Capítulo 7: Eterna competencia entre hermanos

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Cuando Alyssa salió de la oficina de Alessandro, descubrió que tenía razón: Elián estaba esperándola en el pasillo. Apenas la vio salir del umbral, Elián corrió hacia ella y la atrapó con fuerza en un abrazo. Ella estuvo feliz por hallarse en unos brazos familiares como los eran los de Elián, pero gruñó cuando descubrió que el dolor en sus costillas se acentuó por la fuerza del abrazo.

Elián lo notó, y la soltó en el instante que descubrió que el resoplido y el siseo que salió de los labios de Alyssa eran de dolor.

– Vamos, te llevaré con Marlon. Él es doctor, sabrá atenderte.

Alyssa se detuvo de golpe en el pasillo, deteniendo a Elián por su brazo. Ella sintió dolor por el tirón en su hombro, pero no lo demostró para que Elián no se preocupara más por ella.

– Elián, ¿crees en verdad que es una buena idea que yo ande por allí? –Alyssa arrugó su rostro–. Con tu padre, me muestro valiente y sarcástica. Pero en realidad sí me da miedo salir y que Alberto ande por ahí y me reconozca.

Elián le sonrió dulcemente a Alyssa, mirándola con ternura. Él estaba enamorado de ella, era demasiado evidente para Alyssa, pero había algo más. Él tenía una luz en su rostro cuando le sonreía, algo que Alyssa nunca había notado antes cuando no estaba siendo obligada a casarse y tampoco estaba considerando a Elián como su futuro esposo.

Puede que fuese diferente ahora, puede que Elián en verdad fuese su alma gemela, su mitad perdida. Puede que ella se estuviese empezando a enamorar de Elián.

O, por los menos, comenzara a sentirse atraída hacia él.

– Tranquila, Sil... Alyssa... aún sigo olvidando tu nuevo nombre –Elián rio nerviosamente–. De todas formas, nunca te llevaría a un lugar donde sé que estarías en peligro. He estado todo el tiempo aquí, incluso antes que mi padre: vi cada persona que llegaba, cada auto que ingresaba, cada copa servida la he autorizado y monitoreado yo mismo. Alberto no está aquí, y, aunque lo estuviese, no te llevara directamente hacia él.

Alyssa de pronto se sintió tonta. ¿Cómo podía llevarla ante Alberto, cuando hacía cinco años atrás la había sacado del país para protegerla? Alyssa le sonrió y simplemente se dejó llevar por él, por los pasillos y hacia un ascensor.

Al parecer, estaban en la planta baja del edificio, pero Elián presionó el botón del piso tres del ascensor. Pronto subieron, mientras que Alyssa se sentía más somnolienta.

Elián llevó a Alyssa a través de interminables pasillos dorados, iluminados con hermosos candelabros con formas de arañas en el techo. Alyssa estaba maravillada con las decoraciones, las ventanas con hermosas vistas de edificios, ciudades y autos lejanos eran sus favoritos. Los pisos pulidos y el techo resplandeciente reflejaban su cuerpo y el de Elián al caminar.

Iban en un pequeño silencio, que era solo brevemente interrumpido por las voces amortiguadas de los invitados de la fiesta, una música ligera y algunas risas ocasionales.

Alyssa deseó poder escabullirse hasta donde provenía el ruido, ser una más de ellos. Quiso bailar, reírse de los chistes y simplemente beber hasta que se cansara. Como ellos. Pero en su lugar debía ir a una enfermería a sanarse y, después, descansar porque estaba segura que al día siguiente Eros entraría a su habitación a despertarla para llevársela a otra misión.

– Por favor, compórtate. El tipo es un demente, pero es un genio. Está loco, pero te ayudará a dormir bien esta noche.

Elián finalmente se detuvo en una puerta tan parecida a las demás que era increíble cómo podría diferenciar que esa era la que buscaban. Tocó la puerta dos veces y le sonrió a Alyssa mientras esperaban que abrieran.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora