Capítulo 8

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Ya era la hora, escuchar la puerta hizo que mi estómago saltara y verlo frente a mi mientras examinaba mi vestuario aceleraba mi corazón.

- ¿Qué sucede? - pregunté algo nerviosa.

- Estás preciosa -

Me ruborice al escuchar sus palabras, estaba ridículamente nerviosa. Leo me ofreció su brazo y yo me colgué de este con una sonrisa para salir del internado, todos nos miraban, a él parecía no importarle así que yo intenté mantener la vista al frente.

Al llegar al parking Leonardo me abre la puerta del coche para que entre primero y luego sube él. Conduce hasta la ciudad y me lleva a un hermoso restaurante, ya lo conocía, era el más caro, solo había cenado aquí el día que conocí a Miguel, al entrar me sorprendí al ver que estaba vacío y solo una de las mesas decorada para dos.

- ¿Está cerrado? - pregunte confundida.

- Más bien reservado - dijo tomando mi mano.

Me quede sin palabras, él había reservado un restaurante de lujo solo para nosotros, he de admitir que era súper romántico. El mesero nos escoltó hasta la mesa y nos tomó la orden, Leo ordenó el plato estrella, era el más caro y se servía con el mejor vino. Mientras cenábamos surgió la conversación.

- ¿Puedo saber el porqué de todo esto? - dije mientras cortaba un trozo de mi filete.

- Ya te lo dije, para conocernos - respondió mientras tomaba un sorbo de vino y me miraba.

- ¿Por qué? hay miles de chicas en el internado, tienes a Alba tras de ti, ¿por qué yo? -

- Ya te dije, es divertido ver cómo te resistes -

Al escuchar esa respuesta puse los ojos en blanco, era solo por diversión y capricho, aunque realmente no me convencía del todo.

- ¿Cómo llegaste al internado? Es obvio que no siempre fuiste una muerta de hambre -

Lo mire con sorpresa por su elección de palabras, a veces se mostraba como un idiota sin corazón y eso me molestaba mucho.

- Es una larga historia - suspire tomando un sorbo de vino.

- Esta cena es para eso - recalcó.

- Mi padre era empresario, pero una de sus pasiones era las cartas de póker, poco a poco fue malgastando el dinero en la mesa de juego, hasta que su deuda se hizo insostenible y tuvimos que venderlo todo, la empresa, la casa, los autos, todo. Supongo que necesitaba dinero para seguir con su vicio así que me inscribió en el internado con la excusa de que era la manera para que terminara la preparatoria -

- ¿Amigas? ¿Novio? - siguió preguntando.

- Nunca tuve verdaderas amigas y mi novio me abandono cuando supo la causa de nuestra bancarrota, sin un centavo ya no le convenía nuestro compromiso -

Leonardo me miraba mientras disfrutaba de la cena, yo estaba bastante incómoda, remover el pasado no es algo que me guste del todo. Él se dio cuenta de mi incomodidad y respiro para beber de su copa.

- ¿Cuál es tu color favorito? -
Preguntó de repente y yo quede confundida.

- ¿En serio? -

- Si - dijo el con una sonrisa.

- Rojo - respondí sonriendo también.

Pasamos el resto de la cena hablando de cosas triviales bajo la luz de las velas y la suave melodía de piano, sentía que por un momento había vuelto a mi antigua vida, no podía estar más feliz.

- ¿Te ha gustado? -

- Sí, aunque no era necesario reservar todo esto, te debe haber costado una fortuna - dije mirándolo mientras salíamos del restaurante.

Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora