Capítulo 48: Adiós, mamá

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En apoyo a mis hermanos Venezolanos. 💔 Esto no se va a quedar así, les prometo que pronto se nos hará justicia a todos y cada uno. La verdad SIEMPRE sale a la luz.



Alyssa miró hacia todas direcciones: Elián había entrado a la casa, Alyssa no podía arriesgar a Livia y a su madre, ella realmente no sabía quiénes estaban adentro y Blad había sido retenido por los otros guardias. Ella estaba sola, una vez más, para enfrentar a un enemigo al que no estaba lista.

Con un suspiro de resignación, volvió a encender el auto y le dio vida al motor, haciéndolo rugir hasta que emprendió camino de nuevo hacia la reja de entrada. Ella miraba nerviosamente en el retrovisor para asegurarse que ni Elián ni su madre, o alguien más, se asomara para saber a dónde iban. Alyssa estaba segura que Luke no estaría sola, que llevaría a sus hombres consigo, y ella apenas tenía una glock cargada con unas pocas balas que se había traído para no alertar a Eros.

El auto levantó tierra por el camino, mientras que los rayos de los últimos minutos del sol cegaron a Alyssa por un momento. Pero cuando ella detuvo el auto y cubrió con su brazo el sol, ella pudo ver la verja caída de la entrada de su casa de la infancia. La pequeña caseta que había allí, donde los guardias que los allanaron al llegar estaban manchados con sangre y agujereada con balas. ¿Cómo es que ninguno los había oído? ¿Cargaban algún tipo de silenciador en sus armas, acaso?

Y, en medio de todos los autos, pistolas de alto calibre, hombres grandes y armados que superaban en número por al menos una docena a los pobres y heridos guardias Russo, estaba Luke. Imponente, levantaba su arma hacia el vidrio del auto, con una sonrisa sardónica. Si Alyssa no se bajaba del auto pronto, no dudaría en que Luke empezaría una balacera sin dudar. Y, con sus silenciadores, ni Elián ni nadie más se enteraría, seguramente.

Escondiendo la pistola en su pantalón, Alyssa se bajó con las manos en alto. Se repetía en la mente que ella misma había decidido llegar hasta donde Luke la había llamado; si algo le pasaba, la única culpable de su muerte, era Alyssa misma.

Quedándose frente al auto, a unos largos y, al mismo tiempo, escasos cuatro metros de Luke, Alyssa la miró con un rostro desafiante a su sonrisa burlona.

—¡Vaya, vaya! Solo así puedo ver a la gran Alyssa Ferrara sin compañía —Alyssa tragó en grueso, ella sabía que a Luke le gustaba hablar, aunque la mayoría de veces eran tonterías crueles—. La esposa del Caruso más atemorizante de estos tiempos... aunque no veo por aquí a ninguno, ¿cómo se siente estar sola por fin? Es curioso como tu estupidez crece, pero tu fortaleza cae cuando estás sola. ¡Eres una necesitada!

La parte infantil, ese lado irracional y burlón de Alyssa, quería preguntarle a Luke si solo se estaba viendo al espejo, quizás. Pero el miedo de ver más cañones de los que podía contar con sus dedos la intimidó un poco.

—Ridícula —susurró para que no escuchara nadie—. No estoy sola, Luke, tampoco es como que necesite a alguien más para estar protegida. Como tampoco necesito tus comentarios poco creativos. Sé clara, no tengo tiempo para ti: ¿qué haces en mi casa? —Alyssa miró con desdén su grupo de hombres y detallando por primera vez cuánto daño les habían hecho a los guardias Russo. Dos de ellos seguían arrodillados en el suelo, cubiertos con sangre, moretones y amordazados, pero la determinación en sus rostros seguía intacta. Incluyendo a Blad, quien parecía ser el más herido de los tres.

Luke bufó, dejando que su pistola jugueteara en sus dedos. Alyssa solo esperó que no estuviese cargada o sin seguro, porque podía ser peligroso para cualquiera en ese momento.

—Supongo que tendrías más paciencia si mato a unos de tus guardias —Alyssa sintió un nudo apretar su garganta y sus puños cerrarse incontrolablemente—. Y, además, ¿tu casa? —Se partió en risas—. Es curioso que lo llames así cuando huiste de aquí hace más de seis años, ¿no?

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora