Quiero que vivas conmigo, la petición se repetía como un eco en mi cabeza, esto si era una sorpresa que me había dejado sin aliento.
Quería mucho a Leonardo y siempre había soñado con el día en que me volvería a duchar con agua caliente en un lugar donde no oliese a humedad, pero vivir con alguien era un enorme paso que significaba más que solo colgar la ropa y dejar el cepillo de dientes. Significaba confianza, complicidad, entrega, fundir oficialmente nuestros caminos para forjar uno, por el cual, caminaríamos juntos.
Leo se había quedado observando mis gestos, no se que pasa por su cabeza, pero es obvio que quiere esto, y yo ... no estaba segura.
-¿No me contestas? -preguntó al ver que me quedaba callada.
-Es que... no me lo esperaba - admito mirando mis manos.
Una batalla entre mi orgullo y mis deseos se había desatado en mi mente y me impedía pensar con claridad.
-¿No lo deseas? -preguntó desconcertado.
-No es eso... es... es un paso muy grande -tartamudeo intentando que viese mi punto de vista.
Sin embargo, él sonrió y atrapo mi rosto con sus manos delicadamente para que lo mirase a los ojos.
-Desde que dormimos juntos por primera vez, no pienso en otra cosa más que en despertar cada mañana a tu lado, quiero dormir abrazado a ti todas las noches, oírte mientras cantas en la ducha y verte disfrutar algo tan simple como el olor del café al despertar, quiero verte llorar y reír con una peli mientras te ahogas con una fuente de palomitas. Quiero que vivas conmigo porque te quiero para mí todos los días -
Sus palabras tocaron mi corazón ¿Realmente le gustaban todas esas cosas de mí? Nunca imagine que un chico como él pudiese prestar atención a todos esos detalles, era como si me conociese de toda la vida, como si nadie más que él pudiese conocerme así.
-Esta bien, si quiero vivir contigo -
Leo me abraza fuertemente y me da vueltas en el aire para luego besarme apasionadamente, las sensaciones dentro de mi se triplicaron y la temperatura comenzó a elevarse, Leo muerde mi labio inferior y se me escapa un gemido.
-Joder... -dice y me eleva colocando sus manos en la base de mis muslos, pegándome contra la pared.
Todo era tan dinámico, tan pasional que no podía describirse, de repente el frena en seco y me observa, noto un miedo en sus ojos mezclado con la lujuria y el deseo, ¿Qué está sucediendo? Esto comenzaba a ser frustrante para mí.
-Perdóname, mejor vamos por tus cosas -
¿Perdonarlo? esto solo podía ser una broma de mal gusto, aunque al cabo de unos minutos me doy cuenta que no es así.
Estaba más que claro que había algo que le impedía avanzar conmigo en ese aspecto, algo que no podía superar.
Me mordí el labio mientras respiraba y lo seguí hasta fuera de la casa donde ya él estaba en el auto.
En el internado yo había terminado de recoger todo lo que me pertenecía, mire alrededor y supe que realmente no extrañaría ni un centímetro de este lugar.
Bajé las escaleras y me dirigí a buscar a Leo en su oficina, pero cuando llegue no estaba, decidí pasar por la enfermería para ver a Beatriz, pero cuando pase frente a la oficina de Marcia escuche una voz familiar y me quede escuchando detrás de la puerta que estaba semiabierta.
-¿Estás seguro de lo que vas hacer? Recuerda lo que paso la última vez, Él no perdonara otro error como ese -dijo Marcia haciéndolo recordar lo que parece ser un acontecimiento del pasado.
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Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )
RomanceÁmbar paso del cielo al infierno por culpa de los vicios de su padre. Atrapada en un mundo donde la oscuridad es tan grande que consume hasta la más pura de las almas, conoce lo que al principio le parece un fastidio, pero luego se convierte en su ú...