29. Quidditch ¿amistoso?

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Harry y el equipo de Quidditch de Gryffindor se dirigían al campo de  Quidditch

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Harry y el equipo de Quidditch de Gryffindor se dirigían al campo de  Quidditch. Habían quedado con Marcus Flint y los jugadores de Slytherin ya que practicarían con un partido amistoso. Viendo que Slytherin aún planificaban sus jugadas y calentaban, Harry subió a las gradas con sus amigos.

—Harry, ven —dijo Hermione, agarrándolo del brazo—. ¿Charlotte conoce a Malfoy?

—¿Qué?

Harry miró a donde Hermione señalaba. Draco iba con el uniforme del equipo y estaba rodeado por Hillary y otros estudiantes que nunca había visto antes.

El chico rubio estaba apoyado en la baranda que bordeaba el recinto y pasaba un brazo por los hombros de Hillary y una chica pelinegra. Otros dos muchachos castaños estaba al frente, sentados en los asientos de la primera fila.

En cuando Harry vio al chico de cabellos negro y ojos acuosos, supo de quien se trataba: un hijo de Tom Riddle. Ginny también debió notarlo, porque se puso tensa en su sitio.

—¿Son ellos? —preguntó Fred.

—Sí—afirmó Ginny.

—No se ven como unos asesinos seriales —dijo Hermione—. Tal vez podríamos hablar con Charlotte.

Harry evitó mirar a nadie a los ojos.

—Mejor cuando se vaya Draco.

Como si el universo lo hubiera escuchado, Draco fue a calentar con su equipo unos pocos segundos más tardes. Harry respiró profundamente y se acercó a la cuadrilla de las gradas. Tom y Mattheo lo miraron casi más nerviosos que él, mientras que Sereia solo analizaba la situación.

—Tenemos que hablar —Harry solo miraba a su hermana a los ojos.

—Oh, ¿ahora quieres hablar? —preguntó ella, con una actitud fía y dura—. Lo siento, estoy con mis hermanos. Te presento a Tom, Mattheo y Sereia. Ellos saben escuchar.

—Por favor, Charlotte, yo...

—Harry, ellos tres saben mucho más que tú. Llámame Hillary.

—Hillary, Charlotte. Lo que sea. Pero, te lo ruego, no quiero estar enfadado contigo. ¿Quieres que me disculpe? Vale, perdona.

—Harry, estar aquí nos supone a los cuatro un gran, gran peligro. Los Mortífagos nos la tienen jurada, y si los Cazadores nos encuentran, se nos acabó el juego. Eres una de las razones por las que hemos venido. Y me has hecho arrepentirme.

—De verdad que lo siento. Tienes razón, he sido un egoísta. Te pido perdón a ti y a... a Tom y a Mattheo.

Los cuatro principiantes a Cazadores se miraron entre ellos. Hillary suspiró y se acercó a su hermano.

—Bien. Estamos en paz.

Harry sonrió y abrazó a su hermana. Lo había pasado bastante mal esos días separados.

Hillary Potter: la Elegida de Andraste (reescrito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora