𝟔𝟑

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☆。*。☆。

Skull las condujo a la cima de la montaña y al borde de la misma. Kath miró al fondo del acantilado, el aire le agitaba el pelo sobre la cara.

-Lo que buscan está frente a ustedes -dijo Skull-, al igual que lo que temen.

Nat se unió a Kath al borde del acantilado y miró hacia abajo, no veía nada más que el suelo y las faldas de la montaña.

-La piedra está ahí abajo.- Dijo Nat.

-Para una de ustedes -contestó Skull-. Para la otra... para tomar la piedra debes perder aquello que amas. Un intercambio eterno, un alma por otra.

Kath y Nat se miraron.

Un alma por un alma.

-Quizá se lo esté inventando -dijo Nat, pateando una roca con la punta de su botín-.

-No, en realidad no creo que lo esté haciendo.

-¿Cómo puedes saberlo? preguntó Nat.

-Nebula dijo que Thanos llegó aquí con su hija, y se fue con la piedra pero no con ella.

Nat se pasó una mano por la cara exasperada.

-Tiene que haber otra manera.

-No hay otra manera -contestó Kath.

Permanecieron un momento en silencio, sólo se oía el sonido del viento.

-Si no conseguimos esa piedra, miles de millones de personas seguirán muertas.- Kath rompió el silencio.-No podemos perder esta oportunidad.

Nat la miró, Kath tenía la mirada perdida.

Ella tenía razón, no podían dejar pasar esa oportunidad, tal y como habían dicho, costara lo que costara.

-Entonces supongo que las dos sabemos quién tiene que ser -dijo Nat, la voz le temblaba un poco.

-Supongo que sí -contestó Kath.

El corazón de Nat comenzó a latir con más fuerza, un nudo se estaba formando en su estómago. La mirada de Kath la estaba preocupando.

-¿Por qué tengo la sensación de que estamos pensando en personas diferentes? preguntó Nat mientras se acercaba a Kath. Kath levantó la cabeza y miró a su amiga, sus ojos estaban vidriosos con lágrimas a punto de brotar. Fue entonces cuando Nat se dio cuenta de lo que su amiga estaba pensando.

-No, de ninguna manera, Katherine -dijo Nat, negando con la cabeza.

-Nat...

-No, no, esto es una locura...

-Por favor, déjame...

-No, Kath, no puedes hacer esto, yo...

-Natasha.- Kath alzó la voz y Nat dejó de hablar.- Por favor, escúchame, ¿quieres?.- Nat volvió a sacudir la cabeza.- Por favor.

Nat miró fijamente a Kath, cuando su amiga no protestó, Kath comenzó a hablar.

-He luchado durante tanto tiempo, he perdido tanto, y estoy cansada, estoy realmente cansada.- Kath miró a Nat directamente a los ojos.- No quiero luchar más, no puedo seguir luchando.

Nat miró a Kath, sin poder articular palabra, demasiado temerosa de que su voz se quebrara. Pero respiró hondo y tragó saliva, intentando eliminar el nudo que tenía en la garganta.

-No puedes hacer esto, Kath -empezó Nat-. Tú tienes muchas cosas, gente que te quiere y te necesita. Yo no tengo nada, a nadie, soy la jugada lógica.

-Nat, ¿cómo puedes decir eso?.- Kath cogió la mano de su amiga.- Tú tienes gente que te quiere, que se preocupa por ti y que te necesita.

-Tú también, Kath.- Repitió Nat.- ¿Qué hay de Steve? ¿Y Sam y Sharon?

-Ellos ya no me necesitan.-Dijo Kath, se notaba la tristeza y el dolor en su voz.

-¿Y Bucky? ¿Que hay de él?.- dijo Nat, con la voz entrecortada.

Kath la miró, las lágrimas habían empezado a correr por sus mejillas.

-Te tiene a ti -respondió con una sonrisa, incluso a través de las lágrimas-. Él te ama tanto, y sé que tú también lo amas, y sé que nunca lo dejarás solo.

La cara de Nat también estaba cubierta de lágrimas.

-¿Y qué hay de mí? -su voz salió en un susurro.

-Tú eres mucho más fuerte y valiente de lo que yo nunca fui -Kath apretó la mano de Nat.-Nunca me has necesitado, Nat. Y sé, con seguridad, que estarás bien, porque eres así de fuerte, y estás rodeada de gente que te quiere y siempre estará ahí para ti.

-Puede que nunca te haya necesitado -contestó Nat-. Pero siempre quise que estuvieras ahí. Eres como una hermana para mí, Kath. No puedo dejar que hagas esto...

-Por favor, Nat.-Suplicó Kath, con el rostro cubierto de lágrimas.-Déjame hacer esto último por ellos, por él. Déjame hacer las cosas bien. Se lo debo.

Nat miró a Kath a los ojos, sabía que no había forma de convencerla de que no lo hiciera, intentaba encontrar la manera pero no podía pensar. Le aterraba la idea de perder a su mejor amiga, no podía dejar que lo hiciera.

-Maldita sea, Kath, eres terca como una mula -dijo Nat, secándose las lágrimas de la cara.

-Es la única manera, las dos lo sabemos -Kath se encogió de hombros.

Nat echó los brazos al cuello de Kath y la estrechó en un abrazo, Kath le devolvió el abrazo, las lágrimas aparecieron de nuevo.

-¿Puedes prometerme algo? preguntó Kath.

-Cualquier cosa.

-Dile a Bucky que lo amé. Lo amaba tanto y no quería dejarlo, pero era la única manera.- La voz de Kath se quebraba, Nat la abrazó más fuerte.

-Lo haré.- Nat asintió.- Pero creo que se lo tomará mejor viniendo de ti.

Kath no tuvo tiempo de procesar lo que acababa de decir cuando sintió como la electricidad recorría su cuerpo y sus rodillas chasqueaban contra el suelo de piedra.

Nat empezó a correr hacia el acantilado, Kath se levantó, no sería capaz de detener a Nat si corría así que puso una mano en el suelo y soltó un onda con todas sus fuerzas. El suelo tembló bajo sus pies y Nat cayó de rodillas.

Kath la alcanzó mientras estaba poniéndose de pie, con otra onda, Kath golpeó sus pies y Nat cayó de nuevo, Otra onda salió de la mano de Kath, manteniendo a Nat contra el suelo, incapaz de levantarse.

-Por favor, Kath, no puedo dejar que hagas esto -dijo Nat, intentando luchar contra los poderes de Kath sin éxito.

-Y yo no puedo dejar que me detengas, Nat.- Respondió Kath.- Es mi decisión. Toma la gema, trae a todos de vuelta.- sin soltar a Nat, Kath comenzó a caminar hacia el acantilado.- Y por favor, cuida de Bucky.

Kath se dio la vuelta y empezó a correr hacia el acantilado. Podía oír a Nat gritándole, pero no se volvió, porque sabía que si lo hacía, no podría hacer lo que fuera necesario.

Vio el acantilado cada vez más cerca mientras corría, podía sentir su corazón latir fuerte, estaba asustada, aterrorizada, pero sabiendo que con su sacrificio podría traer de vuelta a miles de personas, que podría traer de vuelta a sus amigos hizo que el peso fuera un poco más ligero.

Podía ver a Steve y Sharon juntos de nuevo, sonriéndose el uno al otro, podía ver a Sam reunido con su hermana y sus sobrinos, podía ver a Wanda de vuelta en el recinto hablando de una nueva comedia romántica que acababa de descubrir en Internet.

Podía ver a Bucky, en su casita de Wakanda, viviendo una vida tranquila, siendo feliz de nuevo, teniendo la vida que se merecía. Podía verlos a él y a Nat sonriéndose el uno al otro. Kath sabía que Nat cuidaría de él y que Bucky cuidaría de ella, porque así eran ellos, así era él.

Llegó al lado del acantilado, se giró para darle a Nat una última mirada, vio a su amiga corriendo hacia ella, gritando su nombre. Los ojos de Kath se encontraron con los de Nat, Kath articuló una última frase: «Lo siento». Y saltó. 

The Great War (Bucky Barnes X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora