Llevo horas dándole vueltas la carta recibida, es de Rosa, quiere disculparse, pero a mí no me da buena espina. Fueron tantas las cosas que dijo, tantas las veces que intentó humillarme, incluso el daño que le quiso causar a Laura, que no puedo imaginar su arrepentimiento. Pero por otro lado pienso en ella y la vez que nos conocimos, cómo me hizo reír, cuanto me ayudó a entender este infierno en el que había entrado, eso me impulsa querer escuchar lo que tiene que decir, así que me levanto y voy camino al gimnasio.
Al llegar el lugar está vacío, entro pero no veo nada, de repente la puerta se cierra detrás de mí voy hacia ella e intento abrirla, pero es inútil, han cerrado con llave, siento que no estoy sola, me giro y ahí están, no es Rosa, es Humberto y a su lado Lucia.
- ¿Qué hacen ustedes aquí? - exprese sin entender lo que sucedía.
- Siempre supe que tenías un punto de ingenua, pero no pensé que llegara hasta tanto- Expreso el viejo sonriendo maliciosamente.
- No comprendo, ¿dónde está ella? - volví a preguntar desesperada.
- Está fuera, fue la que cerró la puerta con llave para que yo te tuviera aquí, solo para mí, ¿realmente creíste qué quería disculparse contigo? – pregunto él burlándose.
Fui una tonta, sus palabras me molestaban porque sabía que eran la realidad, ella jamás querría disculparse me sepultó el día en que Leo se decidió por mí. Miro al viejo fijamente lo veo sonreír y su cara me da asco, se lo que quiere y temo por mí, Leo no está aquí para ayudarme, esta vez estoy sola.
Veo a Humberto acercarse, inútilmente vuelvo a forcejear la puerta en un deseo porque se abra y pueda escapar, pero no sucede, él me alcanza y me acorrala contra la pared, siento su asquerosa respiración en mi cara y la impotencia por mí estupidez recorre mi cuerpo.
- He soñado muchas veces con esta situación, en qué te tenía así, junto a mí- susurro él contra mí mejilla.
- Usted es un enfermo – exclame con la rabia brotando de mis ojos.
- Tal vez, pero una vez te dije que serías mía y creo que ha llegado la hora de que lo cumpla- dijo acariciando mi mejilla.
- En sus sueños asqueroso - dije y le propicié un rodillazo en la entrepierna.
Humberto se estremeció de dolor y yo corrí, no sabía dónde ir, todo estaba cerrado, él me persiguió medio cojo y Lucia me hizo caer al tomarme de un pie, me golpeó la cara y luego me aprisiono contra el suelo, su cuerpo estaba sobre el mío y yo forcejeaba.
- No eres tan fuerte ahora, o si Ámbar - dijo ella sacando una navaja de su bolsillo.
Me quede quieta cuando la puso en mi cuello, esta mujer estaba realmente mal de la cabeza. Ella miro mi cuello y descubrio el collar.
- ¿Qué demonios es esto? -
- El símbolo de que tú y yo no somos iguales - escupí las palabras con orgullo y ella me abofeteo.
-¡Voy a acabar contigo perra! - gritó sobre mi, pero antes de hacerme nada Humberto la tomo de los cabellos y la levanto.
- ¿Qué ibas hacer? Te dije que no puedes tocarla hasta que termine con ella -
Sin dejarla expresar ni una letra la golpeo y la empujo provocando su caida y un fuerte golpe en su cabeza con el suelo. Vi sus ojos abrirse, Humberto comenzo a golpearla y a cortarla con la navaja que ella había intentando usar contra mi unos segundos antes. Mientras me encontraba en el suelo, aturdida, la vi morir en manos de ese viejo.
Intente arrastrarme para huir, pero él me alcanzó y se colocó sobre mi aprisionandome nuevamente. Sus manos con la sangre de Lucia mancharon mi blusa y su aliento me revolvió el estómago mientras lo escuchaba.
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Dulce esclavitud ( ☑TERMINADO )
RomanceÁmbar paso del cielo al infierno por culpa de los vicios de su padre. Atrapada en un mundo donde la oscuridad es tan grande que consume hasta la más pura de las almas, conoce lo que al principio le parece un fastidio, pero luego se convierte en su ú...