramiento. Aunque sí había sido cierto que él en verdad había estado perdidamente enamorado de ella. Pero descubrir quién realmente era y darse cuenta que no encajaba con tu vida y tus planes a futuro era doloroso. Lo empeoraba el darse cuenta que, además, a la persona que ansiosamente aferrabas a tu futuro era la chica de tu hermano, era una patada directa al corazón.

—Sil... Alyssa —se corrigió a tiempo—. ¿Qué sucede?, ¿algo está mal?

Alyssa estaba tan conmocionada que ni siquiera logró darse cuenta del error que Elián casi cometía al llamarla por su antiguo nombre. No hubiese sucedido algo malo, pero Alyssa ya no deseaba ser llamada así.

—Es Livia —Elián tardó unos segundos de aturdimiento por el sueño en recordar quién era ella—, ya dio a luz. Pero necesita de nuestro apoyo. ¿Me acompañarías a visitarla? Planeo pedirle el helicóptero prestado a Eros.

Elián buscaba las palabras para denegar amablemente aquella petición. Después de su última charla con Livia, terminar con ella y darle una bolsa llena de dinero y una propiedad para que se fuera sin chistar, Elián no deseaba verse con ella. No realmente, no era algo que él deseara.

—No creo que sea buena idea, Aly. No, considerando lo que le hicimos...

—Querrás decir "lo que casi le hicimos" —las mejillas de Alyssa estaban tan encendidas en ese momento que Elián se preguntaba si era por las notables lágrimas en sus ojos o por algún tipo de vergüenza al estar hablando con su antiguo prometido—. Al final no nos casamos, y ella no puede culparnos por la boda porque ni siquiera era algo que queríamos.

Si el cansancio no era suficiente para hacerlo sentirse abatido, aquel zarpazo terminó de desangrar lo que quedaba del corazón de Elián. Él sabía que Alyssa nunca lo había amado de esa forma, pero oírla hablar tan a la ligera del fracaso de matrimonio que casi habían terminado teniendo había abierto de nuevo un poco la herida.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora