Extra 2

90 30 13
                                    

-Corre Beatriz, ya llegamos - digo sonriendo.

-Esperame - grita ella tras de mí.

Ambos llegamos a la playa, después de bajar por los acantilados. Observamos desde abajo nuestra casa de verano en lo alto y sonreímos al saludar a nuestra madre que se encuentra observándonos.

Comenzamos a jugar, reír bajo el sol, la brisa marina nos abraza y el mar se vuelve cómplice de nuestras travesuras.

De la nada todo se oscurece y las gotas de lluvia comienzan a molestar, interfiriendo con la diversión. Subimos a toda prisa para resguardarnos tras escuchar el llamado de nuestra madre, sin imaginar que lo que pasaría en ese momento marcaría para siempre nuestras vidas.

Gritos, golpes, cosas cayendo al suelo, fueron solo algunas de las señales que escuchamos antes de la tragedia. Corrimos dentro de casa tomados de la mano, asustados.

Llegamos a la sala de estar que era inmensa, sus ventanas de cristal tomaban del suelo al techo y daban salida justo a los acantilados. Vemos discutir a nuestros padres, no era algo nuevo para ellos, pero pareciera que esta vez la cosa era más grave.

Veo gritar y llorar a nuestra madre mientras mi padre la golpea diciendo.

-¡Eres una perra! Yo soy tu marido y debes respetarme miserable, tú no eres nada sin mi- Terminando la frase la empuja y esta cae al suelo golpeándose contra la mesa de centro, rompiendo el cristal y lastimandose el brazo seriamente.

-¡Deja a mi mamá! -Grita Beatriz corriendo hacia ellos.

Yo también lo hago y ambos luchamos por proteger a nuestra madre.

-Mocosos inútiles, ¡son unos mal agradecidos! - dijo el golpeando a Beatriz y empujándome fuertemente a un lado.

Nuestra madre se levanta del suelo y con un trozo de cristal que tenía en sus manos corta a nuestro padre en la cara, este se enfurece tanto que la agarra con fuerza y la empuja contra las ventanas, las cuales eran de un cristal extremadamente delicado. El cuerpo atraviesa el cristal quebrándolo y termina cayendo por los acantilados, culminando muerta al fondo de ellos.

Beatriz grita desesperada mientras las lágrimas empapan sus mejillas, la abrazo con fuerza, aún estoy en shock.

De un salto me despierto, el sudor baña mi cuerpo y mis ojos se encuentran con otros dulces y tranquilos que me aportan paz. Ámbar acuna mi rostro en sus manos mientras me pregunta que sucede, yo no contesto solo la abrazo fuertemente hasta que nos volvemos a quedar dormidos.

Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora