Capítulo 12

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Las palabras de Rosa me dejaron en choc, la observe bien y tenía marcas en las muñecas y en el cuello, ¿Qué demonios había hecho ese viejo con ella? Algo si estaba claro, está ya no era la misma chica que me ayudo las primeras semanas de encierro.

-¿Qué pasa mosquita muerta? ¿sorprendida? - preguntó con odio en cada palabra.

-¿Qué te ocurrió? - fue lo único que salió de mi boca al verla.

-No hagas como que te importa, me jodiste la vida, espero que estés feliz -

-No comprendo, ¿de qué hablas? -

-Me quitaste el lugar que tanto tiempo espere, te acercaste a mí para sacarme información y luego poco a poco te metiste en mi camino, me arruinaste la vida con un viejo baboso -exclamó escupiendo con asco cada una de las palabras.

Estaba claro, Humberto le había comido la cabeza, encima se notaba perfectamente el maltrato que había recibido todo este tiempo, lo cual me hacía sentir de cierta forma culpable, pero por otro lado no era mi elección.

-Eso no es mi culpa, yo... -

-Claro que es tu culpa y me las pagaras perra -

Exclamó interrumpiéndome y lanzándose contra mí para comenzar a golpearme, comenzamos a pelear y un círculo de chicas se formó a nuestro alrededor para darle ánimos a Rosa, sin embargo, la adrenalina me hizo fuerte y termine sobre ella golpeándola.

Llegaron Leonardo y Jorge en ese momento y nos separaron, Leo me tenía sujeta por la cintura mientras Jorge sujetaba a Rosa que aún quería seguir peleando.

- ¡Juro que acabare contigo perra! -dijo Rosa furiosa con la boca sangrando, el cabello alborotado y toda la ropa sucia.

-Quiero verlo maldita -dije con rabia hacia ella y aún caliente por la pelea.

-¡Basta ya! - intervino Leonardo, y mientras Jorge se llevaba a Rosa, él me arrastraba por los pasillos hasta su despacho.

Una vez dentro cierra la puerta con llave para que nadie nos interrumpa. Fue entonces cuando el calor de la pelea se disipo y dio paso al nervio y el ansia.

Leo me observaba en silencio, estábamos de pie uno frente al otro, bastante cerca, más de lo que hubiese querido.

-Veo que te has recuperado del todo -dijo cambiando su vista al ver que no traía puesto el collar.

-Si, Bea es muy buena en su trabajo -exprese mirándolo, intentando analizar sus gestos.

- ¿Cómo está tu madre? -preguntó mientras caminaba hacia su buro.

-¿Cómo sabes? -pregunte sorprendida, no creí que Beatriz le contaría ya que le había pedido que no lo hiciera.

-Necesitaba saber el porqué, así que cuando estabas con Beatriz las seguí y luego Bea me confirmó todo -respondió mirándome a los ojos.

Me quede en silencio mirándolo, sus ojos me estaban examinando, así como los míos a él, su intento de pedir perdón no había sido suficiente, no con lo que sucedió.

-¿Qué quieres Leonardo? -pregunte sin rodeos, estaba cansada de las confusiones.

-Quiero que vuelvas -dijo sin titubear lo cual me hizo pensar si estaba consciente de lo que había hecho conmigo.

-¿Piensas que te perdonare? Me hiciste daño, ¿piensas que lo aceptare? -

-Sé que no debí castigarte sin escucharte, estaba furioso, debí controlarme más antes de asumir que podrías aceptarlo -dijo acercándose a mi nuevamente, yo di un paso hacia atrás rechazándolo.

Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora