LIBRO 2
🔴Versión reescrita del Fanfics original con Draco Malfoy🔴
Hillary era muy pequeña cuando perdió a sus padres y la separaron de su mellizo, el famoso Harry Potter. Todos la dieron por muerta tras la desaparición del Señor Tenebroso; sin emb...
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Aurora no pudo dormir a partir de las 5 am. Se pasó toda la madrugada dando vueltas sola en la cama. Deseaba tener a Sirius a su lado para poder abrazarlo, estando en su zona de confort. Pero las normas eran la normas, y su última noche siendo Potter y no Black tenía que dormirla sola.
Por suerte, llegaron las 8 antes de lo que suponía. Se levantó de un salto y se vistió (solo para mantenerse ocupada).
—Buenos días —canturreó Marlene, trayéndole el desayuno—. Tengo una sorpresa para ti.
—Una sorpresa —repitió Aurora, sin esperarse nada demasiado grande.
—Hola.
Aquella voz dejó a Aurora congelada. Se giró y vio dos caras conocidas: Narcissa y Andrómeda, anteriormente, Black. Se las quedó mirando pasmada y luego corrió a abrazarlas. No veía a Narcissa desde hacía casi 5 años, y a Andrómeda... desde hacía más de 20 años por lo menos.
—Date prisa, queda un gran día por delante —animó Andrómeda.
Aurora desayunó poniéndose al día con las hermanas Black. Luego se dio un relajado baño y dejó que sus amigas exfoliaran e hidrataran su rostro con cremas y mascarillas.
Aurora no recordaba nada igual desde sus fiestas de pijamas en Hogwarts. Y se le escapó un sollozo al anhelar que Lily estuviera ahí.
•••
Lucius Malfoy había afirmado que no tenía intención de ir a la boda de Aurora y Sirius. Sin embargo, Narcissa sería de las primeras en llegar. Y cuando le propuso a Draco si quería acompañarla, a él ni se le ocurrió negarse.
Habían llegado muy temprano. Narcissa se había ido directamente con Aurora, así que Draco decidió ir directamente a la habitación de los Riddle, quienes llevaban allí un par de días. Ambos estaban recién despertando.
—¡Pero bueno, Drac! —saludó Mattheo con una sonrisa ladina—. No pensé que fueras a venir.
—Te ves muy elegante —lo felicitó Tom, bostezando.
—Gracias. Bueno, tampoco pensaba venir, pero mi madre me lo propuso y...
—Y no podías negarte a una oportunidad de acercarte a Hillary —resolvió Tom—. Draco, sé que la quieres.
—Muchísimo —asintió.
—Pero es un...
—Un acto egoísta y cobarde —gruñó frustrado—. Yo soy un egoísta.
—Puede —admitió Mattheo—. Pero no por eso tienes malas intenciones.
