En el funeral solo estaban mis abuelos maternos, la mejor amiga de mi madre, Patrick, Beatriz, Leo y yo.
Mis abuelos solo recriminaban ante el cuerpo de mi madre el gran error que había cometido al casarse con un adicto como mi padre; Tania, la amiga, consolaba a mi abuela, pero su mirada era de indiferencia, como si la situación no le importase en lo más mínimo.
Patrick se mantenía en silencio repartiendo la vista entre el espectáculo de mis abuelos y el ataud, se que desde siempre estuvo enamorado de mi madre, quizás nuestras vidas hubiesen sido distintas si el fuese mi padre, pero el destino no quiso ser tan generoso.
Beatriz se mantenía sentada junto a mí, tomando mi mano y tranquilizándome, Leo estaba de pie a mi lado, observándolo todo.
Yo no podía apartar los ojos del ataúd, no procesaba nada de lo que sucedía a mi alrededor, lo escuchaba todo, pero nada me afectaba, estaba demasiado destruida.
De repente todos hacen silencio, siento unos tacones acercarse a mí, alguien toma mi otra mano, separo la vista del ataúd para encontrar a mi tía frente a mí, Leo y Beatriz también la miran.
- No te derrumbes Ámbar, tu madre no lo hubiese permitido, estaré para lo que necesites, ya no estarás sola minina –
Sus palabras me confunden, ¿Quién era esta mujer?, el tiempo parecía haber regresado a la época donde ella era un pilar fundamental junto a mi madre. Asentí con la cabeza y ella se levantó para acercarse al cuerpo de mi madre, depositó un ramo de flores sobre ella acompañado con unas palabras.
- Lo lamento Juliana, no pude protegerte, pero prometo que no dejare a Ámbar sola, tienes mi palabra –
–Como te atreves a venir, ingrata, despues de tantos años sin saber de nosotros y ahora vienes con un ramo y unas palabras cursis, espero que la culpa termine matándome también –Maldijo mi abuela aun sujetando la mano de Tania.
Josefina miró a sus padres y con la misma se colocó sus espejuelos oscuros y se marchó sin pronunciar palabra.
Después de pasada una hora en el velatorio aparece mi padre ahogado en alcohol.
- ¡Así que aquí estás desagradecida! ¡Por tu culpa murió mi mujer! –dijo dirigiéndose a mí, ¿Qué más podía salir mal ese día?
- ¿Cómo dice? – preguntó Beatriz sorprendida.
- No estoy hablando contigo –
- Cuide sus palabras cuando se dirija mi hermana señor – salto Leonardo.
Mario miró a Leonardo de arriba abajo y se volvió a dirigir a mí.
- Así que este es con el que te has estado revolcando mientras tu madre estaba en coma y yo muriéndome de hambre, ¡eres una puta! ¡Tu madre murió de vergüenza de tener una hija tan malagradecida que ni siquiera se ocupa de sus padres! ¡Asesina! –
- ¡Suficiente! ¡Largo de aquí! – gritó Leonardo.
Yo no podía articular palabra, las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos mientras veía como Leo expulsaba a mi padre del funeral, la culpa se adueñó de mí alma y por un instante me creí todo lo que había dicho mi padre.
- Todo estará bien bonita –
- Tiene razón, no fui una buena hija, no lo soy – Dije llorando cada vez más.
- Claro que no lo eres, ni siquiera estabas allí cuando tu madre murió – recrimino mi abuela mirándome con desprecio.
- Cállese ¿Cómo puede decir eso? – dijo Beatriz insultada.
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Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )
RomanceÁmbar paso del cielo al infierno por culpa de los vicios de su padre. Atrapada en un mundo donde la oscuridad es tan grande que consume hasta la más pura de las almas, conoce lo que al principio le parece un fastidio, pero luego se convierte en su ú...