LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]

Capítulo 13: ¿Estamos bien?

Un cap corto el de hoy, pero... con gran sorpresa al final.

– ¡Muy bien, grupo de orangutanes! –Alyssa se sobresaltó ante el repentino apodo que Elián había empleado, aunque funcionó ya que todos hicieron silencio y se giraron a mirarlo–. Es hora de que hablemos.

Estaban dentro de la casa materna de Darío, en Catania. Su esposa e hijo estaban ahí, Mary y Boris Mokery. Mary era una mujer regordeta, de cabello rubio y unos ojos muy grandes y verdes, mientras que el pequeño niño había heredado el cabello café y la piel un poco más bronceada de su padre. Tenía apenas unos seis años, pero el niño estaba ya completamente altísimo y muy listo.

Alyssa no podía evitar sonreír al ver a Darío con su hijo, era una escena que simplemente era muy linda.

Solo que el momento fue cortado por Elián.

– Eros no está aquí. Es tiempo de reorganizar la situación.

Hubo un jadeo colectivo de sorpresa entre todos los soldados. Nadie se atrevía a decir nada, ni siquiera Alyssa quien simplemente estaba sentada en un sillón del patio de Darío. Tenía a Boris en sus piernas, mientras él le intentaba mostrar algunos dibujos que había hecho con sus pequeñas y gorditas manos. Solamente que ella no podía concentrarse mientras Elián estaba allí.

Uno de los capos, uno que Alyssa recordaba que su nombre era Víctor, fue el único que se atrevió a dar un paso al frente.

– ¿Dónde está Eros? –Preguntó con la frente arrugada. Alyssa desvió su atención por completo de Boris y miró a Elián; ella quería ver cómo se las arreglaba frente a un ejército entero.

– Probablemente con alguna de sus putas, bebiendo o en una fiesta. No lo sé, Mendoza, y no me importa. –Algunos capos fruncieron el ceño ante la respuesta de Elián. Alyssa jamás lo había visto así: él podía ser un imbécil en ocasiones, pero sus respuestas educadas, inteligentes y amables siempre lo habían caracterizado. Ahora, él se veía tenso, extraño. Como si estuviese fingiendo ser alguien más.

Como si estuviese fingiendo ser Eros.

– Pero, ¿y la misión en la fiesta de Dragone? –Preguntó otro soldado, uno que estaba cerca de Darío y Fernando. Alyssa podía recordar su nombre a la perfección, Jos. Él era el más joven de entre todos los soldados allí, probablemente ni siquiera era mayor de edad aún–. Sin Eros no podemos hacerla, él hacía parte fundamental. –Continuó Jos.

– Lo resolveremos –respondió Darío, mirando con una mirada compasiva a su pupilo–. Por los momentos, intentaremos que alguien suplante lo que hacía Eros. Debe ser alguien que se sepa muy bien sus movimientos, sus posiciones y las salidas que él defendía. Alyssa, tú estabas ahí cuando planificábamos todo. ¿Crees que entre Fernando y tú podrían...?

– No van a hacer nada. –Se apresuró a responder Elián, tajante, desviando su mirada hacia la mesa entre ellos.

Aquello fue la última gota que necesitaba el vaso de Alyssa para llenarse. Ella bajó a Boris de su regazo y se encaminó hacia la mesa, justo al otro lado de donde estaba Elián.

Ella estaba lista para golpear a quien fuese necesario para intentar deshacerse un poco de la ira que estaba acumulándose en su interior. Pero, casi que, prediciendo sus pensamientos, el pequeño Boris se paró a su lado y la tomó de la mano, mientras miraba con extrema confusión la escena que se desarrollaba frente a ellos.

Elián apenas parecía haber notado la presencia del pequeño allí, abriendo sus ojos con sorpresa.

– ¿Disculpa? ¿Quién no va a hacer nada? –Alyssa lo confrontó–. No sé tú, pero yo no necesito tu permiso para moverme. La misión seguirá justo como la dejamos, y, de ser necesario, Fernando y yo suplantaremos la posición de Eros. Aunque, estoy casi segura que él vendrá: Eros jamás nos abandonaría. –Alyssa no supo de dónde sacó tanta valentía, pero, en ese momento, ella estaba dirigiéndose hacia los demás soldados. En realidad, solo había unos veinte allí en la sala. Los demás no hubiesen entrado, de todas formas, pero ellos eran irrelevantes, pues no tenían otra cosa que hacer sino vigilar las salidas y salir a pelear en caso de que las cosas se complicaran.