𝟑

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☆。*。☆。

Los días pasaban, y cada vez había más rumores extraños sobre los planes de los enemigos. Mientras tanto, Katherine y Steve dedicaban las tardes a entrenarse. Intentaban mantenerlo en secreto, para que no afectará a ninguno de los dos.

Katherine pudo comprobar las mejoras de Steve durante el entrenamiento con el resto del ejército. Lo único que no había cambiado era su espíritu, que a veces resultaba demasiado motivador o demasiado molesto para Katherine.

Una tarde, durante sus sesiones de entrenamiento, Steve se acercó a ella, parecía nervioso. Ella le miró, enarcando una ceja.

-¿Está todo bien?

-¿Puedo preguntarte algo? .- dijo él, nervioso.

-Claro, cualquier cosa -respondió ella, encogiéndose de hombros.

-¿Cuál es la razón por la que estás aquí? ¿La verdadera razón?

-¿Qué? -respondió ella, desconcertada-, ¿De qué hablas?

Maldita sea, pensó, ese era el momento que había estado intentando evitar.

-Es que hay algunos... rumores...

-¿Rumores? ¿De verdad vas a dejarte guiar por rumores? .- dijo arqueando una ceja.

-Es que...

-Bueno, dime, ¿qué dicen los rumores?

Claro que había rumores, había estado oyendo rumores todo el tiempo sobre cualquier cosa, especialmente sobre sí misma.

-¿De verdad quieres... -comenzó Steve, vacilante.

-Adelante -respondió ella, apoyándose en una de las paredes.

Escuchó cómo Steve enuncia los rumores que había oído, algunos de los soldados, otros de las enfermeras, algunos de dudosa procedencia. Y en ellos había cosas como "espía" "científico" "infiltrado nazi" e incluso "bruja".

Cuando Steve terminó, soltó una pequeña carcajada.

-¿De verdad crees en todo esto? -preguntó con una mirada divertida.

-¿Qué? No... un poco... Sólo tengo curiosidad.

Volvió a reír y luego respiró hondo.

Tenía que decírselo, tarde o temprano se enteraría, además, tenía que confiar en Steve y estaba segura de que él también confiaba en ella,

-Es un poco complicado. -dijo mirándose las manos. -¿Quieres saber la verdadera razón por la que estoy aquí? .- preguntó, en un tono bastante serio.

Steve asintió, nervioso.

-De acuerdo -dijo y caminó hacia el centro del lugar-, sólo prométeme una cosa.

-Seguro -respondió él.

Ella le miró a los ojos. Era curioso, porque ella era un par de centímetros más alta que él.

-Solo no tengas miedo.

Dicho esto, Katherine extendió las manos a los lados con las palmas hacia abajo. En ese momento, el lugar comenzó a temblar. Las cosas que utilizaban para practicar empezaron a caerse de sus sitios. Las ventanas vibraban y una nube de polvo caía del techo.

Steve lo miró, confuso y un poco asustado.

Un momento después, todo se detuvo y volvió a la normalidad.

Hubo un momento de silencio.

Kath miró a Steve, esperando una respuesta. Había una mezcla de curiosidad y pánico en sus ojos.

The Great War (Bucky Barnes X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora