"Y el azul de sus ojos me había absorbido por completo, no tenía escapatoria, no tenía a donde ir, me había absorbido completamente"
No tenía a donde ir realmente, no me sentía con ánimos de regresar a Múnich, temía a las preguntas, temía a todo lo que había a mí alrededor, ya no sabía quién era yo, mis manos temblaban al pensar que deseaba matar a alguien. Pero aun así mi razón no se había perdido y desistí a ello.
Johan era la llave ante todo, gracias a él sabia mi pasado, y gracias a él confirme algo dentro de mí, lo siniestro del ser humano que habita en cada uno, yo ya no podía ser una persona normal, aunque no había matado a nadie, aunque perdone y decidí retirarme, mostrándome fuerte ante los demás había algo que nadie podía mirar, algo que no podía ser leído hasta ahora, mi mente.
Tras saber la verdad había imaginado muchas formas de torturar aquella mujer, así como aquel señor del cual solo tenía su apellido, recordando que nunca estuvieron a mi lado, que uno había renegado de mí y el otro había ignorado mi existencia como humano.
Quería destruirlos , hacerles sufrir,, hacerles daño, teniendo aquellos pensamientos negativos que nadie mostraría, pensando la mejor manera de torturarles, cortando sus extremidades, viendo su llanto y suplicando perdón cuando poco les había importado mi existencia. Pero Johan me había abierto los ojos, siendo un gran soporte para mí, mostrando aquel reflejo de mi alma en el azul de su mirada.
Johan me había abierto los ojos a la realidad, dándome aquellas oportunidades dudando de mi humanidad, siendo que realmente yo, yo lo había deseado pero al pensar que fuera realidad tenía miedo, sentía angustia el pensar en que podía hacer daño a alguien.
Aquella batalla que todos los seres humanos teníamos internamente algún día, Johan me la había mostrado, la única manera de saber si era capaz es teniendo la oportunidad y con ello realizaría lo que deseaba o simplemente quedaba perdonar, haciendo que este último seria primordial en mi personalidad y decidirme por una de las dos partes sin caer en la perdición del deseo de cada bestia.
Johan y yo había abordado un tren, él había comprado ambos boletos, deduje que era para Múnich, no sabía exactamente, tras la tranquilidad del lugar solo me dedique a observar todo de él, a agradecerle mentalmente, ya que la vergüenza ante mis acciones y pensamientos me habían hecho una persona inestable ,él me había visto como una mujer débil.
- Ya no queda nada más que hacer – dije en un lánguido suspiro lleno de cansancio - ¿Johan? - el permanecía callado durante el trayecto - ¿Si regresamos? – le mire a los ojos.
- Yo ya no puedo regresar, ya no hay vuelta atrás – menciono con tal seriedad que quería indagar más.
- ¿Entonces? – le observe detenidamente el solo se dedicaba a mirar la ventana.
- Si deseas regresar a Múnich puedes bajar en cuanto el tren pase por ese lugar - volteo a mirarme directamente a los ojos – al menos - le interrumpí al ver aquella voz titubeante.
- Gracias - le sonreí amablemente.
- ¿Por qué? – me miro lleno de sorpresa.
- Gracias a ti pude ser fuerte, quizás ante todo esto me hubiera manchado realmente las manos si seguía guardando el rencor, pero al darme una oportunidad para ello, la pelea interna tuvo que tener una decisión y por ello estoy libre del pasado - comencé a reír nerviosa - creo que hablo de más y debo medirme, digo cosas sin sentido - agache la mirada avergonzada y sonrojada.
- Creo que lo mejor es que bajes en Múnich - volteo de nuevo a ver el paisaje a través de la ventana.
- Lo siento pero creo que será imposible - mi corazón latía fuertemente ante todo esto – te debo una y ahora me toca ser tu pilar cuando lo necesites - callé antes de decir cosas innecesarias.
- Lo siento Berit, me alegra que realmente pienses en eso - regreso su mirada hacia mí con una cálida sonrisa, una sonrisa que no había mirado nunca – pero hay cosas imposibles, y una de ellas sería ayudarme - regreso a mirar el paisaje.
- Pero yo lo quiero intentar – alce un poco la voz - deseo ayudarle como usted me ayudo a mí, quizás tenga razón y no soy lo suficientemente fuerte, pero por lo menos sería un hombro en el cual llorar – le mire decidida – quizás solo se llorar, pero puedo llorar a su lado acompañarlo en su soledad y hacerle más amena, no es justo que usted asuma todo solo - sus ojos azules se abrieron llenos de sorpresa visualizando pequeñas gotas cristalinas a punto de salir al verme.
- Usted - volteo de nuevo a la ventana recargando su rostro en el brazo – no sabe nada - termino diciendo.
- Por ello quiero, quiero saberlo todo de usted como usted sabe todo de mi – mis ojos se cristalizaban - yo también quiero serle útil, quiero – no podía decirlo, me sentía triste, me sentía incompetente – es mi decisión al fin y al cabo, si yo quiero me quedare - las palabras no podían salir como yo quería.
- Reitero Berit, usted se bajara en Múnich – en un largo suspiro lleno de nostalgia dejo salir esas palabras sin voltearme a ver.
- Yo tengo la decisión ¿no es así? Además si mi boleto dice Múnich el oficial vendrá a bajarme y por ende lo haré, pero si no es así me quedare a su lado - sonreí con algunas lágrimas en el rostro.
Pronto llegaríamos a Múnich, no había visto el destino de mi boleto debido a que aquel tren viajaba por todo Alemania y temía que dijera que mi lugar de salida fuera Múnich, que Johan me dejara en aquel lugar sola y de acuerdo a sus palabras ya no lo volvería a ver, mi corazón se destrozara poco a poco, porque algo dentro de mi había crecido, me había dejado absorber poco a poco por aquellos ajos azules desde la primera vez que lo vi.
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El amor de un monstruo
FanfictionHabía conocido a un ángel siniestro e imponente, pero con el paso del tiempo me di cuenta de algo, que el pasado siempre regresa y aquello es lo que nos forma día a día, conociendo a un ser tan inmaculado como siniestro, me había enamorado de...