Capítulo 30: Un acto de justicia

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Alyssa estaba lista, faltaban tan solo tres días para la boda y ella creía haberse preparado psicológicamente lo suficiente para lo que venía. Bueno, en realidad tenía todo lo que necesitaba para la boda, pero no estaba segura de sentirse realmente lista. Ya el vestido estaba terminado, su ojo ya no estaba morado tras el golpe que había recibido en la mansión Dragone, tenía sus maletas listas para volver al Caruso Mannor (donde sería la boda) y había conversado con Lana sobre por qué ella no podía ir.

Había hecho muchas rabietas al inicio, lloraba e, incluso, no comía o se negaba a salir de su cama. La mayor parte del tiempo, solo se deshacía en lágrimas y se calmaba cuando Alyssa la arrullaba. Ella supuso que Lana solo estaba drenando todo lo que venía acumulando desde la muerte de su madre y por eso no la culpó. Sin embargo, Alyssa le explicó que solo la dejaría con Made por unos días y luego vendría a hacerle compañía. Incluso le prometió llevarse a Boris, el hijo de Darío, a Sacra Corona un par de días para que jugasen juntos y se hiciesen amigos.

Cuando Alyssa se asomó por las escaleras con su maleta, resopló por el largo camino que le venía adelante. Sí, sería duro la vida de casada, por los menos las pocas horas que lo estuviese. Sin embargo, la forma en que la señalarían y la mirarían antes y después de casarse era lo que más la tenía nerviosa.

Un toque rápido en su cintura hizo a Alyssa sobresaltarse. A su lado, un Eros uniformado le sonrió con malicia, guiñándole el ojo por la travesura y lo arriesgado de su toque. Alyssa también le sonrió, suspirando al recordarse que, si bien ella sería la esposa de Elián en unos días, poco después de eso sería tan libre que podría escoger con quien estar en cuanto se divorciase.

—¿Alguna vez te he dicho lo bien que te quedan esos pantalones? —preguntó Eros, mientras nalgueaba el trasero de Alyssa. Ella chilló de sorpresa, mirando hacia todas direcciones para asegurarse que nadie los había visto—. Úsalos más seguido.

Alyssa resopló. Eran tan solo unos simples pantalones vaqueros, no eran la gran cosa. Aunque, de todas formas, se forzó a esconder sus mejillas ruborizadas gracias a la cercanía de Eros.

—¿Desde cuándo me tienes tanta confianza? —le retó Alyssa.

—Si lo deseas, no te vuelvo a tocar. —Muy bien, Eros sabía cómo provocarla. Alyssa, con rapidez y su corazón latiendo desenfrenado, tomó la mano de Eros que yacía sin movimiento en su costado y la dejó nuevamente sobre la piel de su cintura, que era apenas revelada por una camiseta corta y sus pantalones a la cadera. Eros le sonrió, victorioso, deslizando lentamente su mano alrededor de la cintura de Alyssa y reposando su cálida palma en la espalda baja de ella—. Así me gusta más —apremió.

Alyssa respiraba por la boca, sintiendo que en realidad no necesitaba el oxígeno para vivir ya. Deseó que Eros la acercase a él y cerrase más el espacio entre ambos, pero cuando ella levantó su mano lentamente para aventurarla a través del torso de Eros, él le dejó un beso pequeño beso en el flequillo de la frente y se apartó con delicadeza de ella.

Era cierto, se estaban arriesgando en un terreno muy concurrido de ojos.

Suspirando, Alyssa se rindió, recordando en dónde estaban aún, y permitió que Eros se fuese escaleras abajo, llevándose la maleta de ella con su brazo libre. Cuando él desapareció de su vista por la puerta de entrada, Alyssa se dio la vuelta y regresó por el pasillo. La habitación que había usado estaba vacía, a excepción de las pocas cosas que ahora Lana poseía. Made había confeccionado algunas prendas de Alyssa para acoplarlas al cuerpo más pequeño de la niña, así que esas eran las únicas cosas de ella que se quedarían en la casa.

Alyssa verificó no haber dejado nada atrás que necesitase de vuelta en Caruso Mannor, así que cerró su habitación y decidió en su mente salir de la casa, pero el sonido de unas voces la detuvo. Era la voz de Elián que provenía del interior del pasillo. Alyssa la siguió, preguntándose si estaría despidiéndose de alguien, porque, aunque no conocía muy bien los planes de Elián después de la boda, Alyssa supuso que él querría estar junto a su madre en sus últimos días.

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora