—Nos vemos mañana, Pelusa. —Dejé un beso en su frente —. Dame tu número por cualquier cosa. —Le extendí mi celular a Ivan.
Él levantó las cejas sorprendido.
—Vas muy rápido —dijo burlón mientras anotaba su número.
—Ya tenemos un hijo, que no te sorprenda nada. —Sonreí.
Él paseo sus ojos por toda mi cara.
—No digas eso. —Me devolvió el celular más serio.
—Hasta mañana, Ivan —me despedí antes de que empecemos a discutir.
—Chau —dijo seco y siguió con su camino.
(...)
Cerré la puerta lista para enfrentarme otro día de mierda.
Los pájaros se levantaron contentos por lo menos, logran tranquilizar el ambiente con sus cantos.
Cerré los ojos disfrutando el sol mañanero y empecé a caminar.
Salí con tiempo, así que no me tengo que apurar.
Saqué mi celular y me digne a mandarle un mensaje a Ivan, quiero saber como amaneció Pelusa y así él también tiene mi número.
Unos minutos después mi celular vibro. Ivan me mandó una foto, la abrí con una sonrisa imaginándome a Pelusa con cara de dormido, pero mi sonrisa se borró al ver que era una foto mía.
Di media vuelta encontrándome con él.
—Acosador —acusé con el ceño fruncido.
—Tenes las medias mal —fue lo primero que dijo.
Bufé y me agaché con cuidado para levantarme las dos medias rojas a la misma altura, cuatro dedos por debajo de la rodilla.
—¿Ahi esta bien? —pregunté sarcástica.
—Mejor. —Asintió —. ¿Por qué venis por acá? —inquirió.
—¿Por qué me seguis? —contraataqué.
—Porque me aburro —contestó con simpleza.
—Es lo mismo que estar solo, ni siquiera me sacas charla. —Fruncí el ceño siguiendo mi camino.
—Verte ya es entretenido —confesó haciéndo que pare en seco.
—Sos un acosador —reafirme.
—No soy un acosador. —Pasó por al lado mio golpeando levemente mi hombro.
—Si sos. —Caminé detrás de él.
—Ahora vos me estas siguiendo —se lavó las manos.
—Dame paciencia —pedí mirándo el cielo —. ¿Cómo esta Pelusa? —recordé.
—Bien, es demasiado inquieto —contó.
—¿Le diste las gotitas? —interrogué.
—Si. —Asintió.
—Bien, bien —felicité.
El resto del camino fue yo preguntando cosas de Pelusa y él respondiendo con palabras monótonas.
Llegando al salón me adelanté para sentarme al lado de la ventana.
—Que piba insoportable —murmuró la pelotuda de siempre —. Viste que ayer se escapó al final, Bruno no la pudo alcanzar —contó como si fuera algo malo.
¿Defenderme es algo malo?
Apreté mis labios con bronca.
—Bruno... —susurró Ivan pensativo sentándose en la silla de al lado —. Ya sé quien es —dictaminó.
—Ahora tenes un hijo Ivan, pensá en él —sugerí por lo bajo.
Él dio vuelta su cabeza para mirarme.
—Habla más fuerte —pidió.
—No puedo. —Negué con la cabeza.
No quiero seguir sufriendo. Si esto me pasa los primeros días, no me imagino cuando pasen meses.
—Tenes miedo —afirmó.
¿Miedo?
Fruncí el ceño y giré mi cabeza para mirar por la ventana e ignorarlo.
Estoy asustada. ¿Estar asustada y tener miedo es lo mismo? Si... pero el susto es algo momentáneo ¿no?
Cuando salgo del colegio todo ese sentimiento desagradable desaparece.
La voz del profesor me sacó de mi nube. Saqué las cosas de mi mochila y empecé a tomar nota.
Sin pensarlo, cuando él profesor dejó de hablar, giré mi cabeza para verlo a Ivan.
Todo su cuerpo se encontraba recargado en el respaldo de la silla con aburrimiento. Sus brazos se encontraban flexionados detrás de su cabeza y obviamente sus largas piernas estaban abiertas descuidadamente. Debe estar tan acostumbrado a sentarse solo que no toma en cuenta mi comodidad.
Observé su cuaderno que estaba vacío. Busqué en mi cartuchera un sello del hombre araña, mi superheroe favorito, y lo presione sobre una esquina de la hoja para dejar el dibujo. Capaz eso le da motivación para escribir.
La intensa mirada de Ivan sobre mí, me hizo mirar por encima de mi hombro su cara. Tenía una ceja levantada interrogante.
—Dame tu mano —pedí extendiendo la mía.
Él la miró unos segundos y arrugó el entrecejo con su expresión seria. Aunque igualmente me la terminó dando. Sobre el dorso de ésta repetí la misma acción que en la hoja.
—Buhajeruk, lee tu respuesta de la pregunta —dijo el profesor tomándome desprevenida. Tanto que no solté la mano de Ivan y él no se gasto en apartarla.
—Si —su grave voz me devolvió a la realidad.
Solté su mano y observé como agarraba su cuaderno vacío... bueno con el sello del hombre araña.
—En la época del renacimiento el hombre estaba ligado a lo concreto, a un mundo físico. En el primer capítulo explica que las cruzadas fue el gran despertar que dio paso a la civilización occidente, este cambio se debió a muchos factores entre ellos la ruptura del mercado y la duda teológica. La razón y el dinero fueron las fuerzas fundamentales del cambio y fueron aumentando silenciosamente su poderío...
Mi boca se abrió sorprendida sin disimulo. El hombre araña posta le dio poder.
—Como siempre, impecable —halagó el profesor —. Me gustaría que demuestre ese interés prestando atención a mi clase, Buhajeruk.
—Siempre presto atención —aseguró Ivan.
—Señorita Walton, responda la otra pregunta —ordenó el profesor.
—Ah, si. —Agarré mi cuaderno lleno de garabatos intentando recopilar algo de información —. Surgió el ideal de una realidad objetiva y cuantificable donde todo era posible, así fue como se cuantifico el tiempo, porque en esa nueva sociedad el tiempo era oro y se media minuciosamente. También irrumpió un espíritu profano que deja de lado su contraparte cristiana, así dando paso a la duda teológica, donde ya no se creía en un dios sin objeciones ni discusiones. El hombre planteo que no se debía creer sin pruebas y que solamente la razón debía decidir...
—Excelente, ¿los demás pusieron algo similar o quieren dar sus respuestas? —le preguntó al resto de la clase cuando terminé dejando de poner su atención en mí haciendo que se me destense el culo.
Sin querer que se vuelva a repetir lo anterior, pasé todas mis respuestas prolijamente.
ESTÁS LEYENDO
Abismo; Spreen
FanfictionMirabel ingresa a una escuela de ricos donde se convierte en la burla de todos por el simple hecho de ser diferente. Aunque su actitud no permite que la pasen por encima, un día estas burlas se salen de control y la persona que ella menos espera ilu...