El monstruo se muestra

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"Ya no tiene pudor, ya no se esconde tras la piel, vive latente, cada noche, cada día, el monstruo llora internamente"

Tras aquello regresamos a nuestra habitación, no sabía que decir, no tenía idea de cómo romper la tensión, ambos en el silencio, el sumido en sus pensamientos y yo solo buscaba descifrarlos.

Tras aquella plática no dejaba de plantearme mil ideas en la cabeza, ¿a qué se refería con el orfanato? Quizás todo era ligado a ello quizás había algo siniestro detrás de todo esto y Johan no era el único, el único que lo había sufrido, quería saber pero no podía indagar,  abrir las heridas y lastimarlo aún más de lo que ya estaba.

Al llegar nos acostamos cada uno en su cama, yo no podía dejar de pensar en sus palabras, sobre todo aquellas " La muerte es igual para todos" comencé a temer, mirando el techo mientras él seguía sin hablar, tapado bajo esas cobijas sin mirarme, él estaba sufriendo y por ello unas lágrimas salieron de mi rostro, temía lo peor, temía que su gran deseo fuera la muerte, tras darme aquella arma me lo había confirmado el buscaba el suicidio perfecto, desaparecer por completo y solo dos personas le recordaríamos, el doctor Tenma y yo, si no me llegaba a asesinar él.

Sollozos se escuchaban de sus labios, quizás algunos recuerdos del pasado, recuerdos que le dolían en lo más profundo de su ser y lo habían marcado de por vida. Me levante silenciosamente, me acerque y comencé acarear su cabello, dedicándome a mirarlo mientras dormida, incida en el suelo seguía mirándolo en la oscuridad.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero al despertar estaba en mi cama acobijada. Me levante repentinamente, vi el reloj y eran las 10 am, mire a Johan detenidamente, me era extraño puesto traía uno de los vestidos que compramos como si no fuera nada del otro mundo.

- Por fin despierta Berit - se puso aquella peluca rubia que había visto anteriormente - ¿Me podría ayudar a maquillarme? - me miro atentamente sin una pizca de broma en sus palabras.

Lo mire minuciosamente, sus piernas depiladas, y aquel vestido ajustado no podía creer que realmente enfrente de mi había un hombre, inclusive usando el relleno en el busto, era una mujer perfectamente hermosa, ante ello recordé a una persona, aquella con la que había chocado y al verla parecía ser Johan pero ante ello era una mujer amable, quizás ahora tenía sentido y posible era el con quien había chocado.

- Johan - le mire a los ojos - ¿Acaso no tienes una hermana gemela? - pregunte al pensar en aquella segunda opción.

- Si, se llama Anna - menciono el como si no llegara a importar.

- Entonces ella te estaba buscando a ti pero si mal recuerdo ese no era su nombre - ladee la cabeza.

- Ahora se hace llamar Nina Fortner - su mirada parecía perdida.

- Ella es muy importante para ti ¿verdad? - le mire con seguridad.

- Yo viví para ella, la quería más que a nadie en este mundo - se sentó en su cama - ella era todo lo que yo quería ser - me puse frente a él con un poco de rimen - ella era lo único que tenía - comencé a maquillarle ante sus palabras - es la única persona que he amado - aquellas palabras fueron una puñalada para mi corazón.

No comprendía exactamente a que se refería con amarla, amarla como hermana o algo más , aquella palabra era tan ambigua y difícil de interpretar que hacía que mi corazón sintiera estrujarse y doliera cada vez más, mostrando unos ojos tristes mientras el cerraba sus ojos para maquillarle.

- Después de todo es mi otra mitad - prosiguió al terminar uno de sus ojos - ella es yo, y yo soy ella - comenzaba a terminar el otro - es mi hermana - comencé a pintar sus labios.

- Listo - dije con una sonrisa enternecida - te pareces realmente a ella - miraba aquel maquillaje ligero dejando ver a una hermosa mujer en el cuerpo de un hombre.

Después de ello salimos de la habitación, caminamos entre los suburbios y frente a un lugar que parecía un establecimiento tras tener un cartel con tres ranas, nos paramos en ese lugar, Johan sabia fingir muy bien la voz, tan parecida a su hermana, una persona de la que llegaba a sentir envidia al pensar que de alguna manera u otra estaba en el corazón de Johan.

El amor de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora