Capítulo 7

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No vi Leonardo en toda la mañana, en la tarde tampoco, realmente necesitaba despejarme así que bajé en la noche a la cancha detrás del internado, donde había tenido el accidente y comencé a correr sin parar, hacer ejercicios pensando en mi madre, en Leo, en Alba, en mí. El pie me dolía demasiado y las lágrimas rodaban por mis mejillas, pero yo no podía detenerme. En la madrugada casi no podía moverme, subí como pude a la habitación y caí rendida sobre el colchón.

Al día siguiente casi no podía mover las piernas, definitivamente tenía que haberlo pensado mejor, me vestí y baje despacio las escaleras, al llegar al primer piso me encontré con Beatriz, menuda suerte la mía.

- Por dios Ámbar, ¿Qué te ha pasado? -

- ¿A qué se refiere? - Dije en un intento por ocultar mi cansancio.

- Parece que te atropello un camión, ¿no has dormido? -

- Estoy bien -

- No, no lo estas, déjame que te ayude -

- Dije que estaba bien, no se... -

En ese momento todo se volvió negro y me desmaye en los brazos de Beatriz. Me despierto viendo borroso, poco a poco todo se aclara y veo a Beatriz sentada en su mesa mientras escribía.

- ¿Doctora? -

Ella alzo la vista y se levantó para acercarse a mí.

- Deberías llamarme Bea, ¿tienes hambre? - preguntó mientras me miraba los ojos con una linterna.

- Si, ¿Cómo...? - pregunte confundida y ella me interrumpió con una sonrisa.

- Lo supuse, Leo vendrá dentro de poco con algo de comer -

Al escuchar esa frase entre en contexto de nuevo y recordé a Alba suplicando en mi habitación.

- ¿Qué? No, yo puedo... -

- Sé que no te estas alimentando bien y que tampoco has dormido, ¿no me dirás que sucede? - Preguntó interrumpiéndome nuevamente.

- Problemas personales - dije sin detalles.

- ¿Y tú tobillo hinchado? ¿También son problemas personales? -

Me quede en silencio optando por no contestar más a sus preguntas, ella era amiga de Alba, así que tampoco debía tenerme mucha estima.

- Vale, pero al menos come algo antes de salir de aquí - dijo al ver que me quedaba callada.

- Vale - suspire rindiéndome ante la insistencia.

En eso la puerta se abre suavemente y entra Leo con la comida y yo me quedo mirándolo, no lo había visto desde la mañana del día anterior y pensar en todo lo que Alba me había contado me daba un poco de rechazo hacia él.

- ¿Cómo estás? - preguntó acercándose a la camilla.

- Estoy bien - mentí.

- Te traje de comer - expresó enseñándome la comida.

- Gracias - dije con una media sonrisa mientras tomaba el plato en mis manos.

Mientras comía con deseos, pero sin perder la compostura Leo me observaba en silencio, Beatriz sale de la enfermería para dejarnos solos, lo cual me desconcertaba ¿no era ella amiga de Alba?

- ¿Por qué estas mirándome? - pregunté al no poder seguir aguantando el peso de sus ojos en mí.

- Quiero saber que sucede, ¿Por qué no comes, ni duermes? -

¿Cómo sabia eso? Supongo que Beatriz es mejor doctora de lo que esperaba, respire para pensar que contestarle.

- A parte del hecho de que mi padre me vendió a una organización de trata de personas, son problemas familiares, no es tu asunto -

Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora