Capítulo 19.

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Cuando finalmente dejé de llorar y me separé de su cálido cuerpo la vergüenza me invadió. Todavía más en el momento que vi a Carlos observando todo desde el marco de la puerta. Después de haber venido ante el llamado de su esposa.

—¡Se quema el panqueque! —dije en voz más alta para sacar la atención de mi.

—¡Ay, no! —Cristina sacó la panquequera del fuego.

—Cuidado, te vas a lastimar. —Carlos entró en escena sacandole la espátula de la mano.

—No te metas vos. —Ella lo golpeó con el repasador juguetonamente.

—Después venis llorando —recriminó el más alto.

Sonreí divertida ante la escena.

Definitivamente Ivan es el reflejo de su papá.

Es serio y da miedo, pero al mismo tiempo es la persona más buena y atenta que existe.

—¿Podes despertarlo a Ivan mientras yo arreglo acá un par de cosas? —me preguntó Cristina señalando con la cabeza a Carlos con una exagerada expresión de estar harta de él.

—Si, obvio —respondí entre risas.

Salí de la cocina y subí las escaleras dandoles su espacio.

Encontré la puerta entreabierta y me acordé de Martina.

¿Tanto iba a tardar?

Entré desconfiada.

Lo primero que hicieron mis ojos fue ir hasta la cama.

—¿Qué haces, enferma? —pregunté cuando la vi a Martina prácticamente acostada al lado de Ivan mientras lo veía dormir.

Anda a saber que más hizo esta loca.

—Miri, no te vi. —Se hizo la sorprendida mientras bajaba de la cama.

Mi expresión se endureció más y me acerqué a Ivan.

¿Tiene brillo labial en la cara?

—Te voy a cagar a palos —afirmé enojada.

—¿Qué te pasa? No te pongas celosa, no sos nada de él —se defendió.

—¿¡Celosa de qué, tarada!? —no pude controlar mi tono de voz por el enojo —.¿Me estas jodiendo? El chabon está dormido, básicamente te aprovechaste de él ¿me entendes? —expliqué mientras me acercaba a ella.

—¿Vos qué sabes? —habló a la defensiva.

—Ah, yo no lo puedo creer. —Apreté mis puños lista para cagarla a piñas.

—Si me tocas un pelo voy a gritar y vas a terminar de patitas en la calle —advirtió.

—Me chupa un huevo, no voy a dejar que una loca como vos viva con él —aseguré dando el último paso.

—Salí de acá. —Me empujó provocando que Pelusa se ponga en frente mio con los pelos de punta y gruñendo.

—¿Qué mierda pasa? —la voz grave de Ivan inundó el lugar.

—Ivo. —Martina lloriqueo —. La loca está...

—Vos cerra el orto —la calló —. Mirabel —intentó llamar mi atención.

Mis ojos no se podían despegar de Martina con bronca.

La voy a matar.

—Sos una hija de puta. —Levanté mi puño para tirarle una piña, pero alguien fue más rápido y me detuvo a medio camino.

—Mirabel —repitió Ivan con más intensidad.

¿En qué momento se levantó?

Me vi obligada a sacar mis ojos de ella y ponerlos en él.

—Mirate la cara Ivan —solté en un hilo de voz —. ¿Qué te hace la flaca esta? —pregunté al borde del llanto.

¿Por eso siempre la trata como el orto?

¿Esta piba se le insinúa siempre que tiene la oportunidad?

Él frunció el ceño y guió sus dedos hasta su cara, lo arrastró y lo miró con atención.

—Eso no es tuyo —dijo con recelo.

—No ¿como va a ser mio? Y si fuera así tampoco esta bien, estúpido —hablé enojada.

Me ignoró y miró a Martina.

—Vos... —intentó recordar algo —. No sé como te llamas, guarda tus cosas y te vas —ordenó.

—¿Qué? ¿Por qué? Es injusto —replicó —. Que se vaya ella, ¿quién se piensa que es? Hasta yo cuide a ese gato roñoso más tiempo. —Señaló a Pelusa.

Como al gato no le cabe una le mostró los dientes y la rasguño.

Me agaché para alzarlo antes de que Martina le haga algo.

—¿Te pensas que me importas? —Ivan se sincerizo.

—¿No te importo? ¿Y la noche que pasamos juntos? —recordó.

—Fue una estupidez de mi parte —aseguró Ivan haciendome fruncir el ceño.

¿Entonces si estuvieron juntos?

—Para mi fue importante —recalcó ella.

—Obvio que fue importante, te puede mandar a la cárcel eso —informó con gracia.

¿O sea que él era menor cuando estuvieron juntos?

Me siento muy tarada preguntándome lo obvio. Y también al desconocer tantas partes de la historia. Por eso ella está tan obsesionada con él, pero ni a palo es excusa para hacer lo que hizo. Además dudo que Ivan la haya ilusionado con palabras dulces sabiendo como es.

—Fue tu primera vez... —dijo ella haciéndome sentir re zarpada.

¿Por qué sigo acá escuchando todo lo que dicen?

Con Pelusa en brazos esquive a Martina y salí de la pieza.

Ivan ya esta totalmente consciente, así que no tengo que ser su defensora personal.

Bajé las escaleras y vi todo preparado en la mesa.

Me senté a esperar con la cabeza dando vueltas.

¿Qué tan cercanos tuvieron que ser Ivan y Martina para que haya pasado eso?

Yo todavía no encontré a una persona con la que quiera compartir un momento tan íntimo y que alguien como él tan reservado la haya encontrado me hace pensar mucho en la relación de esos dos.

Ahora, mi verdadero problema es que le este dando tantas vueltas a eso que no tiene ningún tipo de significado para mi.

¿Por qué me importa tanto?

Abismo; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora