The Great War (Bucky Barnes X OC)

𝟓𝟎

☆。*。☆。

Después de su conversación en el porche, las cosas cambiaron un poco entre Kath y Buck.

Él la miraba de otra manera.

Ella había temido que él la mirara con lástima, pero no lo hizo, era algo diferente, pero ella no podía decir qué era exactamente.

Bucky había estado pensando mucho en lo que Kath le había dicho, y aún no podía creerlo. Le dolía el hecho de que Kath hubiera estado embarazada de su hijo y el hecho de que lo hubiera perdido, pero lo que más le dolía era el hecho de que ella hubiera pasado por todo eso sola.

Él debería haber estado ahí.

Ahora ella lucía diferente.

Siempre la había considerado una de las personas más fuertes del mundo, y después de conocer el infierno por el que había pasado, sabía que lo era.

Después de su conversación en el porche, las cosas eran diferentes ahora.

Habían estado hablando más y, aunque él no quisiera admitirlo, se sentía bien tener a alguien con quien hablar. Llevaba muchos años solo. Y tener a Kath cerca casi le hacía sentirse como quien solía ser, aunque sabía que no lo era.

Ninguno de los dos lo era.

Kath le había hablado un poco de la vida que había hecho después de volver, y él se sintió celoso. Ella había recuperado su vida, había encontrado un trabajo, grandes amigos, tenía un lugar al que llamar hogar.

-Parece una buena vida -le dijo una vez, sentado en el porche por la noche, que se había convertido en una rutina para ellos.

-Lo es -dijo ella, encogiéndose de hombros-. Pero a veces es agotador. A veces me gustaría tener una vida más tranquila.

-¿No te gusta? -preguntó él.

-Sí, pero creo que me estoy haciendo demasiado vieja para eso de "salvar el mundo todos los fines de semana" -respondió ella-. Pero tampoco es que tenga algo que hacer con mi vida.

-¿Cómo es eso?.- él tenía curiosidad por saber lo que ella estaba pensando, por la mirada triste y preocupada de ella.

-Toda mi vida he estado peleando -comenzó ella-. Esa fue la razón por la que nací, para pelear, para ser un arma. Primero fue la guerra, y pensé que una vez terminada sería el fin de la lucha, pero no fue así.

Y cuando volví pensé que podría tener una vida menos problemática, siendo sólo un agente, pero entonces los malditos alienígenas decidieron atacar Nueva York y, bueno, desde entonces todo ha sido una lucha tras otra.

Dejó escapar un suspiro.

-¿Has pensado alguna vez en dejar esta vida? -preguntó él, mirándola-. Dejar este trabajo y, no sé, tal vez empezar de nuevo. ¿O tener una familia o ese tipo de cosas?

-Lo he hecho -admitió ella-. Pero empiezo a pensar que esa vida nunca será para mí.

-Vamos. -dijo tocándole el hombro con el suyo. -No digas eso.

-No sé hacer otra cosa que ser soldado. Y para ser sincera, no ha habido nada ni nadie que me haya hecho querer dejar esta vida, así que.- ella se encogió de hombros.

-¿De verdad? .- dijo él, alzando las cejas.-¿En los últimos setenta años no había habido nadie?

-¿Me estás preguntando por mi vida amorosa? .- dijo ella, alzando una ceja con una sonrisa juguetona.