Capítulo 44: Adiós, padre

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—¿Qué haces aquí? —El primero en lograr recuperarse de la inmovilidad y la sorpresa fue Eros, quién de inmediato dio un paso hacia su hermano y se veía confundido entre sí alzarlo por el cuello de su camisa para asestarle unos puñetazos o abrazarlo hasta destriparlo.

Alyssa conocía tanto a su esposo que ella sabía que él, aunque luciera ansioso por ver a su hermano, en realidad estaba nervioso. Legalmente, las cosas de su padre habían sido heredadas a Elián, incluso el liderazgo de la mafia. Pero cuando él huyó, le tocó a Eros hacerse cargo de una mafia a media marcha.

Sin embargo, justo ahora cuando la mafia estaba levantada y la familia fortalecida de nuevo tras el montón de pérdidas y daños, Elián regresaba con la potestad de poder reclamar aquello que podría haber sido suyo.

Y Alyssa sabía que Eros sería capaz de dárselo si su hermano pequeño se lo pedía, solo que ella no permitiría que su esposo hiciera tal atrocidad. Eros había levantado esa mafia casi desde sus cimientos tras la muerte de sus dos padres. Si alguien merecía ese liderazgo, era Eros.

—Pues, sigue siendo los terrenos de mi casa, ¿no? —El sarcasmo nunca fue el fuerte de Elián y Alyssa casi sintió nostalgia al ver que seguía siendo así. Aunque las náuseas no faltaron al ver la mirada de Eros, él estaba enrojeciendo por la tensión y el enojo de ver de nuevo a Elián—. ¿Debo pedir permiso para estar en mi propia casa de nacimiento? —Preguntó Elián. Alyssa también lo conocía a él bastante bien y sabía que los métodos de defensa de Elián ante los nervios, era actuar fríamente desinteresado.

Pero Alyssa también notó que él estaba nervioso por algo más. Y ni Eros ni Elián parecían dispuesto a dar su brazo a torcer. Así que a ella le tocó dar un paso adelante y terminó caminando hasta su mejor amigo. Elián se tensó al verla, casi parecía que sus piernas lo harían echar a correr. Pero cuando ella solo se guindó para darle un abrazo, Elián salió lentamente de su estupor.

Solo que no pasó por alto para Alyssa la tibia sangre salpicada en su camiseta, que, en realidad, ya parecía sucia de por sí. De hecho, ahora que Alyssa lo miraba desde más cerca, él se veía sucio en general, desde su cabello lleno de arena y suciedad, hasta su rostro enrojecido por el sol y lleno de gotas de sudor, su ropa sucia a poco de llegar a lo maloliente.

Alyssa no lo soltó por ese motivo, en realidad, ella tampoco venía tan limpia de la fiesta de los Mazur. Pero sí tuvo que retroceder una pisada para poder ver a Elián a la cara. Él estaba cambiado; no solo era su barba descuidada y larga ni las ojeras bajo sus ojos. Elián se veía cansado, hambriento y algo demacrado.

—¿De dónde demonios saliste tú? —Le preguntó Alyssa, mirando con evidencia su ropa sucia y descuidada. Elián suspiró y se removió, entre incómodo y avergonzado—. Nos debes una gran explicación.

Elián pareció atorarse con las palabras, lo que era muy poco común en él. De hecho, ese simple gesto, parecía hacerlo lucir más humano.

—Lo sé, es solo que, en este momento, de verdad, necesito que él me diga algo importante antes de que Eros lo mate —el mencionado miró a su alrededor, en la habitación había un par de guardias, pero ninguno de los cuales Elián se había llevado consigo al huir—. Es de gran relevancia —esta vez miró a Alyssa—, podría decir con facilidad que mi vida depende de esto.

Escuchar aquello, hizo que el corazón de Alyssa se sobresaltara con temor y su adrenalina hiciera su cuerpo vibrar. Su cuerpo reaccionaba y despertaba ante la sensación de peligro.

—¿Qué está sucediendo? —Cuestionó—. ¿Elián?

—Si nos dices que está pasando, podríamos ser de ayuda para ti —aquello hizo a Elián parpadear con confusión. Puede que entre ambos hermanos Caruso, desde hacía mucho, no reinaba la armonía. Pero Eros había cambiado mucho y era hora de que todos notaran el buen corazón que había enterrado debajo de una coraza de frialdad y maldad—. Hermano, ¿dónde estuviste?

LA ASESINA DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora